A excepción de la primera revolución industrial donde se impactaron con una gran jerarquía las industrias, en las siguientes revoluciones, pues vamos ya por la cuarta o quinta según algunos autores, estas súper estructuras iniciales, fueron cediendo el paso a la especialización, luego a los generalistas, al achatamiento, a la simplificación de procesos, la reingeniería y el rediseño de procesos y reorganizaciones.
Un poco más adelante con los avances del procesamiento de datos, la robótica, se llegaron a los equipos auto dirigidos, las células de manufactura, la gestión de proceso, la ingeniería concurrente, la gestión del conocimiento y ahora la inteligencia artificial, se abre camino en su ola de popularidad y de moda.
El denominador común en cada uno de estos procesos, la razón fundamental ha sido la búsqueda de más eficiencia y productividad, es decir, más capacidad, menor costo y mayor velocidad en los procesos.
La razón fundamental de esto, es que en la medida que se achataban las organizaciones buscando una capacidad de respuesta más rápida, crecía en el mercado la diversidad de ofertantes y se desarrollaba la inteligencia en el comprador.
El poder que estuvo en manos del productor, con esas grandes fábricas, fue siendo desplazado por el consumidor, quien tenía cada vez, nuevas opciones para decidir que comprar o consumir.
La competitividad se volvió entonces en un reto cada vez más exigente para las empresas que han dominado los mercados y la tecnología a fungido como el motor destructivo de cada nueva reorganización.
Con la introducción de la robótica en los modelos industriales, los países más avanzados, crearon nuevas ventajas competitivas y comparativas y aprovecharon el costo de oportunidad al lograr desplazar de mano de obra en sus procesos productivos.
Algunos de ellos pudieron ser convertidos en operadores, supervisores, claro representando un número mucho más reducido, pues la robótica desplazaba un porcentaje importante de personal en esas cadenas de montaje.
Ya este conocimiento y su aplicabilidad se había diseminado, mientras continuaban los intentos de buscar nuevos avances en la capacidad de respuesta de las grandes industrias, y como decía el autor de Usted como Marca, Tom Peters, la revolución de cuello blanco era el próximo paso y el próximo gran desplazamiento de hombre de su lugar de trabajo.
Ya no sería solamente en el campo de la fábrica, sino que además tocaría a las oficinas la revolución y es lo que pasamos a ver con la IA, que va más allá de las rutinas estandarizadas, sino que también suple de información y conocimientos, y hasta procedimientos médicos avanzados.
Pues al parecer, esta revolución de cuello blanco ha llegado, y los hitos que aceleraron su llegada, en adición a toda la fase experimental de los expertos desarrolladores, la pandemia, planeada o no, llevó a millones de personas alrededor del mundo al teletrabajo.
Aunque desde antes de la pandemia, se conocía el teletrabajo, nunca se pensó que el crecimiento de esta posibilidad iba a tener categoría exponencial, ni que aun luego de la pandemia se utilizaría como respuesta viable a las necesidades laborales.
Luego del regreso a la normalidad, ya se venía anunciando el gran reseteo, y la visión que se imponía desde los conceptos globalistas, para ese nuevo orden mundial.
Y este ínterin, con la misma influencia de Davos y el Estado Profundo y las imposiciones de la Agenda 2030 y la ONU, mas las posiciones genoflexas de los gobernantes, mas políticos que estadistas, han colaborado con lo que podría ser una gran trampa y próxima gran crisis de la humanidad.
El surgimiento de una guerra que hemos avisado con tiempo, del hombre exigiendo su derecho al trabajo contra los robots, que al verlos prácticamente como usurpadores, serían virtualmente destruidos, por el hombre desplazado en su momento.
Pero el esfuerzo de la nueva destrucción creativa en materia organizacional y sistémica, no se detiene ahí, el empuje a nivel global continúa, con la inteligencia artificial, que de buenas a primeras y en cuestión de semanas, ocupa los titulares diarios en todos los periódicos y redes sociales del mundo. Donde se cuentan los inventos, los avances, las oportunidades, las amenazas y queda bien claro, que mas del 35% de los trabajos y un porcentaje mayor de profesionales, serán desplazados por la ya famosa IA.
En adición a este punto vemos algo como en una fase de encantamiento al trabajador en muchas partes del mundo. Y es la reducción de la semana laboral.
