Aunque hace tiempo que ya no se menciona como logro del cambio la “Burocracia cero”, ahora parece despertar curiosidad, el escuchar la declaración de la FAO indicando que la nación dominicana tendrá “hambre cero” dentro de dos años, esto luego de que el presidente Luis Abinader mencionara ante la Asamblea General de la ONU todos los progresos del país en materia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impuestos por la ONU en la agenda 2030 e incluidos en la gloriosa ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo promulgada en el 2012 por el entonces presidente Leonel Fernández, avalada recientemente por el CES y las cumbres de los cuatro mosqueteros del rey, que se celebraron recientemente en el castillo de las cariátides. Claro, “es que el país son cuatro personas, pero no es raro, el mundo solo es Donald Trump”.
Los señalamientos que hemos hecho desde el año 2021 a la fecha, al parecer tienen una base solida. Comenzando por el no juramento completo del 16 de agosto del 2020, siguiendo por el titular que reportó la prensa nacional el 20 de septiembre del 2020 donde el presidente de la república anunciaba, que la nación dominicana era INCONDICIONAL con la ONU, no han sido señalamientos necios, sino que se acogen al propósito fundamental del gobierno del cambio, avalado por los gloriosos del CES y ratificado por los cuatro mosqueteros del rey: adhesión absoluta a los intereses supranacionales. Pobre país de Pedro Santana.
Luego de la pandemia del Covid 19 organismos internacionales tales como la CEPAL y el mismo FMI y Banco Mundial declararon que ningún país se había acercado al logro de un solo de los ODS declarados por la Agenda 2030. Es más, que como consecuencia del Covid 19, se había producido un retraso de 10 años en toda Latinoamérica y gran parte del planeta.
Sin embargo, la nación dominicana, no solo se sitúa en la cúspide del planeta con logros memorables en materia de las ODS, sino también, con su competencia directa a nivel planetario, por el milagro económico dominicano a pesar de la pandemia y casi aproximándose al ya histórico milagro japonés del siglo XX.
Cuando el gobierno del cambio habló de burocracia cero, se encendieron las alarmas que nos recordaron a Max Weber quien fue un estudioso de los temas burocráticos. Y también se acercaron algunos conocimientos en materia de lo que es la ingeniería de procesos y hasta la correlación entre la vida de una persona y el estrés obligatorio, ya que teniéndose cero estrés, tendríamos a un cadáver no a una persona viva.
Burocracia cero decíamos en aquel momento, y acogiéndonos a la experiencia profesional y los contenidos de Max Weber, es imposible. Porque todos los trabajos se realizan mediante procesos y sub procesos, y con esta súper nomina del gobierno del cambio, impulsada por un populismo reeleccionista, es todo lo contrario, dada la realidad de la ley de Parkinson, que explica claramente: la burocracia crea su propia burocracia. Y agravado por el Principio de Peters que explica cómo la gente asciende hasta alcanzar su nivel de incompetencia.
Sin embargo, si es posible reducir la burocracia, agilizar los procesos, automatizarlos, pero para ello necesariamente se requiere una alta rotación de personal, ya que si respetamos aquello de la productividad y los tiempos ociosos, entonces sería una contradicción el buscar menos burocracia con mucho mas personal interviniendo en los procesos y trabajos.
Pero si regresamos a la expresión noble y deseable de hambre cero, es posible para un gobierno lograr que más personas reciban alimentos diariamente. Es posible que más personas coman y al menos tengan un plato de comida al día. Incluso, es posible que se motive a la población a tener siempre un plato más en la mesa, para donarlo no como sobra, sino para llevar un poco de contentamiento al corazón de alguna gente, por aquello de: barriga llena, corazón contento.
Sin embargo, aunque las tarjetas y los bonos plastificados se vienen implementando desde hace ya un tiempo, la sostenibilidad de cualquier medida de esta naturaleza, luce muy parasitaria y contradice el sano proverbio chino que indica: dale una caña de pescar y enséñale a pescar y tendrá la comida de toda la vida.
Es más, esta misma practica contribuye a la ociosidad que es la madre de todos los vicios y necesariamente a elevar los niveles de criminalidad. Convirtiéndose a mediano plazo en un arma de doble filo y en un saco roto para la economía.
El ODS de hambre cero es imposible de implementar con la tendencia destructora que implica la automatización y la inteligencia artificial. Si es posible lograrlo convirtiendo en mendigos y menesterosos a una gran parte de la población, y que aquel salario universal se implemente, luego de la gran hecatombe laboral que podría aproximarse, con la gran sustitución del hombre por las maquinas y los híbridos en los centros de trabajo.
Pero si lo que se pretende es que el hombre se gane el sustento con su trabajo como manda la Biblia, entonces los híbridos y la inteligencia artificial son un contra sentido y otro invento infernal de los criterios y codicia de la anti humanidad.
El hombre aun está a tiempo de defender su especie y también su derecho al trabajo. Si no se reacciona rápido, la deshumanización del trabajo será la norma en todo el globo terráqueo.
Por Julián Padilla
