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25 de diciembre 2025
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Huellas y generaciones

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Al escribir el presente artículo me viene el recuerdo de una entrevista que vi en las redes de alguien a quien veía hace muchos años y dejé de ver hace mucho, ya que esa persona dijo que no debemos perder la esperanza de que la sociedad pueda cambiar. Bueno, pues yo creo que la sociedad no podrá sostenerse, a escala mundial, sin un cambio, pero creo antes de que colapse la vida en ella los seres humanos se abocarán a cambiarla. Todavía soy de los que creen la calidad humana, en la que Balaguer no creía, ambiciones para querer el poder político y cobijarse a su sombra sí que no les faltaba.

Creemos en la condición humana cuando vemos unos académicos como Jorge Asjana, Rosel Fernández, Antonio Ciriaco, como la ex-Rectora Emma Polanco, no perdemos la fe en el impulso,  elan o el legado que al igual que los cuatro que acabamos de mencionar, construyen  para  los jóvenes y las jóvenes  personalidades como: Jesús Teleras,  Rubén Arturo Silié Valdez, Roberto Cassá Bernaldo de Quiroz, Jorge Chaín Herrera, Secundino Palacios, Iván Gatón, Manuel Colon y Narciso Issa, entre otros. Escribimos este párrafo como un reconocimiento y una dedicatoria a los antes mencionados dominicanos ejemplares y otros más que no mencionamos porque por lo prolijo el espacio se agotaría. Ellos son ejemplos de autoridad moral y la autoridad la tiene quien tiene moral, la autoridad no se impone.

 

Pese a que escritores como Stefan Zweig han llegado a defender a esa juventud y a decir que el siglo XIX no comprendió a los jóvenes, no somos de los que creen y nunca creímos en el segregacionismo generacional, pero ha sido este último una realidad insoslayable, ya que muchos seres humanos establecen barreras generacionales. Sin embargo, con grandes barreras intergeneracionales la humanidad no podrá salvarse de una entropía social y de una entropía natural. No podemos negar que la juventud es muy enérgica y constituye la generación que posee una levadura para hacer crecer la sociedad. A veces los adultos y los adultos mayores poseen conocimientos que los jóvenes no tienen, por falta mucha veces de experiencias vividas, las cuales deben ser aprendidas por la socialización intergeneracional.

 

Las épocas son diferentes. Verbigracia: Balaguer y Bosch vivieron en una época o periodo histórico, vale decir la que vivieron durante la juventud ambos, en la cual los regímenes autoritarios eran los que imperaban, tanto los gobiernos de los países capitalistas como los de los países socialistas eran en su gran mayoría muy autoritarios. Esa situación marcó el tipo de liderazgo de aquellos  líderes que vivieron su juventud antes de la Segunda Guerra Mundial y durante esta; fue una época de mucho centralismo en los gobiernos de los Estados y hoy tenemos un presidente relativamente joven que aparentemente centraliza mucho, pese a que la centralización nos parecía un asunto del pasado. Hoy que el cambio es una necesidad imperativa para salvar la vida en el planeta y salvar a la humanidad no se pueden perder las esperanzas.

 

Ahora que estoy leyendo de manera reposada el libro que escribiera el perínclito Fernando Pérez Memén, en el que recoge los artículos y versos  que escribiera y publicara desde la edad de 17  hasta más o menos los 22 años el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo, obra publicada por el Dr. Pérez Memén con el título de “El Joven Balaguer”. Esta obra fue publicada en la ciudad de Santo Domingo en el año 2006. Sin dudas, la capacidad de erudición del Dr. Joaquín Amparo Balaguer Ricardo fue descomunal, desde esa temprana edad, algo parecido ocurriría con el Dr. Juan Isidro Jimenes Grullón y con el profesor Juan Bosch, pero quizás en el caso del primero habría que decir de qué sirve la sapiencia si no es para el bienestar de la humanidad. Los mismos escritos de Balaguer, ya en esos años de plena juventud y adolescencia, pese a mostrar la capacidad de erudito también muestran al resentido social.

