“A un padre ausente lo buscas toda la vida y de todas formas”
Desde el punto de vista psicoterapéutico la figura paterna es sinónimo de orden y equilibrio interno. El padre es autoridad, es la firmeza, la decisión y el amparo. Otorga libertad, concede al hijo un sentimiento de seguridad. La función del padre es indispensable para que el niño asuma su propia individualidad, identidad y autonomía psíquica necesaria para realizarse como sujeto.
Si una madre menoscaba o hurta la figura paterna, incapacita a su hijo para el éxito social y siembra en ellos una rabia que tarde o temprano se manifestará en la relación con la propia madre. De igual manera la simple presencia física paterna no basta para un desarrollo equilibrado del niño. Padre, en sentido estricto, es algo más profundo. La niña necesita de la figura paterna porque sino traspasa sentimientos provenientes de la relación del padre a la relación de pareja. El niño necesita del padre porque a través de él logrará tipificar el género.
En este sentido, el psicólogo chileno Alejandro Jodorowsky, nos dice: “A un padre ausente lo buscas toda la vida y de todas formas”. Las mujeres con un padre ausente siempre buscan parejas que viven lejos. Muchas mujeres aprenden a mirar al mundo con los ojos de su madre, y si esta odia al padre nunca van a confiar en los hombres. En el caso de los hombres, si se trata de un hijo criado bajo estas condiciones, será un hijo que tratará de quedarse siempre como un niño, porque pensará que al crecer se convertirá en el hombre que la madre desprecia.
El psicólogo forense Shaw Jhonson nos expone que: “no hay nadie más capacitado para frenar la agresión antisocial de un muchacho que su propio padre biológico”.
Para la psicología en general el padre ayuda a la autonomía, el desarrollo cognoscitivo y sobre todo lo prepara para formar parte de una sociedad, marca pautas morales y establece limites. La ausencia del padre llega afectar inclusive el sistema inmunológico.