Hace alrededor de 30 años me encontré con este concepto de la pared equivocada y como las buenas intenciones no son suficientes para mejorar las organizaciones, la sociedad, la familia, una nación.
Covey planteaba: usted puede engañar al otro por algún tiempo. Usted puede darse ánimos, pero no puede engañarse usted mismo.
Por esto aunque pretendas no puedes evitar que la verdad salga a flote. De ahí, La Fuerza de la Verdad.
El lograr hacer lo correcto y hacerlo correctamente, es una definición de éxito establecida hace más de dos mil años por el rey Salomón en el libro de la biblia Eclesiastés.
Salomón lo decía con sus propias palabras indicando: el éxito reside en la acción sabía bien ejecutada. Es decir, cuando sumamos a la eficacia la eficiencia tenemos la excelencia (Drucker). Es decir, cuando tomamos el camino correcto y lo recorremos correctamente. Cuando elegimos la meta correcta y desarrollamos el plan correctamente.
Es que podemos ser eficientes muy eficientes subiendo una escalera y llegar muy rápido al lugar equivocado. Al llegar nos damos cuentas de que hemos subido a la pared equivocada.
Esto trae como reflexión que no importa una altísima dosis de eficiencia, si no fuimos eficaces. Ninguna dosis de eficiencia suple la falta de eficiencia.
Siempre pongo de ejemplo en mis conferencias el caso de una persona con una excelente forma de conducir, se monta en un formula I, y acelera el vehículo a una velocidad asombrosa, logrando mantener una velocidad promedio por una hora de 220 kilómetros por hora. Al detener el vehículo, conducido con una súper eficiencia, se ha dado cuenta que ha perdido su tiempo, pues perdió la cita importante de negocios que tenia. Aunque fue más que puntual, pues llego 15 minutos antes, llego al lugar equivocado. Su cita era en Bávaro pero ha llegado a Montecristi, pues en lugar de tomar la Autopista las Américas, tomó la autopista Duarte. Llego velozmente al lugar equivocado.
Así como esto, hay muchos ejemplos de lo que significa la pared equivocada. Y viendo lo ocurrido recientemente con la pared que quito la vida a nueve personas y a las medidas posteriores que se toman, no sin antes buscar culpables: en el diseño, en la construcción, en el drenaje. Cabe una pregunta obligada, ¿habremos construido la pared equivocada.?
Es muy probable que hayamos sido súper eficientes, porque la eficiencia es la parte que más se ve y ser visto es la parte que más importa a los politiqueros de pachuché que han gobernado y gobiernan la nación.
Todo por la falta de visión sumada a la codicia, que implica el lograr hacer más con menos, para sacar nuestra tajada, casi nunca toma en cuenta, que la razón de ser de un gobierno es Servir Con Calidad al Pueblo que le Elige. Pero ya esto es parte no solo de la cultura política sino también la comercial. Si compra en un supermercado hoy se dará cuenta que compra una galleta de la misma marca, con la mitad del tamaño vendida al mismo precio o más cara. Los economistas le llaman Reduflaccion y yo le llamo MISUFLACCION, pues los gatos se llaman MIsu y los Misus Roban.
¿Pero de que estamos hablando?. ¿Pared equivocada, eficacia, eficiencia, y ahora calidad en lo que hacemos?. Si estamos hablando de gestión, de gerencia, no de las plumas burriles de los políticos y mercenarios que traicionan constantemente el interés nacional, para enriquecerse y burlarse de la nación dominicana.
Hay reflexiones que se han convertido en frases que mucha gente utiliza, pero solo de la boca para afuera. Pues el aplicarla realmente tiene grandes implicaciones. Algunas de ellas son verdades que no podemos eludir, pero a pesar de ello insistimos, porque respetamos mas el pragmatismo cual fatal derrotero que hunde la nación, en lugar de erigir los principios, que es lo único que nos puede llevar a la excelencia.
Ese pragmatismo de la odiada política nacional, pues aunque usted no lo crea, una gran parte de la población odia la política y los políticos se llevan el premio.