 

Por eso en 1966, no sólo ganó en unas elecciones amañadas con él país intervenido por tropas extranjeras que no dejaban moverse a su adversario y si a él que era su favorito, si no que prometió revolución sin sangre evocando la guerra civil y  a la vez guerra patria recién finalizada, pero gobernó con sangre y contrarrevolución al país. Al filósofo moderno Nicolás Maquiavelo, autor de la obra “El Príncipe”, por la receta que da de cómo debían los candidatos a heredar las monarquías de su época, han querido llamarlo padre de la Ciencia Política, pero la reflexión filosófica no debe ser confundida con el rigor científico. Existen diferentes saberes en la esfera intelectual, no deben confundirse los saberes filosófico, científico, religioso y artístico.

 

Esa poderosa capacidad de asimilación del saber intelectual de Balaguer era muy fuera de lo común, podría considerarse que un coloso del talento intelectual y dotado del ingenio en la política, pero no alcanzaba la condición de máxima potencia creadora. Podría decirse que sus acciones en la política repercuten hoy en día en el escenario de nuestro orden político actual, llamarle padre de la democracia a un hombre que gobernó con el azote de la represión y que sembró el asesinato político como medio de sostenerse gobernando. Tal vez el florentino Nicolás Maquiavelo, quien recomendaba, según lo escrito en su obra: El Príncipe, que el gobernante si conquistaba nuevos territorios debía gobernar respetando las costumbres de los habitantes o ciudadanos del mismo, borrar las huellas de los gobernantes anteriores y no aumentar los impuestos (Cfr. El Príncipe, editorial Claridad de Buenos Aires, 1974, págs. 116-118), Maquiavelo le quedaría pequeño a Balaguer, lo mismo que tal vez le quedaría pequeño un José Fouché.

 

Balaguer gobernó para el mal, no para reducir las grandes desigualdades sociales que arropan con toda la sevicia hoy día a los seres humanos y fue el primero que comenzó a enajenar los bienes del Estado, al permitir acciones dolosas de funcionarios del gobierno que repercute en el escenario político actual. Hoy tenemos las amenazas de extinción de las áreas públicas, porque a la gran empresa privada de los servicios, el comercio y la industria y a los bancos privados no se les sacian con nada el desmedido afán de lucro y quieren despojar al sector público de todo, sin importar el hambre que implicaría, al tener desde hace 40 años una economía desregulada y dejada al libre albedrio de las fluctuaciones de la oferta y la demanda. Dijo sobre Balaguer Don Manuel Del Cabral, en su obra “Historia de mi Voz” citada por Pérez Memén: “Musculoso, tímido, discreto, buen nadador …como orador, hablaba varias horas sin fatigarnos; como compañero nos fatigaba el silencio. Tímido por las faldas, audaz para la metáfora, calculador como soltero, enloquecido como amante.

”De niño, nunca lo vi  jugar, y adolescente, lo vi  siempre entre libros”. Entonces, si el hijo de Mario Fermín Cabral y Báez y padre de Peggy Cabral, nunca lo vio jugando, Balaguer nunca supo lo que es el gozo de una actividad lúdica activa.

 

Quizás Balaguer fue el primer dominicano en usar la frase “Pinos Nuevos”, la cual escuchamos desde muy pequeños, en lontananza nos llegan los recuerdos de los años sesenta del siglo pasado, pero esa frase no era de él si no de José Martí. Eso apareció en un artículo que Balaguer publicó en el periódico La Información en fecha 6 de octubre de 1923 (contaba apenas con 17 años de edad) y  no citó a José Martí, tal vez movido por un afán egocéntrico de brillar como escritor. Ahora bien, si bien concluimos que Balaguer no tenía prácticamente sensibilidad social como si la tendría Bosch, lo cierto es que si sentiría algún tipo de identificación con la familia, a la que contribuiría a la cohesión social de la misma, como garantía de sentirse seguro al contar con su apoyo. En tal sentido, todavía la familia nuclear forjada por su padre y su madre todavía debía estar pasando tiempos difíciles, ya que su padre (Joaquín Balaguer Lespier) había perdido, fruto de la Primera Guerra Mundial, el negocio de tabaco del cual vivía, hasta el inicio de la guerra vendía  este producto al mercado alemán.

