Como consecuencia del Día Internacional de las Mujeres que han servido a la Judicatura de sus respectivos países como juezas, declarado como tal por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), mediante resolución de abril del 2021, la cual oficializó para el 10 de marzo de cada año la celebración del Día Internacional de las Mujeres que han sido juezas.
Ahora, en nuestra República Dominicana, fueron reconocidas la magistrada exprocuradora general de la República, doctora y jurisconsulta en derecho Miriam Germán Brito, en conjunto con otras juezas, como meritorias por haber servido por décadas como tal en los diferentes estamentos del Poder Judicial dominicano, llegando la magistrada Miriam Germán Brito a ocupar la cima de ese Poder Judicial, tanto en el ámbito de persecución de los crímenes y delitos (Ministerio Público), como en el ámbito jurisdiccional (jueza).
En verdad os digo, como dijo nuestro Señor Jesucristo en su paso por el mundo, el oficio de funcionario de uno de los poderes del Estado no es tarea fácil. Si no lo creen así, pregúntenle al actual mandatario nuestro y a los demás mandatarios que han cargado sobre sus hombros con la dirección del Estado, ya que muchas veces es aplicable el cliché de los Tres Mosqueteros: «¡Uno para todos y todos para uno!».
Solamente hay que verse en el pellejo de un funcionario cuando se ve sindicado(a) por voces que, aunque provengan de profesionales calificados, de malas prácticas en el ejercicio de sus funciones, porque entiendo que el pastor de un rebaño no está las 24 horas del día para tener el control de las ovejas, que a veces actúan en contubernio con otras ovejas para hacerle daño al pastor.
Un funcionario puede ser criticado tanto por acción u omisión en contra de su persona. Es por eso que debemos tener mucho cuidado al enjuiciar el accionar de una persona en su vida tanto pública como privada. Claro está que una persona puede errar consciente o inconscientemente, en la buena fe o no de sus acciones.
Dijo un gran abogado francés que se llamaba René Floriot, quien publicó en su libro titulado Los errores judiciales, resaltando dicho jurisconsulto varios casos de injusticia que pueden cometerse en los tribunales por acción u omisión de los actores del sistema, al presentársele el fardo de las pruebas que aparentemente son condenatorias, pero sin embargo esas pruebas, en algunos de los casos, estaban contaminadas por alguna acción u omisión humana.
Les voy a contar dos de los casos en que nos reseña el porqué de los errores judiciales. Les voy a citar solo dos ejemplos que narra el referido abogado francés de personas que fueron condenadas sin pruebas a cadena perpetua, por los celos de que era víctima por parte de un personaje que tenía incidencia en el poder judicial de su país, hasta el extremo de que lo condenaron a pasar el resto de su vida en una isla donde no había aliento humano. Aunque después de un recurso de revisión del caso incoado en su favor, fue demostrado que esa condena del capitán Dreyfus fue fruto de un error judicial, por lo que los jueces deben tener mucho cuidado al valorar el fardo de las pruebas, las que, conjuntamente con la ley, la intervención del Señor y, en menor grado, el poder discrecional de los jueces, son determinantes para la solución de un determinado caso.
El otro caso fue que una señora había sido condenada varias veces, supuestamente, por envenenar a todos sus maridos con quienes había contraído nupcias. También fue objeto de condena, demostrándose después mediante un recurso de revisión que ella era inocente de los cargos que se le imputaron, ya que el motivo material de la acusación era el envenenamiento de sus esposos para ella heredar los seguros de vida a los cuales ellos tenían derecho. Sin embargo, no era así, ya que el motivo del fallecimiento de sus tantos esposos consistía en que en la casa donde vivía, por debajo del piso, pasaba una cañada de agua que contenía arsénico, un químico mortal. Aunque el referido autor no explica la manera en cómo esos esposos se ponían en contacto con el referido material, o sea, que como quiera estaba raro el asunto.
Aunque me he salido un poco de la finalidad de este escrito, debo confesar que me siento vanagloriado y gozoso de la magistrada Miriam Germán Brito y las otras magistradas que fueron objeto del reconocimiento que les hicieran los jueces del Tribunal Constitucional, que se constituyeron en audiencia, en el salón de eventos de la Suprema Corte de Justicia, donde la magistrada Miriam Germán Brito dejó buenos largos años de su vida en el Poder Judicial.
¡QUE VIVAN NUESTROS PATRIOTAS Y LOS OTROS BUENOS DOMINICANOS(AS)!
Por: Osvaldo A. Basilio Reyes.
