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21 de diciembre 2025
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OpiniónFrancisco Cruz PascualFrancisco Cruz Pascual

Gestión docente y compromiso social

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La gestión docente tiene necesidad de ser comprometida y responsable. Pero, la gestión del profesor debe estar dotada de generosidad, de cultivo de la humildad. Humildad sobre sus saberes, sus competencias, destrezas y habilidades. En ese mismo rumbo, el docente debe demostrar actitud preferente al cambio, por ello debe asumirse abierto hacia la indagación y la comprensión del contexto. Lo desconocido debe retarle y lo que cree conocer debe ser reflexionado desde una visión de actualización, porque puede que esté en una etapa de retraso o de obsolescencia.

Lo desconocido es aquello que no manejamos y que, por su importancia para nuestro quehacer, debemos incluir en nuestro arsenal pedagógico. Se trata de ver cómo andan los que se encuentran en mejores condiciones cognitivas, para hacer las apropiaciones de lugar, con el objeto de terminarnos como profesor constructivista. Debemos ser capaz de ajustarnos a la diversidad de necesidades, situaciones e intereses de los estudiantes, para ello tenemos que saber lo que ellos están procurando y necesitando.

Por otro lado, es fundamental reconocer la importancia de la comunicación entronizada en las TIC como parte esencial del necesario cambio, dentro de una nueva epistemología que manda a escudriñar todas las características de la actual modernidad. Para desarrollar una heurística que se encamine a la imaginación, a la experimentación, a la creatividad y a la flexibilidad en el desarrollo de los procesos de enseñanza aprendizaje, debemos buscar las capacidades pertinentes y encausar los rumbos pedagógicos y didácticos de la transformación de nuestros estudiantes en individuos con capacidades actualizadas y actitud de emprendedores.

Lo que pedimos es difícil, porque de lo que se trata es de cambiar la forma de pensar del docente, para construir una nueva doxa, ese concepto que utilizó Parménides, al distinguir vías de la verdad de la opinión que se expone o el conocimiento que se obtiene a partir de la experiencia. Es innegable, los docentes debemos experimentar un salto desde los imaginarios conservadores en que vivimos, hacia la nueva experiencia educativa, pero, es una cuestión muy compleja, por lo tanto, debe haber mucha reflexión para hacerlo sin dañar los antecedentes que sostienen nuestra cultura o el fundamento de nuestras creencias.

De lo que se trata es de apropiarnos de lo nuevo que nos sirva para ayudar a la didáctica de nuestro quehacer, desde una práctica sensible y consciente, que nos lleve a ser diferentes en nuestras actitudes frente a un estudiante que nos necesita para poder continuar con la civilización que hemos construido juntos. Es una cuestión de mucha seriedad, por lo que significa para el futuro humano y del compromiso de los académicos, de los intelectuales y de aquellos que amamos lo que somos y lo que queda de solidaridad, empatía, compasión y ternura en las personas. Los peligros que trae la posible inconciencia de las generaciones que nos precederán a través de las décadas y los siglos, puede ser una nueva forma de esclavitud a través de la manipulación.

De ahí la importancia de una escuela crítica, participativa y sobre todo, reflexiva.

La escuela necesita profesores líderes, mentores-guías de estudiantes reflexivos y críticos, decididos a ser libre pensadores y capaces de enfrentar la enajenación robótica, la manipulación del mercado, la comodidad de lo fácil, el acomodamiento holgazán y la apatía. Los estudiantes deben tomar medidas para influir en los contextos, desde la más pequeña comunidad, hasta la totalidad de la geografía nacional. Para desde lo nacional trascender para fortalecer acciones regionales y globales por la paz, la seguridad ciudadana, el medio ambiente y la necesidad de preservación de la salud en sentido general.

La escuela y sus profesores deben estar pensando en coadyuvar en los deseos de los estudiantes por vivir procesos de real transformación, desarrollando en ellos conocimientos, habilidades y destrezas esenciales para tener éxito en sus propósitos y con ello fortalecer el necesario compromiso transformador y responsable de las futuras generaciones.

Por Francisco Cruz Pascual

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