 

Su antiimperialismo y su defensa de los ideales del panamericanismo latinoamericano serían parte de etapa juvenil de su vida y a la vez por la difícil situación económica que vivía su familia, pero no por sensibilidad social. La identificación con escritores como José Enrique Rodó, Sarmientos, Rubén Darío, Juana de Ibarború, Pedro Enrique Ureña, Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y otros, los cuales eran escritores todos que exaltaban la inteligencia para el progreso de las repúblicas de América Latina con sus identidades propias y derecho a autogobernarse y no ser sojuzgadas por los imperios, especialmente por el norteamericano que emergía como la gran amenaza para los pueblos de América Latina. Si Balaguer hubiese sido un hombre de una gran sensibilidad humana y portador de una gran conciencia social su estructura de personalidad hubiese sido distinta, pues si bien él hablaba de refinamiento y de su gusto por la literatura como actividad de una elite, nunca frecuentó los ambientes de las sociedades recreativas o aristocráticas, a lo que talvez dio pábulo el desaire que según él le hizo la Sociedad Amante de la Luz de Santiago. Fruto de esto último es que llega a lanzar anatemas contra los intelectuales en una de las páginas de su obra: Tebaida Lírica.

 

En la Edición del periódico Trabajadores, órgano de la Central de Tragadores de Cuba, del 3 de abril del 2022, aparece un reportaje de Alina Martínez Triay en que se da cuenta de que la expresión Pinos Nuevos tuvo su origen en Tampa en el Estado de la Florida, cuando en  una estadía de José Martí allí el 27 de noviembre de 1891 pronunció un discurso para rendir tributo u homenaje a los 8 estudiantes de medicina que habían sido víctimas mortales asesinadas por colonialismo español.

Cito a continuación, por la relevancia para entender el pensamiento de Martí, quien encausó su vida por un sendero muy distinto al derrotero de Balaguer, reproduzco un párrafo de la publicación citada de la Central de Trabajadores de Cuba: “El auditorio, estremecido de emoción, escuchó al final del dis­curso aquella descripción del tormentoso paisaje que el Maes­tro contempló cuando se dirigía al lugar, donde “en lo alto  de las nubes desgarradas, un pino desafiando la tempestad, erguía entero su copa”, y agregó: “Rompió de pronto el sol sobre un claro del bosque, y allí al centelleo de la luz súbita, vi por sobre la yerba amarillenta erguirse, en torno al tronco negro de los pinos caídos, los racimos gozosos de los pinos nuevos: ¡Eso so­mos nosotros: pinos nuevos!””.

En el Apóstol de la independencia de Cuba no hay desperdicios en su discurso, coherente con aspiración de sembrar simientes para la eclosión de un mundo donde impere la justicia social y la felicidad de la especie humana, un mundo donde no impere la opresión y brillen por su ausencia las grandes desigualdades sociales. Claro, Martí era joven y murió joven, lamentablemente, pero no fue en vano porque su vida la dedicó a una gran noble causa. Fue muy coherente en lo axiológico, porque luchó por la independencia de Cuba y de los países de América Latina para liberarlos del yugo del colonialismo, en procura de construir un mundo de una magna justicia social, teniendo Martí una gran capacidad holística al enfocar lo que debía ser la sociedad latinoamericana en el futuro, al liberarse los diferentes países del yugo colonial, no escapando ningún aspecto o sector de lo que debía ser el nuevo orden social.

La sociedad no podrá superar el Estado de malestar tan grande que vivimos, tras cuatro décadas de neoliberalismo, globalización capitalista y capitalismo salvaje que nos colocan al borde de la entropía social y también de la entropía natural que amenaza la vida en el planeta, sin una regeneración moral. Creo que esa regeneración pasa necesariamente por la eclosión   en los individuos de las diferentes generaciones de una conciencia portadora de los valores de la defensa del planeta y los ecosistemas del mismo, con acciones correspondientes, sin importar los intereses del gran capital los cuales se verán afectados.

 

Por Francisco Rafael Guzmán F.

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