EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – A los pocos minutos de iniciar una conversación con él, ya son notables su pasión por lo que hace, el orgullo por sus raíces y su compromiso social como modelador de futuro.
Este artista plástico lleva su vocación en la sangre. Su esencia creativa comenzó a florecer desde la infancia. Recuerda que, de niño, ya dibujaba y pintaba, un talento que su padre le hizo notar al mencionarle a un primo pintor famoso: Mariano Sánchez. Esta revelación temprana consolidó en él su vocación.
“Cuando fui a Bellas Artes, ya yo pintaba, ya yo dibujaba, ya hacía escultura en barro, sin saber que Bellas Artes existía. Por eso yo me considero autodidacta, aunque tengo academicismo también”, narra este enamorado de las formas y los colores.
Eso provoca que el arte de Jonathan cuente con una perspectiva única y natural. Para sus maestros, enseñar a alguien con un conocimiento natural, aunque carente de sustento teórico, resultó más sencillo de lo esperado. Jonathan ya dominaba conceptos como el canon de proporciones, sin haber recibido una formación formal al respecto.
Incidencia de la familia
Nacido en un hogar de docentes, Jonathan se acostumbró a asumir retos desde muy temprana edad. Es así como explica su preferencia por la escultura sobre la pintura o el muralismo, por la complejidad y el desafío que representa para él.

La figura humana, y más específicamente la anatomía humana, es su tema predilecto. “A mí me gusta mucho eso porque siento que estoy creando lo que mejor conozco, que es mi propia figura”, confiesa, y descarta que eso le pueda provocar alguna sensación de superioridad, sino que lo asume como exploración.
La reacción del público ante su obra es fundamental, explica. La aceptación y la fe que la gente deposita en su trabajo le generan una profunda satisfacción y al mismo tiempo la responsabilidad de no defraudar las expectativas. Para él, el arte es una forma de perpetuarse, de dejar una huella en el mundo, una misión que siente inherente a su ser. No busca la eternidad, sino cumplir con un propósito que le fue asignado, una vocación que lo impulsa a crear.
Sus obras
“Yo tengo obras en colecciones privadas fuera del país, en Estados Unidos, en Italia, en varios países, en varios lugares. También tengo obras, por supuesto, en mi país, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en mi pueblo, Las Matas de Farfán, en El Cercado”, expresa, mientras se le percibe como deseoso de ponerlas todas en primer lugar.
Sus ojos adquieren un brillo especial cuando se refiere a un ser humano a quien no llegó a tratar, pero con quien comparte patria chica: Orlando Martínez. “Hace tiempo que yo sentía la necesidad de crear una obra para Orlando. Ya yo lo había dibujado en la universidad, en la UASD, en aquellos tiempos cuando yo ni siquiera pensaba en estudios superiores. Recuerdo cuando lograron llevarme a la UASD para hacer un mural de Orlando, yo era un muchacho”.
Pero su dedicación y el paso del tiempo le abrieron oportunidad para su obra soñada y hasta el momento la más significativa: el monumento a Orlando Martínez. Es un trabajo que da la bienvenida a quien llegue por la entrada oriental a Las Matas de Farfán. “Yo creo que es poco para lo que él merece”, expresa con evidente emoción el artista matero.
Cuenta que el proceso de creación del busto de Martínez fue un ejercicio
de conexión especial con un personaje histórico al que no conoció personalmente, pero con quien se sintió conectado a través de la historia y la memoria colectiva de su pueblo.
“Esa obra está creada con la figura de la libertad de expresión del pueblo. Mirando la obra de frente, en la columna de la derecha hay una figura humana parecida a un taíno, donde se le ve la expresión, y en la columna de la izquierda está la diosa Temis”, refiere el artista plástico, en alusión a la conocida diosa de la justicia, según la mitología griega.
La valoración de la obra por la familia de Orlando Martínez, especialmente por Don Sergio Martínez, así como por amplios sectores de la zona, de la región y del país ha sido fundamental para Jonathan. El artista celebra que en San Juan de la Maguana se cuente con un museo que perpetúa la figura de Orlando. Pero su emoción se eleva a lo más alto porque siente el privilegio de que su obra, en la cuna del asesinado periodista, haya logrado alimentar el orgullo por un mártir del periodismo de la dimensión de Orlando Martínez.
De cara al futuro
El futuro de Jonathan en el arte se orienta hacia la docencia. Le gustaría dedicarse a la enseñanza del arte plástico en la universidad, transmitiendo su conocimiento y pasión a las nuevas generaciones. Su deseo es ser recordado como un ser humano sencillo, amigo de la gente, alguien que valora la conexión humana por encima de cualquier estatus. Este compromiso social se refleja en su labor de transmisión del conocimiento a niños, tanto a través de la Iglesia Católica como en programas del Ministerio de Cultura.
Eso le ha permitido identificar talentos en niños de zonas rurales, lo que lo ha impulsado a desarrollar un proyecto para llevar el arte a los campos, buscando y fomentando el talento en lugares con menos acceso a la educación artística. Afirma que la experiencia de modelar barro, por ejemplo, ofrece una conexión con uno mismo que un teléfono inteligente no puede igualar.
Su obra refleja su personalidad, según él mismo afirma. La obra de Jonathan Sánchez es un testimonio de su pasión y de su compromiso social. Jonathan vive su vocación por las formas, los colores, la memoria y el futuro.




