Para poder comprender la dimensión de la problemática existente en el sistema multilateral de nuestros días, debemos analizar y comprender el concepto de “Entropía”. La cual es utilizada para medir el desorden de un sistema, a mayor desorden, mayor entropía, dejando en evidencia la crisis del modelo bipolar que está atravesando la disputa por el poder global, siendo este caso China y Estados Unidos.
La entropía global desde un punto de vista normativo no es más que una interdependencia compleja, donde la cooperación, la concentración internacional, no serán suficientes para garantizar el equilibrio de la balanza multilateral, dado que, al evidenciar la crisis del modelo actual, nos estaríamos encaminando a la difusión del poder.
Es importante señalar que la coevolución de Pekín y Washington es la experiencia determinante de la crisis de este periodo actual, donde han ido en aumento los momentos de tensión entre estas dos potencias donde han puesto al mundo en vilo, lo cual hace palpable en el contexto del COVID-19 y de esta entropía que junto con otros acontecimientos han marcado ciertas diferencias entre ambas potencias los cuales son: responsabilidad de la pandemia, estatus de Hong Kong, límites en el mar del sur de China, la expansión de la firma tecnológica Huawei, expansión de China en Latinoamérica y África. En estos términos estos momentos de tensión hacen cerrar un año 2021 con bastantes incógnitas a lo que nos deparará el destino en el sistema internacional.
Para muchos analistas la disputa entre China y los Estados Unidos, ha sido una disputa “intracapitalista”, y muestra de ello no solo lo dejó en evidencia la crisis del COVID-19, donde se observa que sin la conducción de ambas potencias no se puede mitigar una crisis de esa naturaleza, sino que también ambos modelos presentan una crisis en las políticas de conducción en sus respectivas naciones, por su parte Estados Unidos goza de un capitalismo liberal y China representa el capitalismo político dirigido por el estado; sin dejar de lado que últimamente el modelo Chino ha sido analizado con detenimiento por muchos principalmente por E.E.U.U, donde lo ha calificado como un “gigante extraño”, todo esto debido al crecimiento que ha experimentado desde las reformas de Deng Xiaoping en los años 70 las cuales formalizaron un proceso de apertura hacia el libre comercio y el industrialismo.
Como occidente deberíamos de observar con detenimiento todos los fenómenos multilaterales que están por venir en este año 2022, donde la nación asiática tendrá por delante que romper los estigmas calificativos de que es considerado un “depredador económico”, su expansión será inminente y su crecimiento seguirá siendo imparable. Esperamos que Latinoamérica y el mundo puedan aprovechar este contexto para poder equilibrar la balanza y poder sacar lo mejor de sí. Donde los diferentes actores internacionales (G-20 o G-2) puedan sentarse en una mesa de negociaciones donde se pueda garantizar la recuperación de todos los actores y podamos juntos salir de esta crisis económica que ha puesto al mundo de rodillas. Sin dejar de lado que no hay relación diplomática bilateral más trascendente que la que existe entre Estados Unidos y China, la cual afecta no solo a los dos países como tal, sino a toda la humanidad.
Por: Junior Pérez