Pero esa frase que hoy destaco como compañera de la pared equivocada la señaló Albert Einstein: Si insistimos con el mismo nivel de pensamiento para realizar las mismas cosas, tendremos los mismos resultados. Por eso para lograr un cambio significativo, es necesario ubicarnos en un nivel de pensamiento distinto al que teníamos cuando creamos el problema.
Y el experto en gestión Senge, plantea la teoría de los arquetipos mentales y la necesidad de encontrar el paradigma que hace andar una organización para poder cambiarlo y con ello cambiar la cultura organizacional.
Pero los resultados que vemos cada día, es que esa distancia que diariamente ponemos por rendir honor al pragmatismo, a matado las ilusiones, ha creado una gran desesperanza en el pueblo dominicano y está llevando al país a una situación implosiva que podría ser difícil de controlar.
¿Alarmista?, tal vez tengamos ese sentido de timbre molestoso, con el objeto de llamar la atención y decir, hagamos un alto.
Hacer lo correcto necesariamente es el único camino transitable hacia la mejora en las organizaciones, la familia, la sociedad y una nación.
Hacer lo correcto implica claramente aferrarnos a principios y valores correctos, para guiar nuestro accionar, nuestras actitudes y conductas, en función de un propósito colectivo, e incidir aprendiendo a ser Lideres para el Bien. Aunque lograr que la comunidad apoye lo correcto será una tarea ardua, sobre todo luego de habernos enriquecido impunemente y venir ahora a decirles, ricos nosotros y ustedes a someterse a lo correcto.
El pragmatismo nos ha dado la victoria pírrica de llegar al poder y luego salir desgastados, humillados, perseguidos por la justicia. Luego de haber ejercido la gestión pública para auto beneficiarnos y no para beneficiar a las grandes mayorías.
El pragmatismo pues nos ha llevado a construir una sociedad de líderes para el mal. Para la corrupción, para el enriquecimiento ilícito, para el tráfico de influencias, para el robo a las arcas del estado, para utilizar los recursos públicos en beneficio personal y en beneficio de nuestros suplidores favoritos y testaferros.
El pragmatismo nos ha llevado a fomentar el desarrollo de una sociedad mafiosa, donde usted no sabe en quien creer o confiar. Y donde lo que menos tenemos cada día es una institucionalidad que se respete y respete a la nación dominicana.
Volver a los principios, volver a la ética, volver a lo básico, volver a la búsqueda de la excelencia, mediante la identificación de propósitos para el bien de la nación, traerán metas y objetivos para el bien, lideres para el bien y una nueva sociedad que será impactada positivamente por verdaderos Influencers, los influencers para el bien, no esta mezcla conveniente de depravación y barbarie.
Estamos minados de bandidos e irresponsables en los medios de comunicación. Haciendo dinero y aferrados a cualquier cosa, siempre y cuando esto le reporte dinero. Y en casi cualquier momento, alejados en el fondo de la moral, de la ética y del hacer lo correcto y buscar hacerlo correctamente.
Y seguimos haciendo diariamente lo mismo y nos quedamos en el mismo nivel de pensamiento, participamos todos en lo que un autor denominaba: The Rat Race. Esa famosa carrera de ratas. Pero ojo, si ganaste la carrera, Eres la Gran Rata.
Eso eventualmente podríamos estar teniendo, aferrándonos al pragmatismo de nuestra política. Donde todo se vale y donde si es necesario se echa por tierra el mismo sistema y las mismas leyes que deben normar las conductas de los corredores.
Y evidentemente en esa carrera alguien queda en primer lugar. Y si fue el pragmatismo lo que primó y si se hizo lo que sea para ganar, entonces tenemos la coronación de la Gran Rata.
Si usted desea póngase el sombrero si le sirve. Y repita conmigo una frase hoy célebre de ese mismo giro paradigmático y pragmatismo: ¡Ay lo dijo!.
