Todo en el área educativa es importante para una sociedad, para sus componentes estructurales y para la ciudadanía. La educación solidifica la cultura de los individuos que forman parte de una nación, por ello hay que poner especial atención en la formación integral, humana y religiosa, asignatura que forma parte del currículo de nuestras escuela públicas y los colegios privados. Es bueno recordarlo, porque es un sistema educativo que maneja los ámbitos público y privado bajo un mismo currículo y por lo tanto, ambos sistemas procuran lo mismo.
La cultura es el fundamento de la identidad y del carácter nacional de una nación. Y es de esta forma, porque las creencias, los valores y los comportamientos que compartimos los dominicanos como grupo social componen nuestra identidad. Como ya dijimos, esto incluye nuestra lengua, las costumbres que hemos heredado ancestralmente y las creencias, con las que hemos crecido y nos hemos desarrollado durante todo el devenir histórico.
Traemos esto a colación, porque creemos que esa asignatura debe reorientar su contenido para enfatizar la cultura como parte integral de la educación y luego, puntualizar sobre la democracia y los derechos fundamentales que garantiza nuestra constitución. En la parte final de la asignatura, trabajar la fe en Jesucristo a través de las creencias religiosa, marcando diferencias (básicamente de origen), entre las visiones religiosas de los católicos y la gama multidisciplinaria de los no católicos.
Nosotros creemos que esta es una asignatura clave para la formación ciudadana y cívica, por lo que el docente de esta área debe revalorarse asimismo y ser valorado en su justa dimensión por el Estado y la sociedad, con el objetivo de trabajar para convertirse en líder social del centro educativo al que pertenezca y desde esa posición, ejercer una labor trascendente.
Esa es una de las razones por lo que se debe enfatizar, en que es un área curricular que está diseñada para lograr el desarrollo de una verdadera visión integral del ser humano en las diferentes dimensiones. Por esa razón se centra en lo trascendente, lo espiritual y lo moral, como columnas sustantiva de la misión que le corresponde. En este punto, consideramos que la trascendencia no debe sólo mirar hacia lo religioso, porque lo cultural y lo democrático deben ir en esa concepción.
Es cierto que el hecho religioso y su trascendencia responden a una exigencia profunda del hombre, que está enraizado en la cultura dominicana y de América, pero, los otros dos aspectos señalados tienen importancia capital para la formación ciudadana, pese a que la vida histórica de nuestros pueblos está plagada de expresiones, criterios, sentimientos, actitudes y valores vinculados al ámbito de la religión cristiana y particularmente, es ella la que impregna con sus valores la cultura nacional.
No tenemos duda de lo dicho en el párrafo anterior, pero desde esa óptica, consideramos que esta asignatura no debe solo tratar de conocer, entender, interpretar y comprender los diferentes elementos que edifican el fenómeno religioso, ella debe ir hacia los dos aspectos ya señalados, porque ellos son partes fundamentales de la existencia humana, con necesidades de desarrollo integral y de derechos fundamentales.
La cultura y la democracia son trascendente para la formación integral y humana de los ciudadanos, sin menoscabo de la realidad trascendente de lo religioso, como un asunto que marca a la humanidad profundamente.
No podemos olvidar que en la cultura nacional, lo religioso en sus diversas manifestaciones, formas de expresión, sentimientos y experiencias, moldean la cotidianidad de la gente, ambientando se quehacer diario. Entonces, es necesario trabajar para una mejor estadía en la sociedad (aquí en la Tierra), a través de la formación democrática, porque el civismo está garantizado en los deberes y los derechos de las personas y con el civismo damos fundamento a la paz social.
Esta asignatura es una oportunidad de trabajo cívica, una verdadera chance del sistema, pero, está minimizada en el ámbito del currículo y de la gestión del centro educativo. Ella es la cenicienta del mundo escolar del país. Con el debido perdón de los profesores de esta asignatura (salvo excepciones), ella un puesto docente para rellenar horarios y esto no debe seguir siendo así, porque desde la formación integral, humana y religiosa, se puede (desde una nueva visión para asumir con responsabilidad una misión que ayude en la construcción democrática y ciudadana), profundizar de verdad en la búsqueda de sentido de la vida para los alumnos a través de las jornadas áulicas que desarrollan los docentes.
Debemos renovar la enseñanza de la asignatura formación integral, humana y religiosa para desde ella trabajar el fundamento ciudadano y enfatizar el contenido religioso en el orden de la propia denominación de la materia, es decir, formar integralmente a los estudiantes, trabajar la cognición sobre la formación humana y culminar con los fundamentos religiosos. Fue así como se ideó esta asignatura desde la preclara visión del padre Ramón Alonso Beato, quien impulsó esta asignatura y fue parte de su aprobación ante el Consejo Nacional de Educación en el gobierno 1996-2000.
Por Francisco Cruz Pascual
