Resulta sorprendente el estado mental en el que se encuentra el liderazgo nacional, solo ocupándose de la apariencia de sus acciones en lugar de sus resultados, si se ve bien, entonces, muy bien. El sistema en el que vivimos no admite correcciones, ¿saben la razón? es que el sistema es dios, por tanto ¿Quién le puede cuestionar su infalibilidad a dios? Y se trata de un tipo de patógeno que desde tiempos inmemorables se encuentra recorriendo las civilizaciones.
Este germen sobrevive en los ambientes del poder gobernante, donde es muy fácil confundir la función de ciertas personas ejerciendo cargos importantes con una divinizada, y esto es así debido a que el dios sistema es quien los ha bendecido, más que príncipes se han convertidos en mesías, profetas, apóstoles, y por supuesto, en figuras santificadas.
Uno es el poder del hombre mundano y otro es el poder de la verdad revelada por el Eterno. El uno y el otro son opuestos, de ahí la expresión bíblica: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios. Santiago 4, 4.
El peor error es el que no se acepta o peor aún, el que permanece bajo el manto de nuestra ignorancia, el que no se sabe: ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Salmo 19, 12. La naturaleza misma del mal es la ausencia del conocimiento de la verdad, lo que se esconde detrás de los discursos cargados de erudición, de las prendas de vestir de diseñadores de fama, de modales blandos, suavizados con sonrisa impregnada de las ternuras de un bebe que desarma a cualquiera, y mirada de ángeles.
Todo lo anterior se obtiene con una buena formación, en escuelas especializadas en tales lides, y por supuesto, en las prácticas de laboratorios en donde logran afianzar tales enseñanzas y artes. Y así obtienen el favor de la gente mientras mantienen ocultos sus secretos. Sus laboratorios, o grandes centros de iniciación al mejor estilo del de la universidad de Yale (fábrica de líderes norteamericanos), en ellos se bañan con la sangre tierna de bebes, adquieren el valor que oculta su cobardía aberrante con el banquete de carne de valientes y mártires, la pureza, de las orgias con las vírgenes en un desenfreno devorador de almas.
Ya no se trata de soberbia, lo que ocurre con los líderes de nuestra Patria Divina es que están infectados de ese bicho malicioso del falso poder, han sido programados en las mentiras de su dios, envueltos en esas orgias desenfrenadas del poder oscuro, donde el sexo es un portal a través del cual llegan legiones demoniacas en arrebato de sus perlas más valiosas.
Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a YHVH, tu Dios, para que no muramos, porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir rey para nosotros. Samuel 12, 19.
Por Rafael Guillen Beltre
