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17 de diciembre 2025
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OpiniónFélix Nova HicianoFélix Nova Hiciano

La segunda vuelta

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La segunda vuelta, es una institución proveniente del derecho constitucional francés, reglamentado por primera ocasión en 1852 y recuperado de manera definitiva por la Constitución de la 5ª. República auspiciada por Charles de Gaulle. Una particularidad de la reglamentación del balotaje en nuestra región es que, a diferencia del modelo francés que se usa para elegir tanto al Presidente como a los representantes en la Asamblea, en América Latina, exceptuando Haití se utiliza solamente para elegir al Presidente.

La segunda vuelta o también conocido como balotaje, es una formula tendente a aumentar el apoyo popular de los presidentes con el objetivo de evitar que la obtención de una mayoría muy reducida deslegitime a los candidatos vencedores, como ha sucedido en los casos de México en 2006 y 2012. Para ello, el balotaje establece un porcentaje de votos como criterio para determinar el ganador (50% de los votos emitidos) y una segunda ronda electoral, en el caso de que ningún candidato supere ese umbral del 50%, entre los dos que hayan recibido más votos en la primera vuelta.

Esta es la fórmula que predomina entre los sistemas actualmente vigentes en los regímenes presidenciales. De hecho, América Latina nueve países han adoptado este sistema en las últimas décadas: Ecuador y Perú en 1978; El Salvador y Guatemala en 1984; Brasil en 1986, Colombia en 1991; República Dominicana en 1994; y Uruguay en 1996.

En el caso particular de la República Dominicana, la introducción de la segunda vuelta proviene después de una crisis post-electoral por los comicios del 1994, que provocaron protestas por considerarse las elecciones como fraudulentas. Por esa razón, para apaciguar esa crisis, los principales partidos políticos llegaron a un acuerdo y firmaron el “Pacto por la democracia”, el cual fue firmado por los principales lideres políticos, el jefe de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) y representantes de la sociedad.

En dicho pacto una de las medidas establecidas fue la reforma constitucional para adoptar distintas medidas, como la reducción del periodo presidencial del entonces presidente Joaquín Balaguer y el establecimiento del sistema electoral de segunda vuelta. Dicho sistema de balotaje fue aplicado en las elecciones de 1996, en siguientes procesos electorales, no ha sido necesario porque en todos los procesos salvo las elecciones del año 2000, el ganador lo ha hecho encima del umbral del 50%.

 

Cabe recordar que este sistema es fundamental en la democracia por distintas razones como:

  • La forteleza a la legitimidad del presidente: Desde el punto de vista de la tendencia a la generación de un fuerte liderazgo presidencial después de la elección, bajo la regla de la mayoría relativa es posible que el ganador obtenga sólo una pequeña mayoría relativa o una victoria muy estrecha, especialmente cuando el excesivo número de candidatos en competencia impide a los votantes concentrar sus votos. En cambio, con la elección por mayoría absoluta se asegura que el ganador recibe una mayoría de los sufragios y la legitimidad del elegido se ve entonces reforzada.
  • Impide la victoria de un candidato con escaso respaldo electoral: En un análisis de los peligros del presidencialismo, se refieren al conflicto de Allende con el Congreso chileno, llegando a la teoría que si la elección presidencial chilena de 1970 se hubiese celebrado con balotaje, Salvador Allende no habría sido elegido y el proceso democrático no hubiera llegado a un punto muerto. Uno de los propósitos de la formula de la segunda vuelta es evitar la elección de un ganador con solo una mayoría relativa mínima.
  • Estimula la creación de coaliciones: Aunque es difícil determinar si un sistema de mayoría relativa supone un incentivo para construir una coalición o no, se ha extendido la idea de que las elecciones a una sola vuelta no incitan a la formación de coaliciones en tanto la segunda vuelta permite a los perdedores de la primera negociar su apoyo a los candidatos mayoritarios, a pesar de que el control que aquéllos tienen sobre sus electores puede ser muy variable y no se trate más que de una simple expectativa de voto

Para terminar, cabe destacar que el sistema de doble vuelta como todo en la vida, no es un sistema perfecto. Pero resulta ser idóneo para la partidocracia y también que, desde la implementación de esa figura en nuestro sistema electoral, hemos visto un mayor afianzamiento de los resultados presidenciales. Igualmente, un amplio pluralismo dentro del Poder Ejecutivo, por la existencia de coalición de partidos. Aquellos que tientan con eliminar el balotaje procuran la gobernanza con unos pocos y también que no confían en salir victoriosos en una segunda vuelta. Las victorias democráticas que hemos obtenido como nación hay que preservarlas y el sistema de la segunda vuelta, es una conquista para la legitimidad de un presidente al ser elegido en las urnas.

 

Por Félix Nova

 

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