En Europa hay países que están en esto, en centro América y otros países de Latinoamérica también, y me refiero, al ajuste de la semana laboral a 4 días y entre 36 y 40 horas semanales de carga de trabajo.
El planteamiento varía entre algunos países que anuncian sus decisiones, pero en algunos casos hablan de una ley de la semana laboral reducida, en nuestro caso, también se habla de un piloto donde participarían algunas empresas, para luego evaluar y entonces a partir de ahí, tomar decisiones de generalizar, en teoría de forma voluntaria.
En nuestro caso, debemos tener presente, que si una empresa decide por cuenta propia, que su semana de trabajo solo son 3 días, nadie se lo puede prohibir. Por lo que tampoco el gobierno podría imponer mediante una ley, que todas las empresas deban acogerse a la semana reducida.
Sin embargo, el punto aquí no es tanto el desarrollo del piloto o la aplicación de la medida. Sino ver el tema en el contexto que venimos ventilando. Conejillo de Indias en la nueva destrucción creativa.
Conejillo de indias, porque el hombre auto engañado y por necesidad accede a aceptar todas las condiciones posibles, con tal de mantenerse en el empleo, y sin darse cuenta contribuye a cavar su propia tumba. Pues la destrucción creativa se impondrá y un porcentaje importante dejara de ser productivo con los nuevos paradigmas.
Y esta nueva destrucción creativa, es lo que preveo estará ocurriendo próximamente, luego de que usando la misma estrategia de manipulación y de OVERTONE, se quiera imponer lo inaceptable, para ello se usarán los especialistas que sean necesarios, que cuenten del éxito en sus países y el proceso de adopción se amplificará.
Con esto se sumaran grandes descubrimientos. Hay empresas que no están en piloto y otras que de repente lo estarán, pero que tienen una parte de su personal ya trabajando desde su casa.
Pues, luego del retorno a la normalidad, muchas empresas adoptaron la política del teletrabajo. Y decidieron que un porcentaje de personas estaría laborando desde sus hogares.
Esta medida, definitivamente arbitraria, pues no se le dota al colaborador de las herramientas de trabajo y de conectividad adecuadas, ni se le dota de un escritorio, una silla cómoda, tal vez un aire acondicionado pago, o un UPS que asegure la continuidad de la energía eléctrica, además de la flota del celular.
Todos estos gastos, en los casos que conozco, corren por cuenta del empleado, y representan un ahorro de espacio, tiempo y recursos para la empresa, sin compensación alguna para el colaborador.
Pero encima de esto, se crea en el ambiente laboral un vacio, la no presencia física de una persona en el espacio desocupado, que podría perfectamente dar pie a muchos juegos territoriales y a iniciar con el uso de robots, sirviendo de piloto en un proceso de implementación de IA.
Entonces, lo que se hace con alegría, Trabajar desde la casa y luego un día menos semanalmente, luego podría ser una sorpresa y hasta una traición a la buena fe del empleado, que aceptó colaborar desde su casa, aún sin ser compensado con los gastos referidos y mucho menos con ser conejillo de indias.
Pero esa sustitución, puede ser hasta maximizada, pues con el recorte de la semana a 4 días, se crea un vacio colectivo, que permitirá a la empresa, medir la real capacidad de respuesta y preguntarse seriamente, si necesita tanto personal en la organización.
Hay dos puntos clave que lo comentamos hace una semana y es la aplicabilidad del principio de peter y la ley de parkinson. El primero indica que las personas ascienden en una organización hasta llegar a su nivel de ineficiencia. Y el segundo plantea, que la burocracia crea su propia burocracia.
En todos los casos donde hemos podido intervenir para determinar la capacidad de respuesta y la sub utilización del tiempo nominal, hemos podido encontrar oportunidades de aprovechamiento del tiempo por el orden de un 30%, esto porque siempre se verifica la ley de parkinson.
Al final de cada proceso, se han tenido que tomar decisiones de ahorro de costos, lo que ha provocado refundir posiciones y dar de baja de la nomina a un % de colaboradores.
En el caso de aplicar los temas de reingeniería y automatización por nuevas tecnologías, el poder de la destrucción creativa es mucho mayor.
Cada vez que una empresa adopta un nuevo paradigma que implica automatización de procesos, simplificación, adopción de nuevas tecnologías y conocimientos, en el fondo lo que está buscando es mayor productividad. Y la productividad no importa como mire la ecuación implica, hacer mas (sacar más productos) y lograrlo con menos personal y menos recursos.
