“El vicio inherente del capitalismo es la distribución desigual de las bendiciones. La virtud inherente del socialismo es la distribución equitativa de las miserias.” Winston Churchill.
Durante el auge de la Guerra Fría, en la cual Estados Unidos venció a Rusia imponiendo el capitalismo ante el comunismo, Cuba, a partir de la victoria de la Revolución el 1 de enero de 1959, marcó las relaciones hostiles entre el gobierno norteamericano y la dictadura castrista, incluso provocando la tristemente célebre crisis de los misiles que puso al mundo al borde del final. Pero, una vez cayó la Unión Soviética, también cayó el único estímulo económico que recibía Cuba.
Desde ahí, la izquierda entró en un lapso de derrotas y exclusión del poder, con la excepción cubana y la victoria sandinista ante la dinastía Somoza en Nicaragua.
A finales de los años 90, la izquierda latinoamericana tuvo un repunte con la victoria electoral de Hugo Chávez en Venezuela. La misma fue el principio del colapso institucional y, desde ese momento, comenzó la propagación de la denominada “patria grande” que promovía el extinto mandatario venezolano.
Los triunfos de Néstor Kirchner en Argentina en el año 2003 y la continuidad de su esposa en el poder, Cristina Fernández, luego de que este falleciera, crearon al interior del Partido Justicialista (PJ) de Perón la corriente del kirchnerismo, que planteaba ser de centroizquierda y variante del peronismo, la cual terminó absorbiendo y desplazando al PJ. En dicho gobierno, Chávez encontró su segundo país aliado, junto a Cuba.
En Argentina, con el triunfo de Javier Milei, el kirchnerismo se encuentra acéfalo, derrotado y con Cristina Fernández inhabilitada por sentencia. El expresidente Alberto Fernández termina con el fracaso de su gestión y sometido por violencia de género contra su exesposa y por acusaciones de corrupción administrativa.
De igual forma, con un gobierno de izquierda que es la excepción a la regla, Lula da Silva sale victorioso en Brasil, logrando escalar los resortes de poder luego de haber perdido los comicios del retorno a la democracia al caer la dictadura militar en 1989. Fracasó en sus pretensiones presidenciales en los años 1994 y 1998, hasta que en 2003 se alzó con el éxito, realizando una obra de gobierno palpable, y volvería con el Partido de los Trabajadores al poder en 2023.
Lula da Silva no ha reconocido la victoria electoral del chavismo; por tanto, no ha legitimado el fraude para perpetuarse en el poder.
Para el año 2007, en Ecuador, con el triunfo de Rafael Correa, quien gobernó hasta 2017, fue expulsado de su organización política de la mano de quien fuera su vicepresidente y eventual presidente, Lenín Moreno. Hasta el momento, Correa vive en el exilio. De ahí la lucha interna, la salida de Alianza País (AP) de Correa, el enfrentamiento de Moreno contra su vicepresidente Jorge Glas y el sometimiento de este último a la justicia, la victoria de Guillermo Lasso, su renuncia y el ascenso al poder de Daniel Noboa.
Colombia atraviesa su primer gobierno de izquierda en 200 años, con el desastre de Gustavo Petro, y se vislumbra una derrota aplastante del Pacto Histórico, de forma que ha reivindicado al expresidente Álvaro Uribe, quien será determinante para la victoria de la oposición colombiana, que podría producirse en una alianza entre el Centro Democrático de Uribe y el Nuevo Liberalismo, organización del extinto Luis Carlos Galán Sarmiento, dirigida en la actualidad por sus hijos Juan Manuel y Carlos Fernando Galán.
Con Petro, parecería que Colombia hubiera retrocedido al sangriento año de 1989, cuando asesinaron a los candidatos presidenciales Galán Sarmiento, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo, y el terror de las bombas no dejaba vivir en paz a los colombianos. Ahora, con el magnicidio del candidato presidencial y senador Miguel Turbay, el panorama se torna más oscuro.
La derrota de Ralph Gonsalves en las elecciones de San Vicente y las Granadinas ante Godwin Friday, líder de derecha, y el triunfo de Nasry Asfura en Honduras, derrotando a la candidata del gobierno de los Zelayas, Rixi Moncada, del Partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda), evidencian el desgaste de la izquierda latinoamericana, quedando solo Venezuela como su principal bastión. Parece ser que Nicolás Maduro y el chavismo tienen los días contados.
La pseudo revolución cubana es dependiente económicamente de la otra farsa de la revolución bolivariana. En Nicaragua esperan el fallecimiento de Daniel Ortega, quien cursa sus 80 años y con padecimientos de salud, con el movimiento sandinista agonizante ante los desmanes de Ortega y su esposa.
En Bolivia, Evo Morales obtuvo el poder en 2006 hasta 2019. En medio de tratar de presentarse nuevamente a las elecciones, una sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), por decisión unánime, habilitó la repostulación de Evo Morales y Álvaro García Linera para los comicios nacionales de 2019, basándose en la prevalencia de convenios internacionales sobre la Constitución Política del Estado. Esto dio paso a la crisis política que terminó con la renuncia y exilio de Morales. Incluso el Tribunal Electoral Nacional vetó la postulación de Morales al Congreso.
En diciembre de 2023, el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia anuló la posibilidad de reelección indefinida, lo que significa que Morales ya no puede aspirar a ser presidente de nuevo. Con el rompimiento del actual presidente Luis Arce, marcando distancia de Morales e incluso renunciando al partido Movimiento al Socialismo (MAS), no existen dudas del fracaso de la izquierda boliviana.
De igual forma, Morales renunció al MAS para conformar otra organización política.
En Perú, con la caída del poder de Pedro Castillo y su condena de 11 años de cárcel, es evidente que fracasó el comunismo en dicho país, aunque la inhabilitación de presidentes por medio del proceso de censura es algo bastante común desde la presidencia de Alberto Fujimori.
Perú ha tenido, desde Fujimori, once presidentes: Valentín Paniagua, por un año; Alejandro Toledo, sometido por Odebrecht; Alan García, quien se suicidó al ser allanada su casa por el caso Odebrecht; Ollanta Humala, condenado junto a su esposa por Odebrecht; Pedro Pablo Kuczynski, quien renunció también por Odebrecht; Martín Vizcarra Cornejo, destituido por el Poder Legislativo; Manuel Arturo Merino de Lama, que gobernó por cinco días; Francisco Sagasti, que gobernó de noviembre de 2020 a julio de 2021; Pedro Castillo; Dina Boluarte, destituida por incapacidad moral; y ahora gobierna José Jerí.
En el caso de Uruguay, José “Pepe” Mujica, con militancia de izquierda en el movimiento revolucionario Tupamaros, se distanció de la izquierda recalcitrante, estableciendo su condición de anarquista y sin imponer sus ideas a la población, creando un precedente de tolerancia que no abunda en la izquierda de la región.
Con el gobierno de Fernando Lugo en Paraguay, siendo el primer presidente de izquierda en alcanzar el poder en dicho país, se generó una crisis e inestabilidad política que concluyó el jueves 21 de junio de 2012. La Cámara de Diputados aprobó la realización de un juicio político en su contra, alegando mal desempeño en sus funciones, siendo formalmente destituido por el Poder Legislativo.
En El Salvador, con el gobierno de Nayib Bukele, la izquierda ha perdido todo su espacio. Los gobiernos de Mauricio Funes y Salvador Sánchez son un recuerdo del Estado fallido. En el caso de Chile, el gobierno de Gabriel Boric, que ha marcado distancia de la dictadura de Maduro, muestra, según la encuesta CEP, una aprobación del 28 por ciento y un rechazo del 62 por ciento, evidenciando que su gestión no va por buen camino.
En el caso de México, no es un secreto que ni siquiera es necesario profundizar al respecto, ya que el sexenio de Claudia Sheinbaum Pardo no ha empezado bien ni se vislumbra que pueda mejorar.
El discurso de que la izquierda latinoamericana ha fracasado no es palabrería, es una realidad.
El artículo “Auge y caída de un proyecto político”, de Hernando Gómez Buendía, establece lo siguiente, cito: “Lo del fracaso de la izquierda es cierto en el sentido de que ha perdido o está a punto de perder el poder en casi todos los países donde hace poco lo tenía. Pero un juicio ponderado tendría, por supuesto, que mirar los logros de esos gobiernos y las causas de su declive, para lo cual es conveniente distinguir, como mínimo, entre tres tipos de izquierda: la que podría llamarse cosmética o, cuando más, embrionaria; la izquierda reformista o socialdemócrata, que llegó al poder en los cuatro países del Cono Sur con el apoyo de los sindicatos y los estratos medios bajos de las ciudades; y la izquierda populista de la Región Andina, que yo más bien llamaría rupturista porque es más novedosa y radical que la del Cono Sur. La base aquí no son los sindicatos ni las clases medias, sino los indígenas, sobre todo en Bolivia; los campesinos; y los trabajadores urbanos informales, sobre todo en Venezuela.”
Dicha situación ha colocado al dictador Nicolás Maduro en una posición muy difícil: aislado, perdiendo aliados, mientras su régimen se encuentra desgastado y sin legitimidad alguna.
Es cuestión de tiempo para que se conteste la pregunta de mi pasado escrito: Maduro, ¿cárcel o exilio?
Juan Isidro Jiménes Grullón no creyó que su obra lapidaria Nuestra falsa izquierda sería el epitafio perfecto para la ideología política que prometió reivindicaciones y solo pudo aportar resentimiento a la lucha de clases, revanchismos con el mecanismo de la expropiación y miseria, que ha obligado a 7.9 millones de venezolanos a huir del régimen represivo de Maduro, según los datos aportados en el libro 10 años de la migración venezolana en Colombia: Crisis, respuesta y desafíos, por el Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario y la Fundación Konrad Adenauer.
En el caso de Cuba, solo en 2016, 50,000 cubanos apostaron a la travesía del mar para llegar a Miami, para acogerse a la política de “pies mojados, pies secos”, según datos citados en el artículo “El fallo de un juez de Miami podría facilitar el camino hacia la residencia permanente en Estados Unidos para gran cantidad de inmigrantes”, del 3 de febrero de 2021.
Creo prudente concluir con la siguiente frase de Mario Benedetti, cito: “De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: de la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra.”
Por: Jesús M. Guerrero, hijo.
