Los sondeos para medir las preferencias electorales, colocan en los dos primeros lugares, al presidente Luis Abinader, quien buscaría su reelección, como candidato del PRM. Compitiendo con el tres veces presidente Leonel Fernández, buscando un cuarto periodo, como candidato de la FP. En tercer lugar, Abel Martínez, candidato del PLD.
Uno de los tres será nuestro próximo presidente y deberá enfrentar la invasión de haitianos ilegales, que comenzó de forma pacífica y se ha tornado violenta. Una inmigración que se desbordó durante los veinte años de gobierno del PLD. Convirtiéndose en el peor problema que afecta nuestro país. Al exigir cada día mayor inversión de nuestro presupuesto.
Encareciendo la calidad de vida del pueblo dominicano. Sumado al estado de ingobernabilidad que experimenta el vecino pais. Por causa de la presencia de bandas fuertemente armadas, que controlan parte de su territorio. Situación que ha requerido, un incremento del presupuesto militar para aumentar la cantidad de soldados y equipos para vigilar la frontera.
Dice un refrán popular: “Cuando vea la barba de tu vecino en llamas pon la tuya en remojo”. El estado de violencia, incertidumbre y escasez de alimentos, motivó al presidente Abinader, a llamar la clase política a participar en una mesa de diálogo, para unir esfuerzos en la búsqueda de estrategias, con el propósito de proteger nuestro país.
Pero, el llamado fue rechazado por Leonel Fernández, Danilo Medina y Miguel Vargas. ¿Cuál es el mensaje que enviaron a las potencias, que nos ven como la solución al problema haitiano? Significa que, de llegar al poder no serán obstáculos para las pretensiones de usar nuestro país para solucionar el problema haitiano.
Es una incoherencia presentarse como defensor de la Carta Magna y al mismo tiempo rechazar un dialogo para enfrentar las violaciones a las leyes migratorias emanadas de ella, sin tomar en cuenta que establece en su artículo 128, que es atribución del presidente, tomar las medidas para proveer y garantizar la legitima defensa de la Nación.
¿Por qué negarse a participar en un diálogo por la defensa del país, en un momento crucial para nuestra sobrevivencia como nación libre y soberana? La razón es, la ambición de llegar al poder, aunque cueste la perdida de nuestra independencia, que tanta sangre costo.
Y es que, cuando en una sociedad prevalece “el fin justifica los medios”, se impone el “sálvese quien pueda” sin importar que el país se hunda con todos los demás. Pues, la riqueza es bienvenida en todas partes y lo peor que puede ocurrir es tener que abandonarlo en medio del tormento.
Lic. Elías Samuel Rosario Mata