El sentido de la creación de riquezas no existiría, si la adopción de nuevos paradigmas, no trajeran como consecuencia mayores beneficios y un mayor retorno de la inversión.
Por estas razones expuestas, cuando escuchamos a la gente hacer fiesta porque solo trabajaran cuatro días a la semana, se olvidan, que su salario será igual, que no tendrán ya horas extras probablemente y que tendrán que trabajar 10 horas diarias por cuatro días como horario normal.
Esto, lejos de aumentar la productividad (que se tiene como supuesto), podría tener un efecto contrario, sobre todo cuando los salarios no permiten cubrir las necesidades de la familia, la profesionalización a nivel de gerencia y supervisión no es plausible y los ambientes de trabajo, muchos ya son toxicas, desde antes de iniciar con el proceso de la redusemana.
Hay otros temas que también se suman al cansancio de la gente, pues trabajar más horas cansa más, y es que de repente, el cansancio será primero emocional, pues no se verá el estimulo anterior de esas horas extras, que se reducirán a la mínima expresión. Pues quien quiere trabajar horas extras, luego de haber trabajado 10 horas.
No olvidemos que esas dos horas extras diarias se pagaban al doble del precio por hora. Por lo que para algunas personas significara una pérdida de ingresos que le hará falta. Y con un salario real que no le permite una calidad de vida meritoria, y sin una indexación previa al salario fruto de la inflación, con una tasa de cambio ya al 60 por uno, lo que vendrá con seguridad será una desmotivación, un sentimiento de abuso de poder, y una productividad a la baja. Es decir, el efecto contrario.
Un punto que no se debe dejar de mencionar es, que existiendo en el país la protección de la libre empresa, las mismas estarán en condiciones en cualquier momento, de acogerse o no a la idea, evaluar de manera individual su conveniencia y mantener si así lo desea, su mística y su cultura organizacional.
Si esto que se vende como algo novedoso se piensa bien, no bastará con que se tenga un piloto de algunas empresas voluntarias, sino que cada empresa deberá tener su propio piloto, pues por el mismo criterio administrativo de la contingencia, lo que le sirve a una empresa, no necesariamente le sirve a otra.
Es más, lo que le sirve a una empresa hoy, no tiene garantía que le servirá mañana. Y máxime, si los procesos son más o menos complejos entre una empresa y la otra.
Al fin y al cabo la razón de ser de las empresas son sus clientes y la capacidad de respuesta hacia los mismos, es lo que definirá la calidad del servicio y el grado real de competitividad que tendrá la empresa en cuestión en el mercado.
Es evidente que hay empresas que no podrán sumarse a este tipo de política empresarial, no todas cuentan con el desarrollo organizacional adecuado para esto y mucho menos cuentan con un respaldo tecnológico que facilite sus procesos.
Cada empresa tiene sus propios cuellos de botella con los que lucha tratando de complacer las necesidades de sus clientes y de ser agiles en sus respuestas. Cumplir y exceder las expectativas del cliente, es más importante que una meta que implique imponer como ley una cultura empresarial que no agrega valor a las operaciones.
Finalmente, si tomamos en cuenta estos puntos, la nueva destrucción creativa será aprovechada por los más aptos, y los demás para ser competitivos harán sus esfuerzos para imitarles. Sin embargo por la misma naturaleza del ser humano, su instinto de sobrevivencia se impondrá y la destrucción creativa se revertirá, destruyendo el hombre masivamente lo que le quiso destruir previamente.
Quizás en este punto de la venganza del hombre, se podría también amarrar el concepto de la nueva ley calié, por lo que se avanzaba una justificación, y se refiere a los cíber ataques, que seguramente se multiplicaran, pues el hombre no va a ser vencido por un robot, ni por un computador.
Y defender estos intereses y estas inversiones es asegurar la inversión extranjera y ofrecer garantías de seguridad jurídica, por lo que sería de seguridad nacional, proteger la inversión de los que desplazaran hombres y mujeres de su derecho al trabajo, para cederlos a chatarras con memoria y procesador, que no sienten ni padecen, ni tienen que pagar las facturas a fin de mes.
La guerra avisada no mata soldados, aunque al parecer como diría un ex presidente de la república, ¡eh palante que vamos!.
Por Julián Padilla
