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22 de diciembre 2025
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4 min de lectura Cumbre

Hillary Clinton y Donald Trump Rumbo al 8 de Noviembre

La crisis por la atraviesa la sociedad norteamericana no se detiene y se extrapola a la campaña política de los dos grandes partidos del establishment estadounidense. Los dos candidatos de esos agrupamientos partidarios caminan en un escenario minado por dificultades difícil de solucionar a inmediato plazo. Mientras, los equipos de campaña tanto de Hillary Clinton […]

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La crisis por la atraviesa la sociedad norteamericana no se detiene y se extrapola a la campaña política de los dos grandes partidos del establishment estadounidense. Los dos candidatos de esos agrupamientos partidarios caminan en un escenario minado por dificultades difícil de solucionar a inmediato plazo.

Mientras, los equipos de campaña tanto de Hillary Clinton como de Donald Trump se preparan para la batalla final que se librará el martes 8 de noviembre, día de las elecciones presidenciales, con miras a alojarse en la 1600 Pennsylvania Avenue, de Washington DC, dirección de la Casa Blanca norteamericana. El duelo entre la aspirante por el partido del burro (demócrata) y el del partido del elefante (republicano) es a “quema ropa” y sin tregua.

Por un lado está el expediente que compromete a Hillary Clinton con el uso de correos no oficiales luce, el cual luce no ha terminado, y después de que este jueves el director del FBI, James Comey fuera interrogado durante varias horas por la Cámara de Diputados estadounidense, y que el propio Departamento de Estado norteamericano anunciara que reabrirá una investigación interna sobre si hubo un mal manejo por parte de Clinton en la clasificación de los correos, apunta a que el asunto va para largo.

Trump, a pesar de que ha cometido una retahíla de errores durante toda su campaña, busca afanosamente sacar provecho de cada acontecimiento. Raudo acudió a “amarrar su chiva” con los congresistas republicanos que rechazan su candidatura. Si bien es cierto que Clinton aparece favorita en las encuestas, no puede disminuir su velocidad pues un paso en falso podría tirar por la borda lo que sería la llegada de la primera mujer a la presidencia de los Estados Unidos.

Y es que Hillary Clinton no las lleva todas consigo, y fácilmente puede “ir por lana y salir trasquilada”, por lo que tiene que manejarse con extremo cuidado si desea salir airosa el martes ocho de noviembre, día de las elecciones presidenciales norteamericana. La aparición de la virtual candidata demócrata y el presidente Obama descendiendo del avión presidencial le dio pábulo a Trump para continuar su ofensiva en contra de ella, que tendrá que acostumbrarse durante todo lo que queda de la campaña al “fuego cruzado de artillería pesada”. A eso se agrega la alta tasa de rechazo de Clinton dentro de la población votante.

No por ir de la mano de Obama, la popularidad de la ex senadora por New York se incrementará automáticamente, acomodándole la alfombra hacia la Casa Blanca, pues la crisis estadounidense podría agudizarse y poner al gobierno a la defensiva.

El asesinato de los afroamericanos Philando Castile y Alton Sterling por parte de policías de Minnesota y Luisiana han abierto una caja de pandoras a la administración Obama. La ola de manifestaciones se mantienen a pesar de las disculpas del mandatario norteamericano, y la ira por esas dos muertes han desencadenado hechos violentos en diferentes ciudades estadounidenses.

Con los acontecimientos de este jueves en la noche en Dallas, en donde en el marco de movilizaciones callejeras cinco policías murieron y al menos seis resultaron heridos, no es descartable que las posiciones radicales y de fuerzas de Donald Trump se fortalezcan. El hecho de que varios francotiradores armados con rifles automáticos se apostaran a disparar en contra de la policía de esa ciudad en el transcurso de la caminata en protesta por la muerte de los dos afroamericanos, refuerzan las perspectivas trumpistas antidemocráticas con miras a alzarse con la victoria el martes ocho de noviembre.

Trump no abandona su discurso de acusar a los inmigrantes de la crisis económica norteamericana. Lo puso en evidencia en su alocución en Raleigh cuando se vanaglorió de haber logrado una votación en las primarias republicanas mayor que Ronald Reagan, los Bush, Richard Nixon y hasta de Dwight Eisenhower. Arremete en contra de los tratados de libre comercio (TLC), la mayoría impulsados por los gobiernos republicanos. El empresario inmobiliario levantó y disfrutó como si fuera su premio, la victoria del Brexit en Gran Bretaña.

La retórica trumpista insiste en el retorno de empleos trasladados a otros países, a Estados Unidos, y mantiene un inusual coqueteo con los votos del demócrata Bernie Sanders; no cesa en su acusación directa a Clinton de perseguir el ingreso a territorio americano de refugiados sirios. Hasta ahora el magnate enganchado a exitoso político cuenta con 1415 electos, y 127 no consolidados, de un total de 2472 delegados que requerirá para ganar la nominación presidencial en la convención republicana del lunes 18 de este mes.

Por la parte demócrata, la ex senadora y ministra de Relaciones Exteriores tiene hasta este momento 2219 delegados elegidos en la primaria, y 604 superdelegados que prometen votar por ella en la convención del partido del burro a celebrarse a partir del lunes 25 de este mes.

Aunque la campaña luce pesada y saturada de grandes promesas de bienestar para la población estadounidense, no sabemos a ciencia cierta que le quedará por enarbolar a Clinton y Trump el lunes 26 de septiembre, cuando ambos aspirantes se vean las caras en el primer debate presidencial que se llevará a cabo a través del aparato mediático americano. Ese escenario será propicio para ver las iniciativas que ambos sostendrán durante la discusión, y se pondrá a prueba la creatividad de cada uno.

Por Elvis Valoy