Creo que no le hemos dado la dimensión pertinente al hallazgo de un equipo de investigadores de nuestra Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) de seis moléculas anticancerígenas activas y no reactivas, las cuales fueron descubiertas en especies dominicanas de plantas de familia asterácea.
En artículos anteriores me he referido al desdén mostrado por los grandes laboratorios mundiales, los cuales se mantienen únicamente escudriñando las fórmulas que generan multi millonarias ganancias a sus productos, como lo son la disfunción eréctil, la calvicie, etc. Todo eso ocurre en el instante en que enfermedades como el cáncer, el SIDA, la hepatitis B y C, el Zika, etc., se convierten en pandemia, ocasionando esa dejadez millones de muertos en todo el planeta.
El caso de la desidia de esos grandes laboratorios en contra de los humildes de la tierra es tal, que el premio nobel de economía Joseph Stiglitz propuso a la ONU el otorgamiento de un apetecido premio en metálico para motivar a los centros de investigación a que se aboquen en la búsqueda de soluciones a las grandes enfermedades que padece la humanidad.
La sociedad dominicana en sentido general debe darle el espaldarazo a este grupo de científicos de la universidad estatal en este paso por aportarle al mundo remedios para las grandes calamidades, como lo es la maléfica enfermedad del cáncer.
El doctor Quírico Castillo, quien dirige la investigación de campo de la más vieja universidad del nuevo mundo dijo que la alta casa de estudio está en capacidad de descubrir en las plantas observadas nuevas especies de esas matas.
Creo que el gobierno debe acudir en ayuda de este equipo de ciencia uasdiano y ofrecerle todo el apoyo necesario a fin de que ese grupo continúe su trabajo de investigación.
La verdad es que noticias como esta me hace sentir un enorme orgullo de ser un egresado de ese centro docente, y como Franklin Alemeyda, ahora no me canso de exhibir a diestra y siniestra mi anillo de graduado de la UASD.
POR ELVIS VALOY
