Los afanes releccionistas del presidente Danilo Medina y sus seguidores han recibido un zarpazo o herida mortal con la advertencia de los Estados Unidos de que todos los actores políticos del país preserven las instituciones democráticas y respeten el Estado de Derecho y la Constitución, particularmente en el período previo a las próximas elecciones de mayo del 2020.
La llamada del secretario de Estado de los Estados Unidos, Michael R. Pompeo al presidente Medina se puede interpretar como la posición del gobierno norteamericano ante la cacareada reforma a la Constitución dominicana, lo cual crearía una inestabilidad política y un vacío de poder en el país.
Con esta advertencia Estados Unidos reafirma que tiene los ojos puestos sobre el accionar político de República Dominicana con miras a las elecciones venideras, y el peligro que provocaría una inestabilidad política y un vacío de poder para sus intereses, como está sucediendo en Venezuela.
La crisis interna que sacude al gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD), provocada principalmente por el intento de seguidores del presidente Medina de modificar la Constitución para que éste pueda buscar la reelección, se ha llevado de paso la tranquilidad, la paz y el sosiego de la sociedad dominicana.
Esas pretensiones del Danilismo de reformar la Carta Magna para beneficio personal, ha encontrado de frente a un sector del PLD, encabezado por el expresidente de la República y presidente de ese partido, doctor Leonel Fernández, así como de otros sectores políticos, sociales, civiles y empresariales, como del expresidente Hipólito Mejía y Luis Abinader, dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM), principal fuerza política de oposición.
La confrontación política por el intento de una reforma constitucional, cuyo proyecto de convocatoria todavía no ha sido conocido en el Congreso Nacional, está provocando una desaceleración económica en el país, lo que de continuar podría traer sería consecuencia para el gobierno y las empresas privadas.
El panorama político de la República Dominicana es muy confuso en la actualidad y la debilidad del sistema de partido político se evidencia cada día más debido a que no existe un liderazgo fuerte que pueda contener cualquier acción que ponga en peligro la estabilidad social y democrática.
No existen líderes ni mediadores, como es caso de monseñor Agripo Núñez Collado, que puedan asumir el rol de árbitros para mediar en las crisis y confrontaciones entre partidos políticos y otros sectores, por lo que podría ocurrir cualquier cosa que ponga en peligro la estabilidad, la paz, el sosiego y la tranquilidad del pueblo dominicano.
El presidente Danilo Medina debe echarse agua fría a la cabeza, meditar y reflexionar sobre la llamada que le hizo el secretario de Estado de Estados Unidos, Michael R. Pompeo, ya que esto tiene su lectura y el país no puede caer en un estado de ingobernabilidad.
Aunque no estamos de acuerdo con la reforma constitucional en estos momentos, sí creemos que luego de transcurrido el proceso electoral de mayo del 2020, los legisladores deben abocarse a la modificación de la Carta Magna para eliminar el vigésimo transitorio del artículo 124, que sepulta políticamente al presidente Medina.
Creemos que aunque el gobierno del presidente Medina tiene una buena valoración y aceptación en la sociedad, él debe reflexionar, dejar atrás el silencio, hablar al país y echar a un lado sus pretensiones de buscar la reelección para el 2020 porque los vientos no soplan a su favor y en cambio más del 70 por ciento de la población rechaza la reforma constitucional.