En la República Dominicana se mide la importancia de la educación en términos de la potencialidad que le brinda al organismo gestor de importantizarse ante la comunidad objeto del beneficio de la inversión que se realiza.
Si el concepto de eje transversal, se refiere a la universalidad que representa en su accionar o un eje perpendicular a la dimensión de un conjunto, no hay una aplicabilidad más justa, que la de definir la educación como el eje de interconexión entre el interés de desarrollo de una Nación y el desarrollo de la misma.
Es cotidiano, la protesta gremial de los profesionales de la educación media en el sector público y mucho mayor, la que realizan los profesores, estudiantes y empleados de la educación pública universitaria, específicamente esas poblaciones integradas en la Universidad del Estado, la Autónoma de Santo Domingo.
Si realizamos un paralelismo, entre la educación pública y la privada, llegaremos a la conclusión de que la participación de la población en el intercambio protagonizado por discentes y docentes es liderado por los profesores y estudiantes del sector público, lo que determina el aporte de desarrollo de la Nación por ambos sectores. Esto sin desmedro de los grandes aportes que ha realizado en los últimos tiempos, el sector privado de la educación básica, intermedia y universitaria.
Los aportes del Estado en la educación para el desarrollo Nacional, debe ser horizontal y proporcional, así lo establecen las leyes regulatorias, incluyendo la 5778 del 5 de enero de 1962 que en su artículo 3 establece que el Estado dedicará anualmente para el financiamiento de la Primada de América, un subsidio que no será inferior al 5% del Presupuesto Nacional y que, además le otorga la autonomía en la ocasión en que solo existía esa única institución de educación superior.
Se podría estar de acuerdo o no con los reclamos que realizan los actuantes docentes, tanto de la educación preuniversitaria, como universitaria y post universitaria del sector público, pero lo que no se puede discutir, es que la Nación Dominicana, ha avanzado horizontalmente en muchos aspectos de la vida y de que ese avance, se debe básicamente a la relevancia de la inversión en educación que ha realizado nuestro país.
No es fortuito, la gran inversión que realizan las naciones con criterios universales en la implementación de políticas educativas, al extremo de crear programas de estudios distanciados que benefician a estudiantes de otras latitudes, aunque para esto, tengan que proporcionarles facilidades que les permita obtener niveles de capacitación a los fines de su inserción en el mercado globalizado. Esta práctica es la que define a la educación, como el eje transversal por excelencia del desarrollo de las Naciones.