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24 de diciembre 2025
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OpiniónYSAÍAS JOSÉ TAMAREZYSAÍAS JOSÉ TAMAREZ

La importancia de las fuentes confiables

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En la actualidad, las personas tienen acceso inmediato a una cantidad ilimitada de información a través de medios digitales, redes sociales y plataformas informativas en línea, sin embargo, esta facilidad para acceder a contenidos también ha traído consigo una creciente dificultad para distinguir entre lo verdadero y lo engañoso, la circulación de noticias falsas, información manipulada y rumores disfrazados de verdad se ha convertido en un problema constante, por tanto, se hace cada vez más importante  entender el origen de los datos que consumimos y compartimos.

Desde hace algunos años, los expertos en comunicación advierten que vivimos en la era de la posverdad y en ella los usuarios de estas fuentes de información priorizan lo que les provoca emociones o confirma sus creencias, por encima de los hechos verificados, según el filósofo español Daniel Innerarity, “la información no nos hace necesariamente más sabios, incluso puede hacernos más manipulables si no aprendemos a gestionarla de manera crítica”. En este contexto, las fuentes confiables se convierten en una herramienta vital para preservar la objetividad y el pensamiento razonado.

De manera general, se entiende por fuente confiable aquella que ofrece información verificada, sustentada por pruebas y que proviene de una institución, medio o experto con trayectoria reconocida en el tema abordado, por lo que no basta con que un contenido sea compartido por muchas personas o tenga apariencia profesional, lo importante es conocer quién está detrás de la publicación, cuál es su intención y qué datos respaldan lo que dice a través de este análisis, se puede ejercer un consumo más responsable y menos vulnerable ante la manipulación informativa.

En plataformas como Facebook, X (antes Twitter), TikTok e Instagram, circula a diario una mezcla de opiniones, noticias, propaganda, humor y desinformación lo que resulta preocupante es que muchos usuarios especialmente los más jóvenes, no hacen distinción entre estas categorías, de ahí que informes recientes del Instituto Reuters revelen que más del 60 % de los consumidores de noticias en línea no verifican la veracidad de los contenidos antes de compartirlos, esta práctica contribuye a la propagación de falsedades y al deterioro filosófico del debate entre grupos sociales.

Este fenómeno que traza cambios paradigmáticos en todas las sociedades de la región, cuando nuestros ciudadanos ven y escuchan temas de salud pública, seguridad, democracia, entre otros, en su gran mayoría son sacados totalmente de contexto, vídeos con opiniones muy poco fiables o declaraciones inventadas, personas que pueden ser perfiladas clínicamente a través de la difusión de su trabajo de comunicación muestran cuadros psicológicos importantes. La periodista Nuria Piera ha señalado en varias ocasiones que “el periodismo debe ser una barrera contra la mentira, no un canal para repetirla”; esto obliga a los profesionales de la comunicación y la ciudadanía en general a hacer un esfuerzo consciente por verificar y cuestionar lo que consumen y comparten.

A nivel educativo, también existe un compromiso pendiente los sistemas de enseñanza aún no incorporan de manera formal la formación en pensamiento crítico y alfabetización mediática, sin embargo, estas habilidades resultan fundamentales en la actualidad ya que permiten a los estudiantes evaluar la credibilidad de las fuentes, diferenciar entre hechos y opiniones, y reconocer intenciones ocultas detrás de ciertos mensajes como ha expresado la socióloga Zeynep Tufekci, “no se trata de tener acceso a más datos, sino de saber qué hacer con ellos”.

Cabe destacar que las fuentes confiables no solo aportan veracidad, también permiten construir debates objetivos, tomar mejores decisiones y generar confianza en los entornos digitales por ejemplo: en temas de salud, economía o medioambiente, seguir a organismos especializados como la Organización Mundial de la Salud, el Fondo Monetario Internacional o Naciones Unidas ayuda a evitar mitos y datos manipulados que pueden causar daño en cambio, la proliferación de blogs sin respaldo, videos de youtubers sin formación académica o responsabilidad social o cadenas de WhatsApp solo alimenta el ruido y la confusión.

Asimismo, el impacto de las fuentes no confiables no se limita al plano personal o familiar, también afecta las decisiones colectivas, las políticas públicas y el comportamiento social. Los efectos pueden ser tan graves desde rechazar una vacuna hasta adoptar posturas discriminatorias o actuar violentamente. Hasta no validar y verificar a través de otras fuentes, no se puede confiar ciegamente en la información o contenido ya que pueden ser tan peligroso como fomentar la violencia o discurso de odio.

En consecuencia, el llamado es a fomentar una cultura de verificación y responsabilidad informativa, no se trata de desconfiar de todo ni vivir con paranoia digital, sino de adoptar una actitud activa ante la información, verificar la autoría, contrastar con otras fuentes, examinar los argumentos y sobre todo, ser conscientes de que cada vez que compartimos un contenido, estamos contribuyendo a la construcción de un entorno informativo, para bien o para mal.

En resumen, las fuentes confiables no son un lujo, son una necesidad urgente en tiempos de sobreinformación y manipulación constante, como ciudadanos, tenemos el poder y la responsabilidad de decidir qué consumimos, a quién escuchamos y qué compartimos. Solo así podremos recuperar el valor de la verdad y proteger la calidad del diálogo social en nuestras comunidades.

 

Artículo escrito por: Lic. Ysaías J. Tamárez

 

 

 

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