El temor es porque se perfila como el presidente que la daría el tiro de gracia al patrimonio público. Razones tenemos para creerlo, pero debemos aclarar que no tenemos simpatías por ningunas de las opciones que se presentaran al certamen electoral. Ello es así por no se está ofertando ninguna opción que cuestione el capitalismo salvaje en que vivimos, el capital financiero hegemónico y el modelo neoliberal, bajo el cual se orienta toda la actividad económica del país, lo que provoca el ambiente que estamos viviendo de una sociedad inestable, lo que Zygmunt Bauman ha llamado modernidad líquida. Sin embargo, la mayor apuesta a la inestabilidad estaría garantizada con Luis Abinader Corona, hombre de Estado que está dispuesto a la enajenación total del patrimonio público.
Él puso en evidencia esto cuando creó una la entidad gubernamental para las llamadas Alianzas Público-Privadas. Al final de cuenta de lo que se trata es de favorecer a las empresas privadas con las supuestas alianzas de estas con el sector público para debilitar este y favorecer los intereses de las empresas de particulares, lo que va en detrimento del Estado que al despojarlo de su patrimonio es muy posible les sigan reduciendo las funciones al quedarse sin recursos. Eso es algo que los grandes empresarios celebrarían en noches de veladas porque que estarían más liberados de las regulaciones, lo que les permitirían hacer lo que ellos quieran. Este gobierno es neoliberal en grado extremo y en lo único que está interesado es en que desaparezcan todas las áreas públicas, lo cual interesa al gran capital que se haga.
Por otra parte, ningún gobierno en la República Dominicana había puedo en evidencia el desprecio por la preservación y protección del medio ambiente como el de Abinader, es un gobierno depredador a gran escala de los recursos naturales, como si estos fueran inagotables. De ahí, sin que sin lugar a dudas, podemos esperar que con un segundo mandato de Luis Abinader Corona al frente del gobierno podemos esperar un desastre ambiental que se podría caracterizar como una entropía en la naturaleza. Si realmente el gobierno del PRM estuviera interesado en resolver los desastres ambientales comenzara a limitar la importación de vehículos de motor, exceptuando de esas limitaciones los que no usan combustibles fósiles, pero además reorientara la política económica y no se construyera tanto para no degradar y depredar los ecosistemas.
El actual gobierno propicia la inversión masiva de capital privado en hoteles y viviendas, y en supuestas alianzas públicas-privadas calles y carreteras, facilitando tales inversiones, ya que el mismo lo ha dicho que es un gobierno de la empresa, sin importarles las consecuencias ambientales ni el impacto en el aparato productivo. Sobre esto, hay que decir que, cuando el presidente habla de un gobierno de la empresa, para decirlo correctamente debería decir de la gran empresa privada hegemonizada por el capital financiero, hegemonía orientada al crecimiento del sector servicio y la voraz explotación de los recursos de la minería depredadora. Inversiones van e inversiones vienen, inversiones de capitales privados, extranjeros o locales. ¿Cuál será el impacto ambiental con las inversiones hoteleras en los alrededores de Bahía de las Águilas? No lo podemos decir, pero de seguro que el ecosistema de allí va sufrir graves consecuencias, al igual que puede pasar con la explotación de la minería residual en Pedernales.
Pese al manejo mediático de que se vale quien dirige al país, al parecer muy asesorado, parece que el problema de las relaciones dominico-haitianas sigue siendo muy tenso entre las dos naciones. Por otra parte, nadie se había atrevido a llegar tan lejos con el patrimonio del Estado, como lo está haciendo, pero a todas las privatizaciones durante el primer gobierno de Leonel Fernández y luego los gobiernos de Danilo que mucho daño hicieron al país, porque lo de los aeropuertos es muchísimo peor, pero no lo dice el autor por defender a esos gobiernos, sino que este gobierno de Abinader representa al capital financiero y a la gran empresa. Balaguer desmanteló varios ingenios: Esperanza y Catarey y deju otros en bancarrota, si estoy equivocado corríjanme, mucho antes que el PLD fuera partido de gobierno; llamemos las cosas por su nombre y digamos de las cosas o de los hechos como son y como han ocurrido sin añadirle ni quitarle.
Hay que llamar las cosas por sus nombres, al pan pan y al vino vino. ¿Por qué se habló de un censo del patrimonio público? ¿Qué persigue Luis Abinader con ello? Fortalecer el Estado nadie puede creer que esas sean las intenciones del presidente Abinader, sino todo lo contrario busca debilitarlo, para que la gran burguesía y el capital financiero de los cuales él es su más fiel representante hagan lo que quieran en este país. Si esa fracción y ese sector de la burguesía por engullirse ganancias extraordinarias el destino final del país es una hecatombe, un caos o entropía social y física en República Dominicana, como si fuera escatológico, cuentan con el apoyo del jefe del Estado dominicano. Es por eso por lo que le tememos a un segundo mandato del PRM con su ese mismo candidato. Pretende hacerlo valiéndose del poder mediático, queriendo vender la imagen de que siempre tiene razón y no es así, bastaría con ver lo de las relaciones con Haití, porque las tensiones siguen entre los dos países.
No ha habido solución, no tenemos distensión con Haití. Para Zygmunt Bauman -en su obra: Mundo Consumo, Paidós (2021), págs. 284-285- con la globalización ha llegado la hora de la hospitalidad y de darle razón a Enmanuel Kant del siglo XVIII, pero la paz perpetua de que hablaba este filósofo de la ciudad Konigsberg, soñador de la ciudadanía mundial y en consecuencia predijo la globalización, pese a que nunca de esa ciudad cervecera, pero ni las guerras han terminado ni los migrantes tienen plenos derechos donde llegan. Mientras haya capitalismo no tendrán una verdadera carta de ciudadanía, por lo menos bajo la dominación del gran capital y la hegemonía del capital financiero.
No hay manera de justificar préstamos o ventas de bonos con los que se acrecienta la deuda pública, a no ser que se apueste al caos. El presidente no es un presidente versátil, si no voluble, esperando seguir en el poder, creyendo que manejando tanto dinero en la publicidad la gente le crea todo lo que dice y se le ocurra. Parece que con las acciones de él, sobre todo su discurso con respecto al tema de las relaciones dominico-haitianas, le cabría el calificativo que le dio un periódico a un líder político (EPD) que tenía un día que amanecía más inteligente que todo el mundo, pero hoy día no se trata de eso, si no de la modernidad líquida en que vivimos y que abarca también a la política. Esta también es líquida, como todas las demás cosas, como la moda, solo que como los recursos tienden escasearse, como los tejidos, por eso la moda en el vestir no varía mucho para usar poca tela y así los sastres o diseñadores ganan y también porque la burguesía industrial de los textiles vendería más caros tejidos.
Pues, hoy día a un presidente o a un candidato se le permite decir cualquier cosa -aunque sea o parezca lo más absurdo y lo que parezca lo más incoherente al común de los mortales- y se le mantiene en el poder, se elige y hasta se le permite reelegirse. Hoy día hemos tenido en este hemisferio occidental americano a Donald Trump, a Bolsonado y hasta ya tenemos el del recién electo y juramentado presidente argentino, Javier Milei. Su estilo es idéntico al de Adolph Hitler, sólo que el régimen que Milei pretende instalar aunque sería muy autoritario como el de Hitler, pero ultraneoliberal para despejar toda regulación estatal de la economía y ni el régimen nazista en Alemania y ni el fascista en Italia despojaron al Estado de la tutela de regulatoria de la economía.
Por Francisco Rafael Guzmán F.
