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27 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

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El 16 de agosto del 2020 en la Asamblea Nacional y su edificio dedicado para los fines protocolares formales, tomo posesión el presidente reelecto hoy Luis Abinader.

En aquella oportunidad la sensibilidad del pueblo dominicano estaba a flor de piel. La perdida de la vida de amigos, familiares se había multiplicado, y a pesar de las manipulaciones estadísticas, se entiende que fácilmente en nuestro país murieron tres o cuatro veces más personas que las reportadas en el último boletín de Salud Pública, relacionado con la pandemia del covid.

Esa misma sensibilidad invito a la empatía del presidente de la República, quien en su discurso de toma de posesión, hizo galas de una retorica plausible y que cautivó a todos los dominicanos, quienes creíamos haber tomado por el camino correcto, al desplazar al color morado de la cosa pública y al buscar un nuevo horizonte, con un cambio prometido al que todo los dominicanos apoyamos.

De inmediato se iniciaron los procesos y en esos primeros 100 días el presidente Abinader parecía haber gobernado todo el periodo de cuatro años, pues dio inicio a cientos de iniciativas, y cualquiera diría, que el éxito de su gobierno estaría garantizado.

Fueron anunciadas 14 reformas y la formación de mesas de trabajo para esos fines, junto a la convocatoria del consejo económico y social y la voz que llamaba patria era tan fuerte, que todos los partidos políticos incluyendo los de oposición, se sumaron a enviar personas para formar parte de las mesas de diálogo y de trabajo.

Pasaron los primeros dos años de gobierno y fue cuando por casualidad nos dimos cuenta de que el día de la juramentación del presidente Abinader, este no había pronunciado las palabras completas del juramento que constitucionalmente debe hacer, al asumir la presidencia de la República.

Esas palabras que han repetido cada uno de los presidentes de la república electos, fueron sorteadas por el presidente electo Luis Abinader y distinto a la vicepresidente Raquel Peña quien pronuncio de manera completa y correcta dichas palabras, el ejecutivo hizo un silencio muy breve, omitió el pronunciar una palabra clave y luego concluyo con la repetición de la frase dictada por el presidente del senado, Eduardo Estrella, a quien el protocolo le designaba para dicha juramentación.

Las palabras completas y correctas del juramento en la toma de posesión presidencial indican claramente lo siguiente:

Procederemos a tomar juramento al honorable señor presidente de la república Luis Abinader, repita después de mi por favor. Juro ante Dios y ante el pueblo, por la patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes de la república, proteger y defender su independencia, respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos y las ciudadanas, y cumplir fielmente los deberes de mi cargo.

Estas palabras fueron repetidas por el presidente Luis Abinader en su primera toma de posesión, sin embargo, de una forma al parecer premeditada, obvio el pronunciar la palabra y defender la independencia de la república. Y al parecer, con esto ha cumplido con creces.

No así, la vicepresidente de la República, Raquel Peña, quien pronunciara sin variar las palabras exactas del juramento, asumió el cargo con juramento correcto de vice presidente.

Estamos hoy a 14 de agosto del 2024 y retrotraemos este tema, pues en dos días nueva vez, el presidente Abinader hoy presidente reelecto, y prácticamente heredero de las potestades de su tocayo el rey del sol,  Luis XIV, deberá nuevamente tomar juramento como presidente de la República.

En este sentido, de manera personal exhorto al presidente Abinader a dos cosas: primero que pronuncia de forma completa el juramento, que no deberá ser modificado por el nuevo presidente del Senado de la República, y que un mes después, aclare, que no es cierto que la República Dominicana es incondicional con la ONU, tal cual lo dijera Abinader Corona, el 20 de septiembre del 2020.

Aunque la praxis de su gestión ha mostrado con creces que dijo la verdad en ambos casos, primero con su tronco juramento y luego con la declaratoria de incondicionalidad, aún estamos a tiempo de rectificar y hacer un nuevo gobierno para la historia y para el respeto absoluto del interés nacional y para la mejora creíble de la calidad de vida de los dominicanos. Si la clase media deja de ser empobrecida en este nuevo periodo, habrá logrado una gestión de gobierno plausible y para la historia.

Y para completar esta reflexión, cabe subrayar, que debería ser propicia la ocasión para que con un decreto, haga cumplir otra parte de su primer juramento, derogando la ley del Sátrapa, del DNI ya que con ella su juramento ha quedado violentado, pues indica claramente: respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos y las ciudadanas.

Bendiciones presidente y que esta nueva gestión sea una para la historia y en beneficio exclusivo del interés nacional.

Por Julián Padilla

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