Por muchos años, el acceso al agua potable y al saneamiento fue una de las deudas históricas más profundas del Estado dominicano en el Gran Santo Domingo. Miles de familias crecieron sin un servicio estable, dependiendo de soluciones improvisadas, camiones cisterna y fuentes inseguras. A la par, numerosas cañadas convertían comunidades enteras en focos de contaminación, enfermedades e inundaciones constantes. Esta realidad, que afectaba la salud, la dignidad y el desarrollo de la población, hoy comienza a cambiar de manera visible.
Durante la gestión del presidente Luis Abinader, el tema del agua pasó de ser un problema postergado a convertirse en una prioridad, y en ese proceso la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), bajo la dirección del ingeniero Fellito Suberví, ha desempeñado un papel determinante en la transformación del servicio en el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo.
Bajo el liderazgo de Suberví, la CAASD ha ejecutado un amplio plan de intervención que incluye la rehabilitación y ampliación de acueductos, la modernización de redes de distribución, la reparación de averías históricas, la rehabilitación de tanques de almacenamiento y, de manera muy especial, el saneamiento de cañadas que durante décadas representaron peligro, abandono e insalubridad para miles de familias.
Entre las intervenciones más significativas realizadas durante su gestión se destacan los trabajos de saneamiento en la cañada de Guajimía, en Santo Domingo Oeste; la cañada de Los Girasoles y Arroyo Manzano; la cañada del Túnel, en Capotillo; así como intervenciones continuas en sectores vulnerables de Los Ríos, Pantoja, Sabana Perdida, Villa Mella, Herrera, Hainamosa, Los Tres Brazos y otros puntos críticos del Gran Santo Domingo. Estas obras han impactado directamente a cientos de miles de personas que hoy viven en entornos más seguros, más salubres y más dignos.
Paralelamente, la CAASD ha desarrollado importantes proyectos de rehabilitación y construcción de infraestructura de agua potable, como la intervención del acueducto de La Cuaba (Pedro Brand), la rehabilitación de tanques reguladores en distintos sectores del Distrito Nacional y Santo Domingo Norte, la reparación de líneas de impulsión colapsadas, la instalación de miles de metros de nuevas tuberías y la optimización de sistemas de bombeo que hoy permiten un suministro más continuo y eficiente en amplias zonas de la capital.
Uno de los pasos más innovadores y estratégicos de esta gestión fue el lanzamiento del Plan de Zona, encabezado el pasado lunes por el presidente Luis Abinader junto al director de la CAASD, Fellito Suberví. Este plan reorganiza operativamente toda el área de cobertura de la institución en 20 zonas de trabajo, cada una con brigadas permanentes equipadas con nueva maquinaria pesada, camiones, equipos de succión, retroexcavadoras, bombas y herramientas técnicas que permiten una respuesta más rápida ante averías, filtraciones, obstrucciones y emergencias relacionadas al servicio de agua.
Con una inversión inicial superior a los setecientos millones de pesos y la incorporación de más de un centenar de equipos y maquinarias, este Plan de Zona representa un antes y un después en la forma de gestionar el agua en Santo Domingo, ya que acerca de manera directa la institucionalidad a los barrios, sectores y comunidades, reduciendo los tiempos de respuesta y elevando la calidad del servicio.
Uno de los frentes más sensibles de esta transformación ha sido el saneamiento de cañadas. Donde antes existían aguas estancadas, basura, malos olores y enfermedades, hoy comienzan a surgir calles organizadas, viviendas más seguras, áreas verdes, espacios comunitarios y entornos más humanos. Familias que durante décadas vivieron con el temor constante de las lluvias hoy pueden hacerlo con mayor tranquilidad, sabiendo que el riesgo ha sido reducido de manera significativa.
Más allá de la infraestructura física, este proceso representa una transformación social profunda. El acceso al agua potable y al saneamiento adecuado impacta directamente en la salud pública, en la economía familiar, en la educación de los niños y en la calidad de vida de la gente. Cada cañada intervenida, cada red mejorada, cada tanque rehabilitado y cada metro de tubería instalado representa progreso, equidad y esperanza.
Es justo reconocer la combinación de la voluntad política del gobierno con la capacidad técnica, administrativa y humana de funcionarios comprometidos como Fellito Suberví, quien ha asumido con firmeza la tarea de dirigir una de las instituciones más sensibles para la vida diaria de los capitaleños. Su gestión al frente de la CAASD ha estado marcada por la supervisión directa de los trabajos, la cercanía con las comunidades y un claro enfoque en resultados concretos.
Aunque el reto del agua aún no está completamente superado y persisten sectores que requieren mayores intervenciones, lo que se ha logrado hasta ahora marca un punto de inflexión en la historia del servicio en Santo Domingo. El agua ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en una realidad cada vez más tangible.
La transformación del agua en Santo Domingo ya no es un discurso futuro: es un proceso visible que comienza a sentirse barrio por barrio, sector por sector y comunidad por comunidad.
Por Kary Ramírez Almonte
