“Desprecio: sentimiento de un hombre prudente por un enemigo que es demasiado formidable, como para ser enfrentado.” Ambrose Bierce
Desde que el 9 de noviembre del año 2022, Julio César Valentín hizo de conocimiento público, su renuncia formal de las filas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), plasmando el epitafio en la lapida morada al consagrar en su carta que quedarse en el PLD, sería como estar en un cuerpo sin alma y de ahí dando el primer aviso del surgimiento de la organización que hoy preside, Justicia Social (JS).
El PLD, trato por todos los medios de minimizar la salida de quien militó durante 30 años en sus filas desde ser fiscal, diputado, siendo presidente de la Cámara Baja y luego, senador por Santiago de los Caballeros y líder de esa organización política en el Cibao, fue miembro del otrora poderoso Comité Político (CP), lo único que pudo ripostar el secretario general del PLD, Mariotti en su ejercicio díscolo como voz autorizada de ese partido fue que han tenido otras renuncias y siguen aquí.
Pero la renuncia de Julio César Valentín no fue solo una más de la larga lista de renunciantes del PLD, el devenir del inclemente juez que es el tiempo ha ido poniendo las cosas en su lugar y dentro de la justa dimensión del liderazgo político nacional, le ha dado su legítimo puesto.
Luego de tratar de minimizar la salida, dieron uso al epíteto malsano de “tránsfuga”, olvidando que es el transfuguismo, podemos ver la explicación de María Alejandra Perícola, profesora de Teoría del Estado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, cito: “Lo que determina la condición del tránsfuga es que no ocupa la ubicación parlamentaria que le corresponde desde el punto de vista electoral, no asume la banca del partido por el cual accedió. Hay dos tipos de transfuguismo, uno que se da al inicio, y otro que es sobreviniente, cuando se cambia de bloque después de haber asumido.” Lo desglosa desde el punto de vista congresual, de legisladores que pasan de un partido a otro en medio del ejercicio de sus funciones.
Por igual, el PLD olvida su propia historia convenientemente, al obviar que su nacimiento en las manos de Juan Bosch, surge al dejar de identificarse con el PRD y al renunciar, fundó el PLD en 1973 y el resto es historia conocida. Al no existir beneficios producto del cambio de partido no podemos catalogar como tránsfuga a todo aquel que abandone una organización con la cual no siente empatía ni se identifica con su accionar. No creo que haya un peledeista dispuesto asumir un relato que manche el ejercicio político de Bosch.
Con el surgimiento de JS, aquellos como Rafael Hidalgo alcalde electo por Azua de las filas de Justicia Social, quien fue fundador del errático proyecto presidencial que promueve el PLD y en su carta de renuncia advirtió lo peligroso del mismo para el país. Han sido prueba fehaciente de que la renuncia de Valentín de las filas del PLD no fue por capricho y por demás que se basó en su formación ideológica que no le permitiría promover un proyecto presidencial de un político populista y con tantas carencias ideológicas.
Lo que ha venido realizando Julio César Valentín con el desarrollo a nivel nacional de JS, ha evidenciado que el PLD ha culminado su ciclo histórico y que el de la Fuerza del Pueblo (FP), no ha iniciado porque no se concibe como un partido real, más bien como una boleta electoral para antojo del expresidente Fernández.
Por más que han tratado de negar el daño que significó al PLD, la renuncia de Valentín, la realidad es que la dimisión de quien fue la principal figura del PLD en Santiago ha sido un duro porrazo, pero ha destapado una caja de pandora en el CP del PLD, lo que ha dado paso a renuncias constantes que han sido golpes contundentes para el proyecto presidencial de ese partido y por igual para las aspiraciones de la FP.
Hay que hacer énfasis que en el PLD no hay condiciones para una candidatura presidencial y en el caso de Abel Martínez, que es un gigante con pies de barro, la salida de Julio César Valentín fue el tiro de gracia para ese proyecto, sencillamente el partido de Bosch no existe y de la mano de su actual alta dirigencia se encamina a ser únicamente una maquinaria electoral empujada por el clientelismo al cual ya no tiene acceso al no administrar la cosa pública y lanzando al olvido los círculos de estudios que fueron la fundación de aquel partido de cuadros que concibió el profesor Bosch. Tal cual el PRD, no podrán evitar su devenir a un partido bisagra.
Mientras que JS, se proyecta como el partido aliado que más votos aportará a la reelección del presidente Abinader y colocándose como la cuarta fuerza política del país en su primer torneo electoral.
La organización política precedida por Julio César Valentín, se ha constituido en el dolor de cabeza para las aspiraciones del PLD y FP, porque mientras ambos partidos opositores continúan enfrascados en una lucha fratricida, JS se constituye como el paso natural para aquellos que no soportan la perdida de la esencia boschista que han encabezado Leonel Fernández y Danilo Medina.
Concluyo con la siguiente frase de Winston Churchill, cito: “Algunos hombres cambian de partido por el bien de sus principios; otros cambian de principios por el bien de sus partidos.”
Por Jesús M. Guerrero hijo
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