Todo indica que se han distorsionado los objetivos perseguido al instalar cámaras de seguridad en determinados lugares y establecimientos, fundamentalmente cuando se trata de instalaciones del Estado.
Haciendo un paralelismo entre lo que dijera un ex presidente de que las armas no son para ofender, sino para defender, nuestra percepción es que los equipos de seguridad no son para corregir los hechos ocasionados, sino para prever que esos hechos no se originen. No es esto último lo que ha ocurrido en nuestro país por cuanto, aceleradamente, se han colocado las denominadas cámaras de seguridad en sitios en que han ocurrido hechos lamentables que, en algunos casos han traído como consecuencias resultados fatales de muertes y heridos de gravedad, la Universidad autónoma de Santo Domingo, es un ejemplo de eso.
Aunque aplaudimos la decisión de dotar la academia del Estado de modernos equipos de seguridad (cámaras), sabemos de que durante muchos tiempos atrás se tuvo reclamando que se apoyara a esta institución con ese tipo de artefacto previsor. La respuesta a tiempo, probablemente hubiera evitado los hechos de violencia y muerte que se han escenificado recientemente en la Primera Universidad del Nuevo Mundo.
Dice al adagio que “después del palo dao nadie lo quita” y ciertamente, que no hay la menor posibilidad de que, después de los acontecimientos que han dado cuenta entre otras fatalidades, del secuestro y asesinato del abogado y docente universitario Junior Ramírez, alguien lo pueda revertir. No existe la más mínima posibilidad de que ese hecho que probablemente se originó por la oscuridad que siempre fue denunciada en el área donde se ocasionó el supuesto secuestro y la falta de equipos identificadores de quienes comentan este tipo de acción anti social, sea rectificado.
Es lamentable que se esté convirtiendo en una costumbre, que los ciudadanos y ciudadanas de la Nación, les presten poca importancia a determinados acontecimientos que en otras épocas llamaban la atención y ruborizaban a todo el mundo. Evidentemente que a la nueva actitud nacional, se le está mirando como algo sin importancia, lo que crea la percepción de que la cotidianidad de lo impropio, como son los crímenes, secuestros, violaciones, atracados, etc. podrían convertir la Nación en ingobernable en la posteridad. Esta situación debe llamar la atención de todos y todas, a los fines de ponerle un “stop” antes de que sea tarde. Creo que todavía estamos a tiempo.
Todo indica que la impotencia que representa el no tener vías de solución personal al vandalismo que se ha desatado en los últimos tiempos, no solo en los sectores más desprotegidos de la ciudadanía, sino además, en sectores habitados por familias de clase media y alta, tanto en las grandes ciudades, como en ciudades pequeñas, ha originado la desconfianza social y eso es muy peligroso. A esa situación hay que buscarle una solución a tiempo en base a estrategias de prevención y no con acciones de corrección, porque reiteramos: “después del palo dao, nadie lo quita”.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo, por mandato estatutario, se mantiene abierta, dando oportunidad de crecimiento por igual, a todos los sectores de la comunidad nacional. Esto origina un flujo semanal de cientos de miles de personas (profesores, estudiantes, empleados y ciudadanos de diferentes condiciones física, moral, mental, etc.) que la visitan con intereses disimiles, que no pueden ser diferenciados a los fines de establecer a simple vista las intenciones personales. Por ser la Universidad del Estado, debe ser preservada y para tales fines, debe ser dotada de todo tipo instrumentos y acciones de seguridad, que garanticen su funcionabilidad en base a los que de ella espera la República Dominicana: docencia, investigación y extensión en un ambiente de armonía, que no debe ser interrumpido por elementos exógenos desaprensivos y mucho menos protagonistas internos que busquen desestabilizarla.
En tal sentido, nuestras Conceptualizaciones, saluda la iniciativa presente del Estado, de dotar a la UASD de modernos equipos de seguridad, pero esperamos que en lo sucesivo, la prevención sea el norte a seguir, para evitar los lamentables acontecimientos del pasado y que esta sea protagonizada por la interconexión: Gobierno-Autoridades Universitarias.
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