«La injusticia, en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes.» — Martin Luther King, Jr.
El dolor de una madre no tiene comparación. Perder un hijo en circunstancias confusas y violentas es una herida abierta que solo la verdad y la justicia pueden aliviar. La muerte de John Connor Reyes, un joven de 21 años de Buenos Aires de Herrera, ha dejado más preguntas que respuestas, y es un recordatorio de que la vida de un ciudadano no puede ser apagada sin consecuencias ni explicaciones claras.
Las versiones sobre lo ocurrido son inquietantes. La familia denuncia que John Connor fue arrestado arbitrariamente y sometido a una descarga eléctrica con una pistola táser, lo que habría provocado su muerte. Si esto es cierto, estamos ante un caso grave que no puede quedar en el olvido ni perderse entre expedientes. Las autoridades tienen la responsabilidad moral y legal de esclarecer lo sucedido.
No se trata solo de un nombre en una noticia. John Connor era un joven con sueños, con una familia que lo amaba, con una vida por delante. No podemos acostumbrarnos a que casos como este se repitan sin respuestas. ¿Por qué fue arrestado? ¿Era necesario el uso de la fuerza? ¿Hubo abuso policial? Son preguntas que exigen respuestas inmediatas.
La transparencia es un pilar fundamental de cualquier sociedad que se precie de ser justa. El silencio oficial solo alimenta la indignación y la desconfianza en las instituciones. No se trata de atacar a la Policía, sino de exigir que quienes deben protegernos actúen con profesionalismo y dentro de los límites de la ley.
Este caso no debe archivarse ni quedar en el olvido. La comunidad de Herrera, los medios de comunicación y todos los ciudadanos comprometidos con la justicia debemos mantener la presión hasta que se esclarezca lo sucedido. Porque hoy es John Connor, pero mañana podría ser cualquier otro joven dominicano.
Que su nombre no sea solo una estadística más. Que su historia no se pierda en la indiferencia. Que la verdad, por dura que sea, salga a la luz.
La autora es Lic. Comunicación Social «Periodismo», magíster Diplomacia y Derecho Internacional.
Por: América Pérez.
