EL NUEVO DIARIO, BRUSELAS.- El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, remarcó este jueves que el cometido de la Alianza es asegurarse de que el auge militar y económico de China no derive en un conflicto y, para ello, va a ser “determinante la cooperación transatlántica en los próximos años”.
En un encuentro virtual organizado por el Colegio de Europa, Stoltenberg anticipó que la potencia económica en la que se ha convertido el país asiático y su aumento en inversión militar “tendrá un impacto en el equilibrio del poder mundial”.
China, país con el segundo mayor presupuesto en Defensa del mundo, está entrando “por la puerta grande al ciberespacio, en el Ártico, en África e invirtiendo en infraestructuras críticas europeas”, subrayó el político noruego, por lo que “no hay forma de proteger la región transatlántica sin tener un enfoque global”.
Aun así, el responsable de la Alianza insistió en que “no se trata de trasladar la OTAN a Asia-Pacífico”, sino de asegurarse de que el ascenso de China, que en los últimos cinco años ha desplegado 18 nuevos acorazados, “no conduzca a un conflicto”.
“China intenta socavar lo que hemos construido juntos durante décadas”, dijo Stoltenberg, tras recordar que el gigante asiático “no comparte” los valores democráticos ni el Estado de Derecho, por lo que es “evidente” que la Alianza debe “seguir unida” y lanzar un mensaje de “unidad”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO, NUEVO RETO
Otro reto al que la OTAN debe hacer frente en los próximos años es el cambio climático, una amenaza que conducirá a nuevos conflictos por los recursos, como el agua o los alimentos, y provocará desplazamientos de la población, apuntó Stoltenberg.
Por ello, desgranó tres objetivos de la Alianza para luchar contra el cambio climático.
Uno de ellos es entender, monitorizar y evaluar las implicaciones para la seguridad del calentamiento global, “lo que afecta a la OTAN, que es una cuestión de seguridad”, afirmó.
Stoltenberg también reconoció que debe cambiar la manera en la que opera la institución y puso de ejemplo la subida del nivel del mar o el derretimiento de los casquetes polares, que “impactarán en muchas infraestructuras y bases de la OTAN”.
“Necesitamos adaptar la forma de llevar a cabo las operaciones militares para poder operar en condiciones climáticas más extremas”, explicó.
Asimismo, la OTAN debe hacer un esfuerzo por reducir emisiones en sus operaciones “apoyando los esfuerzos” de reducción de CO2.
