Las características que definen hoy a la Pedagogía Familiar están ligadas a su relación directa con las disciplinas que auxilian a las Ciencias educativas. Para auxiliar los procesos de implementación áulica de las Ciencias de la Educación, los docentes utilizan otras ciencias, principalmente a las que tienen que ver con lo psicológico, lo sociológico y la economía. También, en las últimas tres décadas, las que se relacionan con las nuevas tecnologías de la comunicación y de la informática.
La Pedagogía Familiar se nutre de los múltiples conocimientos que con validez producen estas áreas de conocimiento, pero, ella le devuelve en forma activa aspectos básicos para contribuir en su eficacia, aportándole a cada una en particular nuevos conocimientos sobre la complejidad de su propia realidad. De esta forma la Pedagogía Familiar aporta en beneficio de las prácticas psicológicas, sociológicas y económicas.
A través de las generaciones, la Familia como institución se ha ido transformando, estableciendo nuevas y disimiles estructuras, las que no afectan la fortaleza de origen de la institución familiar. Estos cambios tienen que ver con las nuevas realidades sociales enlazadas a la libertad y las emociones de las personas. En ese mismo orden, el Estado ha ido adaptando las normas establecidas acorde con la evolución de los sistemas que constituyen los grupos familiares, tratando de llevar sosiego y establecer convivencia de acuerdo a las reglas sociales y a las normas jurídicas.
El Estado está en desventaja frente a las diversas agendas desarrolladas por sectores muy poderosos, que fomentan sus objetivos ocultos en procura del socavamiento de la familia tradicional que conocemos, que buscan afanosamente el deterioro del mundo religioso, como pilar de cultura y de esa forma asumir el control poblacional en todos sus órdenes, desde los nacimientos hasta la aplicación de procesos diseñados al estilo “bisturí ocasionales” para aminorar el número de seres humanos y especialmente aplicados a los de mayor vulnerabilidad.
Es por esa razón que consideramos urgente que el Estado desarrolle procesos desde los cambios en los tipos de familia y en los estilos educativos, para enfrentar los desafíos que trae la necesidad de actualización en el conocimiento del contexto social. Y desde ese punto de acción, trabajar en forma inteligente de la mano con la Pedagogía Familiar.
El problema del deterioro de la familia inicia con la incursión masiva de la mujer en el trabajo que antes era dispuesto para hombres e inicia en plena segunda gran guerra y se ha ido acentuando a través de los años, por falta de acciones inteligente desde el ámbito de las políticas sociales de los estados que no previeron las consecuencias del cambio en los roles de los esposos. En cada en década se sumaban más féminas a la industria y a las oficinas, observándose un gran esplendor económico.
Esta situación acarreó beneficios financieros y creo una gran clase media a nivel universal, pero, (como dijimos antes), faltaron políticas para guiar estos cambios y lograr que no mermara la calidad en la crianza.
Una de las grandes consecuencias a esta inevitable cuestión de evolución social, estuvo en la cantidad y la calidad del tiempo de convivencia con los hijos, los que pasaron a ser criados por terceros, ya sea por familiares cercanos o por trabajadores domésticos contratados como cuidadores sin filiación alguna. La filiación familiar es esencial para la crianza en valores y tradiciones trasladados por costumbres desde los padres hacia los hijos.
La Pedagogía Familiar y la Escuela deben revisar indicadores puntuales para analizar y aportar soluciones en aras de ayudar a enfrentar los retos y desafíos de la sociedad actual, reflexionando acerca de algunas tendencias que afectan directamente la educación familiar y las proyecciones de los futuros cónyuges.
A través del tiempo se ha consolidado la familia nuclear con la meta de uno o dos hijos, asimismo se incrementa la familia monoparental, específicamente en las ciudades. Prolifera la convivencia en un mismo hogar de generaciones diferentes, como producto de hijos rezagados (sin formar sus propias familias), conviviendo con sus padres por diferentes razones. Desde mi óptica, debe preocupar a los gobiernos la abundancia de parejas que no tienen interés en la procreación, sumando esa actitud al estancamiento de la tasa de fecundidad, porque la nación dominicana camina hacia una población de envejecientes, tal y como hace un siglo vivió la Europa que hoy tiene dificultades económicas por la escasez de jóvenes para trabajar y suplir los fondos al sistema de pensiones.
Para la Pedagogía Familiar, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), son un alivio, pero, a la vez un desafío, porque ellas afectan directamente no sólo a los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino que también intervienen en los modos de convivencia, influyendo en toda la cotidianidad de la cultura. La virtualidad transforma el carácter de la relación entre las personas, cambia la horizontalidad presencial de la relación, para colocarla a la distancia, aunque se puedan observar las imágenes en los intercambios comunicacionales.
Es necesario que la Pedagogía Familiar se encargue de estudiar esta realidad, para proponer soluciones objetivas, porque esta es una situación que no tiene reversa.
Por Francisco Cruz Pascual
