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20 de diciembre 2025
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OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

La vida mecánica

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Las personas viven hoy en un materialismo que se acentúa sobre un individuo egoísta, que solo piensa en su beneficio personal. Estamos de vuelta a la teoría mecanicista del siglo XVII. Se observa la reaparición enfática de una filosofía influenciada por las entidades materiales existentes en el mundo de las personas, negando toda esperanza espiritual y cimentando un neomaterialismo construido a través conductas neomecánicas que convierten a los individuos en instrumentos del mercado, la comodidad y el placer.

Esta trilogía de condiciones actuales humanas es el resultado de un aprendizaje social basado en lo mecánico, promovido por una escuela fracasada desde el aula, cuyas prácticas repetitivas vuelven un rito el trabajo del profesor, para entonces entrar en la vida familiar -en donde menos preguntas hacen los hijos- mayor tranquilidad tienen los padres.

Familia y escuela han abandonado el compromiso del pensamiento, la fraternidad y el dialogo. Una gran cantidad de familias de hoy, viven restando importancia al significado de lo que se aprende en la escuela, en la lectura, mediante las tertulias familiares, y la horizontalidad en la comunicación padre-hijo; madre-hijo; padre-madre.  Escasean las reflexiones acerca del cúmulo incesante de informaciones que se reciben desde un contexto que aliena la producción de ideas para renovar la existencia y las relaciones interpersonales. Por falta de tiempo abunda la práctica que corrige niños y jóvenes a través de lo coercitivo, o se les deja vivir sobre un laissez faire que produce consecuencias funestas.

La comodidad y la irresponsabilidad nos han colocado frente a un mundo poblado por individuos cuya meta esencial es el consumo de todo lo que puede presentarles ante los otros como una persona de éxito.

Estamos ante una sociedad exhibicionista, que coloca en las pantallas del televisor y de las redes su estilo de vida como una forma de modelar espejismos falsos de felicidad. Vivimos una época en donde la razón perdió su argumento, las personas bien educadas pasaron de moda, y a cultura no se necesita para elaborar argumentos en las redes, porque la sinrazón ha tomado el mercado de la conveniencia particular. La gente que piensa -porque posee competencias cognitivas- ha tenido que aislarse por temor a ofender a quienes en forma frívola opinan sin una pisca de humildad. Esta gente levanta sus verdades como banderas infalibles que flotan a través de las ondas y las pantallas o corren por las múltiples plataformas digitales.

El hombre light que analiza el doctor Enrique Rojas en su texto, se presenta hoy con un poder de opinión inimaginado, logrando arrinconar a la mayoría de los individuos cultos, y marginando en forma ridícula la coherencia de las lenguas al violar la semántica de los idiomas y las reglas gramaticales de mayor simpleza.

En este mundo mecánico, las personas sensatas han perdido valor de mercado. Ahora andan unos kamikazes violando todas las normas y convirtiéndose en personajes ante unos “ciudadanos” fanáticos de lo indecentemente mediocre.

Las personas bien educadas han sido bajadas al piso, listas para ser guardadas en los sótanos, lejos del espectro social.

Este mundo mecánico que se impone, nos condena a la escasez de personas que se ajusten bien a la realidad de la vida. Escasean los ciudadanos que buscan armonía interior, y logran desarrollar sentido común.

Este es un mundo que ha crecido enormemente en comodidad y dependencia, adicto al consumismo.

La única esperanza de la sociedad está en cambiar de rumbo la enseñanza escolar, y acercar en forma efectiva a la familia al aula donde estudian sus hijos. Debemos volver a desarrollar individuos pensantes y críticos, capaces de revisarse introspectivamente, con el objeto de reinventarse en forma permanente durante toda su existencia.

Reitero, para que no se olvide, que la sociedad ha desarrollado personas dependientes, adictas al consumo y a la comodidad.

No basta con estudiar y recibir una titulación, es necesario poder pensar para comprender todas las aristas de la existencia humana, y de esa forma enfrentar sus propios retos en forma responsable y comprometida.

 

Francisco Cruz Pascual

 

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