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24 de diciembre 2025
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OpiniónYSAÍAS JOSÉ TAMAREZYSAÍAS JOSÉ TAMAREZ

Las ciber-armas de impresión 3D

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Especialistas de países desarrollados dan seguimiento con marcada preocupación a la fabricación de armas mediante impresoras 3D, este fenómeno ha generado inquietud en las Defensas Norteamericanas y Europeas, en el ámbito de la seguridad pública y sobre todo en lo jurídico, esto introduce nuevas formas de producción armamentista fuera del control estatal, aunque al principio se trató de una innovación limitada a círculos tecnológicos hoy en día es tema de discusión en todas las  conferencias de seguridad y foros legislativos de todo el mundo.

El concepto de arma impresa en 3D refiere a un tipo de arma de fuego o parte de ella fabricada con materiales plásticos o metálicos, a partir de archivos digitales y una impresora tridimensional. A diferencia del armamento convencional regulado por los estados, esta no requiere licencia para su producción lo que representa un gran problema del presente y el futuro cercano, según el experto británico en armas caseras Martin Fackler, estas impresiones permiten “eludir sistemas de registro y trazabilidad” que tradicionalmente ayudan a las autoridades a seguir el rastro de un arma involucrada en un hecho criminal.

Esta fabricación comenzó a ganar notoriedad en el año 2013, cuando el grupo estadounidense Defense Distributed publicó los planos del modelo “Liberator” la primera pistola funcional impresa en plástico, desde ese momento la posibilidad de que cualquier persona con acceso a una impresora 3D y una conexión a internet pudiera construir un arma en su hogar dejó de ser ficción y se convirtió en una realidad palpable. Los gobiernos comenzaron a observar con mayor atención el fenómeno y a plantearse cómo regularlo.

En este contexto tecnológico, estas armas se fabrican utilizando impresoras de tipo FDM (modelado por deposición fundida) o impresoras más avanzadas de resina, dependiendo de la precisión requerida de las piezas críticas, como cañón reforzado que a su vez con metal o polímero de alta resistencia  soporta la explosión del proyectil, como explica la ingeniera en sistemas de fabricación digital Laura Santana, “la calidad del arma dependerá del diseño, el material y el tipo de impresora usada, pero incluso con modelos domésticos ya es posible fabricar un arma letal”.

En la actualidad los países donde se han ocupado estos tipos de armas son: Estados Unidos, Reino Unido, España, Alemania y Australia entre otros, por ejemplo en el año 2021, la policía de España desmanteló el primer taller clandestino de armas impresas en 3D en Tenerife, incautando planos digitales, impresoras y decenas de estas para su comercialización, Alemania durante una operación antiterrorista en el año 2022, descubrieron varios dispositivos de este tipo en poder de extremistas de derecha.

Hasta la fecha la trazabilidad de las ocupaciones globales de este tipo de armas no cuenta con una estadística publica, pero informes parciales de la Europol y el FBI revelan que el número ha aumentado considerablemente en los últimos años en varios países. Las leyes aún no reconocen de forma explícita esta categoría de armas letales, lo que ha dificultado la judicialización de algunos casos, aun así, se han dictado sentencias por posesión ilegal de armas caseras, como ocurrió en Estados Unidos en el año 2020, cuando un joven fue condenado por construir una subametralladora en su residencia.

Desde una perspectiva jurídica el reto consiste en que las leyes tradicionales fueron redactadas para armas convencionales con números de serie, fabricantes registrados y sistemas de distribución regulados, y la aparición de armas impresas en 3D pone en cuestión la eficacia de esas normas según el jurista chileno Pablo González experto en ciberarmamento, “es urgente adaptar los marcos legales para evitar que este tipo de armas quede fuera del radar legal sin control ni responsabilidad”.

La seguridad publica mide el impacto del presente de las armas 3D, entiende que pueden ser transportadas con mucha facilidad, pasar desapercibidas en controles debido a su composición plástica y ser utilizadas por grupos criminales o extremistas sin dejar rastro. Las agencias internacionales han comenzado a emitir alertas y propuestas para restringir la circulación de archivos con planos de armas, así como exigir mayores controles sobre la venta de impresoras y materiales por parte de China y otros países.

El acceso a la tecnología 3D que a sus inicios protagonizo una gran innovación en múltiples áreas también ha abierto una puerta en contra de la seguridad de las personas frente a esta realidad. La comunidad internacional debe buscar un equilibrio entre la libertad tecnológica y su responsabilidad legal para que la misma siga siendo una herramienta de progreso y no de exterminio.

Artículo escrito por: Lic. Ysaías J. Tamarez

 

 

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