En estos momentos el escándalo originado por el caso SENASA ha generado un debate sin paralelo en este tema tan sensible para los ciudadanos. Esperamos que el curso de las investigaciones arroje las sanciones correspondientes a los culpables de un desfalco sin precedentes en esta área.
En palabras del economista experto en temas de salud David Bloom, la salud es el cimiento de la vida de la comunidad de la economía. No cabe duda de que la ciencia ha provisto con sus avances de vacunas y técnicas que facilitan una vida más duradera y más saludable. Un mayor acceso al agua potable, y un mejor servicio sanitario han permitido superar enfermedades y crear un entorno más saludable.
Pero este camino ha sido largo, si observamos la historia. Nuevos virus aparecen y crecen las investigaciones en los centros de salud más avanzados del mundo desarrollado. Las grandes disparidades en términos de la salud, obligan a los gobiernos a ofrecer mayor cobertura a la población empobrecida dado que los altos costos de las intervenciones exigen montos por encima de los sueldos y salarios de los trabajadores y el segmento de desempleados de nuestro país.
De ahí, que el gobierno de Luis se propuso proteger a la población desvalida buscando aumentar la protección de la población. Es una cuestión de luchar contra la pobreza buscando equidad social y la necesidad de avanzar en múltiples flancos.
La situación internacional se ha venido complicando con las incertidumbres a nivel económico en todo el mundo. La esperanza de vida ha mejorado dado el acceso a las informaciones y la gente ya conoce que alimentos son saludables y cuáles no. El sistema sanitario nuestro ha avanzado, aunque se presentan situaciones diferentes a nivel rural y urbano que obligan a destinar mayor presupuesto para atender prioridades.
Queda mucho por hacer en materia de salud a pesar de los grandes desafíos. Debemos recordar por ejemplo la superación del Covid-19 a inicios de la presente gestión. El proceso de vacunación fue oportuno y se pudo recuperar la economía en tiempo récord.
Los grandes avances en la humanidad se han debido a un mejor acceso al agua potable y el saneamiento, tanto INAPA como la CAASD y las Coras han incidido favorablemente y el uso de vacunas preventivas (falta una gran campaña) y a los grandes adelantos en el campo de los diagnósticos y tratamientos médicos, así como las mejoras registradas en el área de la nutrición, la educación y el ingreso de la clase media informada.
La mejora registrada en la longevidad de la población es un excelente indicador de los avances logrados en materia de salud. Nuestra población de la tercera edad crece de año en año. En efecto, en los últimos 60 años la esperanza de vida mundial (y local) se incrementó en 25 años y según la División de Población de las Naciones Unidas, se prevé un aumento de casi 7 años para el 2050.
El aumento de la esperanza de vida registrado entre 1950 y 2010 a nivel mundial refleja una caída sustancial en la mortalidad materna, (aquí todavía tenemos problemas) que se redujo a 135 muertos por cada 1,000 niños nacidos vivos en 1950 a 37 en el 2010 y una mayor longevidad de los adultos. Datos de la OMS
Durante la historia de la humanidad la esperanza de vida osciló entre los 25 a 30 años de modo que los avances médicos logrados recientemente y los previstos en el futuro se sitúan entre los mayores logros de la humanidad.
En forma desproporcionada, las enfermedades infecciosas provocan más muertes en los países en desarrollo, mientras que las enfermedades no transmisibles son relativamente más frecuentes, en los países desarrollados. Este contraste se conoce como transición epidemiológica.
Algunos países en desarrollo se encuentran a mitad de camino en su transición epidemiológica y se enfrentan a una doble pesada carga de enfermedades infecciosas y no transmisibles. Entre las no transmisibles, las enfermedades cardiovasculares y circulatorias son la principal causa de muerte, seguida por el cáncer.
Los años de vida ajustado en función de la discapacidad (AVAD) reflejan los años efectivamente perdidos por discapacidad y muerte prematura. Estos señalan que las enfermedades mentales también contribuyen a las consecuencias mundiales que traen aparejadas las enfermedades.
Está previsto ya que las enfermedades no transmisibles representarán un porcentaje cada vez mayor de la carga total de las enfermedades tanto en virtud del envejecimiento de la población como por los efectos nocivos derivados del consumo de tabaco, el sedentarismo, la mala alimentación y el consumo de alcohol.
El comportamiento sedentario producto del crecimiento del empleo en el sector servicios en detrimento de agricultura y de la industria acentúa en los últimos decenios el aumento de la conducta sedentaria. Un gran porcentaje de la población mundial vive en las zonas urbanas donde se practica menos actividades físicas (por suerte la conducta nuestra ha dado cambios en lo que se observa en nuestros parques públicos). La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó en 2008, el 31% de los adultos de todo el mundo no realizaban una actividad física adecuada.
Se verifica con consumo de alcohol especialmente en China e India. Las desigualdades más preocupantes o más negativa en el sistema de salud a nivel mundial son las enormes brechas existentes entre los avances alcanzados y los fracasos verificados. Como, por ejemplo, citamos:
Primero. La brecha de 38 años entre el país con el índice de esperanza de vida más alto (Japón con 83 años) y el país con el índice de esperanza de vida más bajo (Sierra Leona en África con 45 años).
Segundo En 14 países se registró un índice de esperanza de vida al nacer inferior a los 55 años, mientras que 25 países tienen un índice de esperanza de vida superior a los 80 años.
Tercero. En 19 países se registra una mortalidad infantil superior a 60 muertes por cada 1,000 niños nacidos vivos, mientras que en 32 países mueren menos de 4 niños por cada 1,000 nacidos vivos.
Cuarto. El 99% de las muertes infantiles se producen en países de ingreso bajo y mediano.
A escala mundial las mujeres esperar vivir cuatro años más que los hombres o más. La salud es importante porque la gente valora vivir una larga vida en lo posible sin experimentar deterioro físico ni mental. Los economistas que se ocupan de cuestiones asociadas al desarrollo describen la relación existente entre el ingreso personal y la salud. Las poblaciones de los países con un ingreso per cápita más elevado tienden a ser más saludable. Además, destacan la importancia económica de la salud como una forma de capital humano.
Por Tomás D. Guzmán Hernández
El autor es economista
Fuente:
David E. Bloom profesor de demografía y economía de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard
