La incomodidad en el entorno profesional rara vez es casual
Hay personas que nos incomodan sin decir una sola palabra. Algo en su forma de actuar, de comunicarse o de reaccionar activa una tensión difícil de explicar. En lo profesional solemos atribuirlo “al otro”…esa persona cuyo estilo, carácter, manera de liderar nos repelan, sin embargo, muchas veces esa incomodidad funciona como una señal que nos invita a – detenernos – y autogestionarnos.
Los equipos y las organizaciones operan como espejos, reflejan patrones, hábitos y brechas que, si no se observan con criterio, terminan repitiéndose y afectando la dinámica colectiva.
Un liderazgo maduro no elimina la incomodidad, al contrario, aprende a leerla. Cuando un líder identifica que algo no está alineado, que una expectativa está mal gestionada, que una decisión es postergada, es porque ha desarrollado la capacidad de convertir la incomodidad en información útil para fortalecer su criterio y autogestión.
Saber comunicar y saber ejercer influencia transforma la dinámica del equipo. Ese trabajo interno no siempre es cómodo, pero es necesario para sostener relaciones profesionales más claras y liderazgos mas sólidos.
En resumen, la incomodidad no es una amenaza para el liderazgo, es su punto de partida.
Por Belma Polonia González
Profesional en Gestión Humana, enfocada en el desarrollo del talento, la cultura
organizacional y el bienestar laboral. Se caracteriza por crear experiencias que conecten a las personas con su propósito profesional y humano.
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