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24 de diciembre 2025
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

La madre: Ejemplo de abnegación sin igual

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“Sólo hay un niño bello en el mundo y cada madre lo tiene”. (José Martí)

Recordamos que en una entrevista que le  hiciera la actriz Italiana Gina Lollobrigida a Fidel Castro en 1974, la cual apareció publicada en uno de los números de la desaparecida revista Ahora de ese año. En dicha entrevista salió a relucir, debido a una pregunta que le hiciera la actriz, la valoración que el jefe de Estado cubano daba a la mujer en la  vida y particularmente por su función de madre como forjadora de la vida humana; Fidel decía, según recordamos, ya que no pudimos localizar en la red un ejemplar digitalizado del número de la revista en que está la entrevista y ni tenemos un ejemplar impreso de dicho número, que “…La mujer es el taller natural en que se forja la vida del hombre (ser humano: FRGF)…” Pero además, recordamos que en consecuencia, el fallecido jefe de Estado cubano agregaba que debemos ser cortés con la mujer en lugares públicos y darle la preferencia.

Hace mucho tiempo, no menos de cuatro décadas, me dijo una dama que el rol de una madre no lo podía llenar otro que no fuera ella. Esa señora había recibido formación universitaria en un país socialista, además ya era madre. Si una mujer por alguna razón no puede gestar en su vientre un hijo o no quiere gestar un hijo, ello no puede ser condición para que no pueda educar a un hijastro o bien aunque no lo haga no deja de tener su dignidad si sabe respetar la vida humana. Algunas mujeres quisieran ser madres y no pueden serlo, porque es muy difícil que en una mujer no exista el instinto de la maternidad biológica (gestación y amamantamiento de la criatura), ya que la naturaleza así lo establece, y en el hombre es casi imposible que se pueda dar ese instinto de gestación de la vida.

Sin embargo, fuera de eso la mujer es parte de nuestra especie y en lo único que se diferencia del hombre es en eso que la naturaleza ha establecido como una condición que ella puede llenar y no el hombre, por lo tanto, está la mujer en condiciones casi en todo igual que el hombre para realizar actividades  y tiene las destrezas físicas e intelectuales para realizar cualquier actividad; si amamos y respetamos la vida así es como debemos entenderlo y no de otro modo, porque de lo contrario actuamos con prácticas contra natura. Si actuamos contra natura terminaremos acabando con la vida y con lo que identifica a nuestro planeta azul, pero también acabaremos con él.

Ese aforismo de Martí, en que atribuye el sentimiento de identificación de la madre por los hijos, da cuenta de lo tan abnegadas que son las madres con los hijos. Las madres quieren a los hijos sin mirar las condiciones de estos, sin importar sus condiciones morales o materiales, salvo contadas excepciones. No se puede negar que existen ejemplos en estos tiempos de mujeres, tal vez más que en otros tiempos, que siendo madres no aman a sus hijos y algunas hasta los matan, pero aun hoy son rarísimas excepciones. Así de sencillo, las madres aman como nadie a los hijos.

Juan Bosch, en su obra David: Biografía de un Rey, describe la personalidad del rey David que sufría ante la muerte de su hijo Amnón -primero- y la de Absalón -después-, como si fuera una madre que pierde un hijo que lo ha gestado en su vientre durante 9 meses. Sin embargo, en el rey David podía haber un sentimiento de culpa muy grande que lo ponía a llorar las muertes de sus hijos, si las cosas ocurrieron como se describen los textos bíblicos, porque uno de ellos (Amnón) copió las inconductas sexuales de su padre (David) al violar a su media hermana (Tamar) y el otro hermano (Absalón) mató al primero (Amnón) y David mandó a perseguir a Absalón para castigarlo y este huyendo de la persecución perdió la vida. El rey sufría doblemente, pero es que según lo que se cree todo lo muy mal hecho se paga en esta vida.

En todo caso, se puede interpretar aunque no justificar que esos casos excepcionalísimos de madres que no aman a sus hijos, en algunos casos, se deben a la situación de extrema pobreza en que viven, es decir, es el fruto de ser víctimas  de las grandes desigualdades sociales de la sociedad en que viven  que las llevan a un estado espiritual morboso y hasta pueden matar a la criatura. Mientras los grandes ricos, entre los cuales están incluidos Abinader, Raquel Pena y los grandes ricos, algunos de los ellos reúnen con la cúpula económica mundial en Davos y quieren dirigir al mundo para mantener la acumulación de grandes capitales sin importarle que el planeta sea un desierto, esas pobres madres mueren de dolor ante su situación de extrema pobreza que no le permite alimentar a sus hijos.

Naturalmente, casi el abandono de los hijos o el dejar de amarlos casi no ocurre, pero mucho menos ocurre matar al hijo, por parte de la madre que lo alumbró. Es por eso que el apóstol de la independencia de Cuba, José Martí, se fijaba tanto en el amor de las madres por los hijos. Trina de Moya la esposa del expresidente Horacio Vásquez Lajara, al parecer no pudo se gestar en su vientre un hijo, pero es de la autoría de ella un himno a las madres de unas letras muy bien escogidas.

Himno a las Madres (completo)

¡Venid los moradores
del campo y la ciudad,
y entonemos un himno
de intenso amor filial:

Cantemos de las madres
la ternura, el afán
y su noble atributo
de abnegación sin par.

Celebremos todos la fiesta más bella,
la que más conmueve nuestro corazón;
fiesta meritoria, que honramos con ella
a todas las madres de la creación.

¡Quien, como una madre, con su dulce canto,
nos disipa el miedo, nos calma el dolor,
con solo brindarnos su regazo santo,
con sólo cantarnos baladas de amor!

De ella aprende el niño la sonrisa tierna,
el joven la noble, benéfica acción;
recuerda el anciano la oración materna
y en su alma florece la resignación.

Venid los moradores del campo a la ciudad
y entonemos un himno de intenso amor filial,
cantemos de las madres la ternura, el afán
y noble atributo de abnegación sin par.

Cubramos con flores la tumba sencilla
De madres que moran en la eternidad
Y ornemos con flores la frente que aún brilla,
Aún brilla y esplende la maternidad.

Para ella escojamos frescas azucenas
Simbólicas flores del alma ideal,
Blanca como el alma de las madres buenas
Y con algo místico y sentimental.

Albas estrellitas nítidas hermanas
De las que circundan la divina sien,
De la que es modelo de madres cristianas
Madres de Dios Cristo nacido en Belén.

Venid los moradores del campo y la ciudad,
Y entonemos un himno de intenso amor filial,
Cantemos de las madres la ternura, el afán,
Y su noble atributo de abnegación sin par.

Por Francisco Rafael Guzmán F.

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