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19 de diciembre 2025
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3 min de lectura Obituario

Hasta siempre Vitico, guardaremos tu legado en nuestras mesitas de noche

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EL NUEVO DIARIO; SANTO DOMINGO.- El coronavirus apagó hoy la vida de un corazón bohemio, el de «Vitico», que más que músico, compositor y activista, fue un símbolo de sensibilidad humana y del sentir popular dominicano, cuya esencia está grabada en cada una de sus composiciones, esas que guardaremos por siempre en nuestras mesitas de noche.

Víctor José Víctor Rojas, de 72 años de edad, luchó contra la enfermedad con la misma voluntad con la que siempre defendió a su patria; lo hizo desde su juventud con su canción protesta en Siete días con el Pueblo, y hasta su adultez, entonando el mensaje político de los oprimidos.

A comienzos de los años setenta, siendo percusionista y guitarrista, comenzó a trabajar con la orquesta del merenguero Wilfrido Vargas y, en 1972, grabó «El Camino de los Amantes», canción que lo proyectó internacionalmente como compositor al ser interpretada por “El Bolerista de América”, Felipe Pirela.

Un año más tarde, junto a su buena amiga Sonia Silvestre, fundó Nueva Forma, un grupo músico-visual enmarcado en lo que se denominó la canción protesta, como respuesta de la juventud frente a la sangrienta represión de los Doce Años de Balaguer.

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En 1978, el año del Fallo Histórico, Vitico bautizó el grupo Framboyán, su segunda organización, donde jugó con fusiones de ritmos caribeños que dieron como resultado el disco “Framboyán, con sus flores y sus vainas”.

Las composiciones “Mesita de noche” y “Ando buscando un amor”, seguidos del álbum “Un chin de veneno” en 1990, retumbaron en fronteras internacionales y traslucieron el lado más romántico del rebelde artista, que logró expandir por los aires sones, boleros y bachatas de diferentes matices, pero de indiscutible aroma popular.

«Cualquiera que se enamore y lo boten puede escribir una bachata”, había dicho en una entrevista en España, y es que como si le hiciera falta alguna virtud, a Vitico le sobraba también, el buen sentido del humor.

Si se habla de expertise en bachata el suyo probablemente solo se equipare con el de Luis «Terror» Díaz, o el de Juan Luis, pues Víctor Víctor duró toda la vida escribiéndola y tocándola, claro, con su estilo singular “de una forma muy cercana del bolero”, porque siempre le interesó mostrar al mundo sus raíces fundamentales, “de dónde viene ese ritmo».

En 1990, con su producción «Inspiraciones» y su peculiar estilo en la interpretación, colocó la bachata, ignorada por las élites dominicanas, en los escenarios internacionales, haciendo que dejara de ser un género marginal para convertirse en la favorita de las emisoras en varios continentes.

En su producción «Bachata entre Amigos» (2006), interpretó a dúo y a tiempo de bachata éxitos clásicos de cantautores como Serrat, Sabina, Silvio Rodríguez y Fito Páez, y a su vez, muchos de ellos entonaron por primera vez sus canciones en ese ritmo que hizo suyo.

Luego, en 2007, grabó un disco con canciones de contenido social titulado «Verde y Negro», como un homenaje a los luchadores por la libertad del pueblo dominicano.

Premios, «barsa», diría él: el Ondas (España); Premios Lo Nuestro (EEUU); Ronda (Venezuela); Continente de Plata (New Orleans); ACE (Nueva York); Aplausos (Miami, Los Ángeles); Casandra; Cubadisco 2005, 2006, 2013, entre otros.

El “hijo del bolero” nació un diciembre de 1948 en un barrio, en Los Pepines de Santiago, en plena era de Trujillo y con la vida en contra, pero partió como lo hacen los grandes, cubierto del cariño de un pueblo entero, donde quedará prendido como un broche, en mitad del corazón.