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27 de diciembre 2025
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OpiniónRafael Emilio Bello DiazRafael Emilio Bello Diaz

La deserción escolar y la calidad de la educación

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El acceso y la permanencia de la población en el sistema educativo siguen siendo uno de los principales retos que debe enfrentar el Estado dominicano, para lograr una educación de calidad, de acuerdo con lo que retrata el Plan Decenal de Educación Horizonte 2034. El documento, aprobado por el Consejo Nacional del Ministerio de Educación (Minerd), establece también que, si bien ha habido un avance en la asistencia escolar en los últimos años, la pandemia representó un revés que aún no ha podido normalizarse en algunos niveles escolares. Asimismo, señala que, en 2022-2023, de cada 100 niños en un rango de edad de 6 a 11 años, seis estaban fuera de la escuela.

Hoy la escuela se halla ante el reto de dar respuesta a unas exigencias que reflejan con exactitud la sociedad en que vivimos. Un mundo globalizado, muy competitivo, altamente cambiante y de una complejidad creciente demanda de profesionales dispuestos a formarse continuamente, capaces de innovar, y de ser flexibles para manejarse con soltura.

Deserción: Entendida como el proceso educativo que se trunca a temprana edad para solventar otras necesidades diferentes al desarrollo personal. Es el abandono del tiempo destinado para el aprendizaje en una institución educativa. Mientras que los factores económicos se refieren a toda la gama de elementos monetarios que impiden el desarrollo escolar de los jóvenes. Dentro de los familiares se encuentran los diferentes aspectos de la vida personal que limitan un desenvolvimiento pleno de las facultades personales. El abandono escolar significa una gran pérdida para el Estado, pues se desaprovechan los recursos invertidos, la inversión no se traduce en mejor calidad de vida y se le quita la oportunidad de educarse a otras personas.

Se entiende por deserción escolar, el abandono del sistema educativo por parte de los estudiantes, provocado por una combinación de factores que se generan, tanto en la escuela como en contextos de tipo social, familiar e individual.”

¿Desde cuándo preocupa el fracaso escolar? No preocupaba medio siglo atrás, cuando se consideraba natural que los niños y adolescentes fueran rechazados en masa por el sistema escolar. La escolarización primaria era un objetivo de carácter universal, pero a nadie le extrañaba que miles de alumnos dejaran de serlo para incorporarse a la actividad económica, particularmente si se trataba de las tareas domésticas, las mujeres, o del trabajo agrario e industrial, los hombres. Las oportunidades sociales de las personas dependen cada vez más de su cualificación, de su capital humano, de su capacidad de obtener, manejar e interpretar la información, de emplear y adquirir el conocimiento. Se ha abierto una brecha entre el trabajo cualificado y el no cualificado. 

Esto es lo característico de la tercera gran revolución industrial, cuyo motor es la utilización de la información y el conocimiento a gran escala dentro del sistema económico, como lo fue para la primera –el surgimiento de la fábrica– la nueva escala de los medios de producción y, para la segunda –el taylorismo, y el fordismo–, la organización del trabajo.

El fenómeno de la deserción escolar no tiene una única causa; más bien, es el resultado de una interacción compleja de factores que varían en su impacto según el entorno cultural y socioeconómico. La educación es un derecho de todas las personas en la sociedad. En la agenda 2030, el objetivo 4 para el desarrollo sostenible plantea:

“Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”. Todos los países, proyectan acciones y estrategias para contribuir al planteamiento de este objetivo, sin embargo, hay problemas que atentan contra la sostenibilidad de la educación en diversas.

La educación es considerada por la Unesco como “un derecho humano para todos, a lo largo de toda la vida, y que el acceso a la instrucción debe ir acompañado de la calidad”. Otra de las causas de la deserción estudiantil, es el bajo rendimiento académico de los estudiantes. El rendimiento académico es el resultado del aprendizaje suscitado por la actividad educativa del docente y el auto aprendizaje del estudiante, se expresa en una calificación cualitativa y cuantitativa determinando el logro de los objetivos preestablecidos en la institución.

Las familias disfuncionales o desorganizadas, como un factor de riesgo de generadoras de individuos con problemas comportamentales o de adaptación, lo cual rompe con la función socializadora de los hijos. Esta condición las convierte en importantes factores de riesgo de deserción de sus hijos en condición de alumnos en las instituciones docentes, ya que de hecho dificultan la tarea de los padres en la educación de los hijos; entorpecen la labor de la escuela como transmisor de conocimiento y, además, permiten, con su ausencia de control, que los hijos se asocien con amigos que tienen valores antisociales y tendientes a la deserción, las consecuencias de la deserción académica son devastadoras y amenazantes para las naciones.

Entre ellas:

Gran impacto en el capital humano, ya que afecta negativamente los procesos sociales, económicos y políticos en cuanto a la proyección de desarrollo de un país. Genera elevados costos sociales y privados porque derivan en la captación de una fuerza de trabajo menos calificada.

Costo estatal elevado por la obligación que tendrá el gobierno de realizar y financiar programas sociales. Aumento de grupos delictivos y violentos a causa del desocupe y la exclusión social. Incremento de las desigualdades sociales. Pocas capacidades mentales y físicas para aspirar a un trabajo estable y remunerado, que les permita salir de la pobreza.

El autor es docente de la Universidad Católica Santo Domingo UCSD.

Por: Rafael Emilio Bello Diaz.

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