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10 de mayo 2024
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La comunicación dominicana despide un 2023 deplorable

La comunicación dominicana despide un 2023 deplorable
El entretenimiento se ha convertido en una jungla de depredadores donde el que más genera controversias es el más aceptable. (Ilustración: Camila Decena)
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EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Ha sido muy notoria la baja calidad de educación, información y entretenimiento que proyectan más del ochenta por ciento de los espacios de comunicación transmitidos en diferentes plataformas.

Tanto la TV, la radio y programas digitales dominicanos han descuidado su contenido por dejarse arrastrar del delicioso pastel monetario que brindan los streaming; principalmente en YouTube.

Producto de esto, los medios prefieren tener en sus parrillas a muchos individuos con síndrome de ser “famosos” y sin ningún concepto o preparación, que a través de las redes sociales han incursionado en la materia ganando una fuerte notoriedad.

Para el icónico presentador Domingo Bautista toda esta descomposición comenzó con la llegada de los medios digitales. “Todo el mundo tuvo acceso a redes sociales, incluso fijaban posiciones sobre cosas serias, y eso hizo que llegara un sector de la sociedad que en aras de buscar notoriedad y trascendencia utilizó estos medios para vulgarizar el comportamiento, principalmente de la juventud”, asegura el comunicador.

Esta corriente ha sido tan fuerte que reales profesionales del oficio se están sumando a la onda del “sonido”. Una muestra fue el caso de Frederick Martínez “El pachá” quien en un momento de euforia durante una entrevista dijo que las mayorías de todas las presentadoras de TV en algún momento han tenido que “entregar” (acostarse con directores de medios) para poder crecer en este negocio, asegurando que Zoila Luna, ha sido una de tantas.

En ese sentido preocupado por esta situación, Bautista agregó que “Esto ha ido como una bola de nieve, creciendo cada día más y las autoridades se muestran indiferentes a tomar un control sobre el uso de los medios digitales y en los medios de comunicación tradicionales, donde han llegado personas con los mismos conceptos de expresiones inadecuada, vulgares e insultantes”.

En torno a todo esto La Comisión de Espectáculo Público, que es el único organismo regulatorio que existe en el país, parece ser estéril ya que no ha tomado medidas a este mal que está consumiendo la calidad de los medios (Al menos por lo que se ha visto).

La jungla del espectáculo

El entretenimiento se ha convertido en una jungla de depredadores donde el que más genera controversias es el más aceptable.

Estudiando esta tendencia y comportamiento mediático de tener a pseudos profesionales que a costa de lo que sea optan por brindar un contenido basura sin importar la integridad del emisor o el receptor, El Nuevo Diario consultó a la doctora Alexandra Hichez, experta en psiquiatría.

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“Estos cambios en los patrones de consumo de los medios en la audiencia actual en comparación con el pasado está en que la atención se ha vuelto más fragmentada y dispersa, y la capacidad de retener información a largo plazo ha disminuido; como resultado, los medios informativos tradicionales pueden pasar desapercibidos o ser olvidados rápidamente y para contrarrestar esto los comunicadores han adoptado enfoques más llamativos y mediáticos para capturar y mantener la atención al público” explica Hichez.

Apunta que, con el avance de la tecnología y la proliferación de dispositivos electrónicos, ha llevado a un cambio en la forma en que se presenta la información, provocado que los medios de comunicación tradicionales, y los nuevos, entren en la línea de crear elementos llamativos y amarillistas, con un lenguaje totalmente sensacionalista que en ocasiones cae en la crudeza del verbo y el lenguaje usado actualmente.

Miedo mediático

El sensacionalismo ha llevado a provocar daños directos, al punto de que artistas, figuras de otros escenarios pierdan el interés total de visitar espacios de TV, radio o digitales, ya que sienten que solo los utilizan como “condones” para generar atención y dinero digital.

Un ejemplo de esto es que artistas como Anthony Santos, Don Miguelo, Juan Luis Guerra, no ofrecen entrevistas porque entienden que su presencia es para buscar la forma de quedar mal parados ante la audiencia o provocarlos a salirse de contexto.

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