«…el acto comunicativo oral supone la presencia de por lo menos dos o más individuos, pertenecientes a la misma comunidad lingüística» (Ferdinand de Saussure)
Uno de los mayores y más valiosos logros o descubrimientos que ha alcanzado la humanidad a través de los tiempos; indudablemente es, a mi juicio, la comunicación humana, de ahí la intensa pasión que ha despertado su estudio a través de los tiempos. En tal sentido, algunos estudiosos la definen como «el acto por el cual uno o varios individuos establecen entre sí, un contacto que les permite transmitir o intercambiar informaciones».
Asimismo, los orígenes de la comunicación humana se remontan a los principios de la existencia de la vida sobre nuestro planeta; debido a que el ser humano siempre se ha comunicado, ya sea a través de códigos o señales, producto de la inventiva o la creatividad que por naturaleza le caracteriza como el único animal provisto del lenguaje (capacidad de aprender a hablar y escribir lenguas).
Asimismo, entre las principales acciones que se requieren para obtener una comunicación eficaz, están: la escucha activa, por ejemplo. Sin embargo, este proceso es uno de los más difíciles de sobrellevar dentro del ámbito comunicativo; no interrumpir a quien habla; mostrar empatía; no contraargumentar. P. e.: la otra persona dice: «me siento mal» y tú responde «…y yo también»; no contar tu «historia» cuando el otro necesita hablarte, etcétera.
Los elementos de la comunicación humana:
En lo que concierne a este punto, y su rol en el acto comunicativo, autores como Ferdinand de Saussure, refieren que: «el acto comunicativo oral supone la presencia de por lo menos dos o más individuos, pertenecientes a la misma comunidad lingüística». Por tanto, en ese acto «el cerebro del emisor emite conceptos asociados con imágenes que sirven para su expresión. Así, un concepto todo provoca en el cerebro la imagen acústica correspondiente. Aquel transmite inmediatamente un impulso a los órganos de la fonación, los que, al entrar en funcionamiento, originan ondas sonoras que se propagan en el aire hasta llegar al oído del receptor». Asimismo, «en el receptor, el circuito se prolonga, pero en sentido inverso: la onda sonora llega al oído, donde se trasforma en impulso nervioso; este impulso es llevado al cerebro y allí se produce la asociación de la imagen acústica con el concepto correspondiente. Este es un acto, a su vez, psíquico, neurológico, físico y social», señala Saussure.
En cuanto a sus roles (de los elementos), el maestro ginebrino asegura que el emisor es la persona que produce o emite el mensaje; en cambio, el receptor es quien lo recibe. Asimismo, el mensaje funge como el contenido de la información que se envía; el canal es el medio por donde circula el mensaje; en tanto que, el código desempeña el rol de las reglas que se emplean para enviar el mensaje; y, luego, tenemos el contexto, que no es más que la situación en la que se produce el acto de comunicación. Finalmente, es bueno destacar que el contexto juega un rol sumamente importante en este proceso, ya que de él depende, en gran medida, la comprensión del mensaje, lo que enclaustra una buena o mala comunicación.
Por José Santana
