A lo largo de nuestro recorrido por las aulas de altos estudios estratégicos nos hemos adentrado en el concepto del poder nacional, sus expresiones y su impacto en la seguridad de los Estados.
Este aprendizaje, transmitido por grandes maestros como el Contralmirante Pablo Peña Caímares y el héroe nacional ecuatoriano Paco Moncayo, ha sido clave para comprender cómo los países estructuran sus recursos estratégicos y cómo sus decisiones moldean la estabilidad global.
El poder nacional es más que un conjunto de capacidades militares o económicas; es la suma de factores interrelacionados que determinan la fuerza de una nación en el ámbito interno y externo. Autores como Paco Moncayo han enfatizado su importancia, afirmando que el verdadero poder de un Estado radica en su capacidad de proyectarse con cohesión, legitimidad y visión estratégica, asegurando la supervivencia y evolución de sus objetivos nacionales.
l poder nacional definido como la expresión integrada de todos los recursos que dispone un Estado para preservar sus intereses y garantizar su estabilidad. Según Moncayo, la fuerza de un Estado no puede medirse únicamente por su poder bélico, sino por la interacción entre sus instituciones, su economía, su sociedad, su tecnología y su cultura, cada una desempeñando un papel determinante en la construcción del poder real.
En su libro Seguridad y Defensa, Moncayo lo define como: «El conjunto integrado de medios y la capacidad que tiene la sociedad para alcanzar y mantener los objetivos nacionales, en ejercicio de la voluntad colectiva, superando resistencias internas y externas a su logro y mantenimiento. En él se conjugan los recursos de toda orden activados por la voluntad de emplearlos siguiendo un propósito estratégico, orientado al desarrollo físico, moral y espiritual de la sociedad para garantizar su supervivencia y proyección histórica».
Este enfoque destaca que el poder nacional es una construcción compleja, y su éxito depende de la coordinación eficiente de sus distintas expresiones. Sin legitimidad política, el poder económico pierde impacto; sin estabilidad económica, el poder militar se debilita, y sin cohesión psicosocial, las instituciones enfrentan una crisis de gobernabilidad.
El poder nacional se configura en diversas expresiones o manifestaciones, cada una con un rol determinante en la estabilidad y proyección estratégica del Estado:
Expresión Política: Eje rector del poder nacional, encargado de definir la gobernabilidad, la diplomacia y la estabilidad institucional. Es la expresión más visible en el escenario internacional, pues representa la voz del Estado en foros globales y tratados estratégicos.
Expresión Económica: Representa la producción, el comercio y la sostenibilidad financiera. Un país con una economía sólida tiene mayor autonomía en sus decisiones y puede proyectar influencia sin comprometer su soberanía. Expresión Militar/policial: Garantiza la seguridad y defensa.
Expresión Psicosocial: Constituye la identidad nacional, los valores culturales, las organizaciones sociales, la cohesión de la sociedad y el medio ambiente.
Expresión Geográfica: Comprende el territorio, la posición estratégica y los recursos naturales de un país. Su impacto en la seguridad es directo, pues la competencia por recursos clave ha sido históricamente un detonante de conflictos internacionales.
Cada expresión del poder nacional tiene intereses propios, excepto la militar/policial, cuya misión debe estar alineada con la expresión política para garantizar estabilidad y orden.
El Sistema Nacional de Inteligencia (SNI) es un engranaje fundamental en la estructura del poder nacional, pues proporciona información estratégica sobre riesgos internos y externos. Sin inteligencia efectiva, el Estado pierde capacidad de respuesta ante riesgos y amenazas, anticipando estas e Interoperando entre agencias.
Un país con un sistema de inteligencia sólido no solo reacciona a las amenazas hacia las distintas expresiones del poder nacional , sino que las prevé antes de que se materialicen.
El poder nacional es una construcción multifacética y en constante evolución. Su éxito depende de la coordinación eficiente de sus expresiones—política, económica, militar, psicosocial y geográfica—y de su impacto en la seguridad nacional. La seguridad y el sistema de inteligencia no son elementos aislados, sino pilares esenciales para la consolidación del poder de un Estado.
Sin una cohesión psicosocial fuerte y sin una administración estratégica del territorio y los recursos, el poder nacional pierde estabilidad y capacidad de proyección.
Autores como Paco Moncayo han destacado que el poder nacional no depende solo de la fuerza material, sino de la cohesión interna, la proyección estratégica y la resiliencia ante los desafíos globales. En un mundo en constante transformación, los Estados deben fortalecer sus instituciones, consolidar sus expresiones de poder y garantizar una estructura de inteligencia eficaz para preservar su soberanía y seguridad.
El autor es abogado, magister en Seguridad y Defensa Nacional, especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional humanitario, doctorando en derecho Administrativo iberoamericano, y coordinador del Observatorio de Seguridad y Defensa-RD.
Por: Juan Manuel Morel Pérez.
j.morelperez@gmail.com
