No es desconocido para nadie el trato preferencial y los esfuerzos que viene haciendo la gestión de gobierno del licenciado Danilo Medina y el PLD en su afán por darles una tajada significativa de las compras en las instituciones del Estado a los negocios más pequeños, las denominadas micros, medianas y pequeñas empresas (MIPYMEs).
En este contexto, podemos decir que hoy se supera por mucho las 100 microempresas registradas como suplidoras formales de las diferentes dependencias públicas dominicanas, y ya el nivel de participación en estas transacciones financieras ronda más del 80% de las compras totales del Estado, según las informaciones oficiales.
Todos los logros alcanzados con el tema de las microempresas son a través de los préstamos a tasas de interés blandas, muy bajas, y plazos súper cómodos, adaptados a sus actividades comerciales, inclusive, imponiéndose que se les compre por disposiciones y decretos presidenciales, entre otras facilidades que reciben.
Para impulsar el desarrollo del sector de las MIPYMEs en el Estado, cuentan por instrucciones del Poder Ejecutivo, con el respaldo de la Dirección para el Apoyo a las Micros, Pequeñas y Medianas Empresas (PROMIPYME), Banca Solidaria, que también es una dependencia de Promipyme, el Banco de Reservas, la Dirección General de Contrataciones Públicas, entre otras instituciones.
Entonces, con estas atenciones, preocupaciones, ejecuciones y avances en pro de las MIPYMEs en los últimos cinco años por parte de la administración del presidente, licenciado Danilo Medina, hay un detalle que hace efectos muy negativos a éstas; los atrasos en los pagos por las ventas de sus servicios, productos y artículos por no estar al día en los saldos de los impuestos con la DGII y la seguridad social en los meses post ventas.
Y esto es tan así, que en una determinada coyuntura pueden y ha sucedido, llevar a muchos de estos negocios por su fragilidad financiera y no resistir atrasos en los pagos de sus facturas, a quedar mal con sus suplidores o ponerse morosos, es decir, afectar sus créditos bancarios, y el punto culminante; llegar hasta desaparecer, a las frustrantes quiebras.
En esta tesitura, no se debe tampoco ignorar ni minimizar el rol de los ayuntamientos como instituciones que forman parte del erario, y donde inclusive por sus características, las MIPYMEs también son las mayores suplidoras tanto en términos de cantidad como del valor de sus compras totales.
De ahí que los atrasos en los ayuntamientos que son administrados por los alcaldes, cuando también presentan morosidad en saldar sus deudas con los negocios y empresas micros, medianas y pequeñas, sus efectos son muy negativos, con perfiles de ser letales a los establecimientos comerciales que no les pagan.
Por lo tanto, para que los esfuerzos del ejecutivo estén con una inercia favorable en todos los aspectos para las MIPYMEs, los pagos a éstas siempre deben hacerse con puntualidad, a menos de que surja un imposible como excepción.
También, deben pagárseles sus atrasados cuando las facturas vencidas, los apoderados demuestren que ya saldaron sus Impuestos por las Transferencias de Bienes y Servicios (ITBIS), y a la Tesorería de la Seguridad Social (TSS) del o los meses que les son adeudados, aunque deban los siguientes, pero que no son los que están cobrando ni lo que se les deba pagar por supuesto.
En definitiva, si se quiere contribuir significativamente con seguir afianzando y expandiendo las influencias y aportes de las MIPYMEs al Producto Interno Bruto (PIB), que son tan determinantes en el crecimiento y posterior desarrollo económico y social de ésta y cualquier nación, este es un tema de primer orden para ponerlo en agenda y accionar el «Mano a la Obra», repito:
¡Pagar las facturas atrasadas con los impuestos que ya fueron saldados de los meses adeudados, independientemente de que deban los meses posteriores que no son los que se están cobrando!