Pero usted me dirá: ¿Entonces los demás haciendo y deshaciendo y yo por querer ser un santurrón, me quitan las galletitas y me quedo sin ir al baile?. Este es el círculo que refuerza la cultura maldita de nuestra política. En cada cultura hay un círculo que compensa y uno que refuerza, eso hace más difícil el cambio organizacional y social, pues se suma a la resistencia natural del ser humano.
Pero ahí entran las instituciones, que en nuestro caso funcionan para los pendejos, para los compañetriotas se les busca un atajo. Si las instituciones colocan la escalera en la pared equivocada, entonces se sumará a apoyar a la Gran Rata y se nutrirá de su carne putrefacta.
Pero si la institucionalidad coloca la escalera en la pared correcta, entonces sus propósitos, sus políticas, sus procedimientos, sus controles, su gestión, sus decisiones y su liderazgo será para el bien de la nación y no será posible que surja una carrera de ratas. Pues para competir en una carrera limpia, se necesitará el cumplimiento de normas éticas y las mismas se cumplirán a pasar de las maniobras rastreras de lo que siempre se opondrán a lo correcto.
Por esto la frase lapidaria que indica: si usted corre en una carrera de ratas, aunque quedes en primer lugar, seguirás siendo una rata. Y peor, la Gran Rata.
Ahí subyace necesariamente el paradigma de la pared equivocada, la necesidad imperiosa de adoptar el pensamiento milenario de hacer lo correcto y hacerlo correctamente. Solo de esta manera tendremos excelencia y con ella, mejores instituciones, sociedad y nación.
Pero el reto es la conformación de una estrategia de gobierno, un plan país, que se fundamente en colocar la escalera en la pared correcta y que logre subirla con eficiencia.
Para ello es necesario la conformación correcta de un equipo de Lideres para el Bien de la Nación, que tengan claro el propósito nación innegociable (que no puede ser la ley 1-12 ni la agenda 2030), y que puedan exhibir mediante sus decisiones, las conductas apropiadas y ejercer el liderazgo correcto.
De forma tal que la escalera nunca se mude de pared y que en cada decisión que se tome prime el interés nacional y la ética verdadera.
Que termine para siempre la idea de que haciendo pantallas en los medios digitales y tradicionales se gobierna, porque no es posible sustituir una vieja verdad y dicho: el corazón de la auyama solo lo conoce el cuchillo. Y no hay forma de pretender engañar más al pueblo dominicano, pues la Fuerza de la Verdad se impone y siempre saldrá a flote.
Si el cambio no viene de adentro y de arriba, con la participación de líderes para el bien, no habrá un impacto positivo en la sociedad dominicana y todo lo que veremos será lo que vemos, más de lo mismo: mucha espuma y poco chocolate.
Puede venir de adentro, si nos ubicamos en un nivel de pensamiento distinto al que teníamos cuando se creó el problema y de arriba porque se necesita el ejercicio del poder, con los pensamientos y motivaciones correctos, para las decisiones, planes y proyectos necesariamente pro-nación y no para favorecer sectores específicos.
Romper con los paradigmas para el mal implementados ya en esta séudo democracia dominicana, es mucho más que un gran reto. Por todas partes se ven a diario las carreras de ratas en los diferentes sectores y las fuerzas vivas de la nación y esto se ha convertido en una forma de sobrevivencia de los aventajados bandidos de la política nacional y sus secuaces enquistados en las entidades que también se nutren de lo mal hecho.
Cambiar este derrotero del mal por otro realmente conveniente para el interés colectivo, requiere necesariamente la intervención sagrada del Todopoderoso y su misericordia a tiempo, para rescatar este barco que luce hundirse a la deriva.
Pues ya aprendimos a hacer lo mal hecho y desde el poder esto le reporta dinero a los malhechores, ese ejemplo hace rato impregnó el pensamiento político pragmático del pueblo dominicano. Murieron las luchas, murieron los ideales, lo que nos queda es una perfecta ley de la selva y un grito que dentro de poco lo dirá chita: sálvese quien Pueda.
Por Julián Padilla
