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26 de diciembre 2025
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OpiniónJulián PadillaJulián Padilla

Feliz desde las gradas

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Es evidente que la práctica política, sobre todo la del fraude y el tigueraje que practican todos los partidos casi sin excepción, coloca a los que no participamos en las actividades clientelares y de la partidocracia dominicana, en las gradas. Pero sincera y feliz mente en las gradas.

Cuando se escucha la expresión desde las gradas, se quiere indicar con esto, que habría que estar dentro del barco para poder opinar con criterio sobre el acontecer político o nacional. O en el terreno de juego cogiendo un turno al bate.

Es decir, se desea que la gente vote, pero sin derecho al habla, porque habría que ser militante y fanático de los candidatos de un partido, para estar en el terreno y no seguir en las gradas.

El divorcio que tiene la clase política nacional de la realidad nacional es tal que se entiende que hay que ser militante y estar a favor de o estar en contra de, y subirse al tren de la falsedad de nuestra democracia, para entonces lograr tener sentido con nuestras apreciaciones.

Así mismo ocurre luego de alcanzar el poder. Parece que hay un contrato con las manipulaciones y las mentiras, mentiras que son mutuas entre los que compiten en esta carrera de ratas.

Parece duro el epíteto, pero nuestra política se ha convertido en eso, y esto no solo se da en la política. Una carrera de ratas, in english: the rat race.

Lo triste es, que si ganas la carrera te conviertes en la gran rata. Y la ética sugiere el preguntarse seriamente: como entrar en el arca, que no es la de Noe, ganar y no ser la gran rata.

En el día de ayer precisamente me encontré con una de las grandotas. Evidentemente no digo su nombre de pila, porque ya caería en temas de difamación e injuria, y realmente ese epíteto debería ser combinado entre dos especies: una raza felina y la otra roedora.

Por respeto a haber tenido una investidura senatorial, le saludé, al pasar caminando frente a mí. Una coincidencia no buscada, pues nos encontrábamos conversando con un amigo en ese momento frente a un supermercado. Y en ese momento pasaba este hibrido animal, reconocido públicamente por haberse enriquecido como el que más con el dinero del pueblo y créanme, que aún estando en elecciones, ese ex funcionario y ex legislador, ni siquiera ladró, para responder el saludo, su lenguaje corporal de desprecio fue evidente, junto a la arrogancia que siempre le acompañó como persona y como legislador.

Aunque es al menos respetuoso con su naturaleza hibrida. En la noche de anoche, cuando tuve el chance le comenté a una amiga, que pertenece a ese partido político le comenté: ¿y así es que pretenden ganar, altos dirigentes de su partido? ¡ni saludan a las personas que le saludan en las calles!.

Pero por otro lado, parecería que los estilos de liderazgo impulsan a algunos apesadumbrados dirigentes políticos, a menospreciar a los que deciden no subirse al barco, pués olvidan la realidad que la gente sensata conoce y como me dijo una vez un pastor: si entras a una discoteca, aunque no fumes, saldrás de allí con olor a cigarrillo. Si te subes al barco de un partido, donde hay todo tipo de alimañas y serpientes, será difícil que no te salpique algo del fango.

Luego entonces nos preguntamos dos cosas ¿si hacer lo que haya que hacer es la clave del pragmatismo, y si esto hace más noble la práctica política?.  Y también preguntarse: ¿si esa falta de escrúpulos y ética, no será la misma que se exhibirá y demostrará cuando se tenga la oportunidad de manejar fondos públicos?. Lo contrario elegimos: feliz en las gradas y decir con orgullo, ese bateador debió tocar la pelota.

Pero es interesante, ¿dando malos ejemplos los políticos pretenden que la población se integre a participar en la actividad más fangosa y traicionera del país: la política?

¡Si ellos mismos se han encargado de alejar a las personas con buenas intenciones de entrar en el arca!.

Y estos incautos cuando dan un paso, luego son desconsiderados por el mismo sistema imperante: el que premia a los bandidos y castiga a los que quieren hacer lo correcto.

Pero parece obvio que en el afán de mantenerse vivos y lograr el éxito con alguna candidatura, hace importante para los partidos políticos, unas elecciones que la población nunca ha valorado.

Es un engaño a la democracia y al derecho ciudadano al voto. Pues no se vota solo por el candidato sino por el partido, que si no logra resultados deja de recibir fondos públicos. ¿Y porque financiar a los partidos con dinero del pueblo, si ellos cuando ganan son los verdugos del mismo pueblo?

Pero quedándonos con la afluencia de votantes, siendo este país presidencialista, no se tiene tanta inclinación para las votaciones municipales.

Sobre todo, con tantas expectativas de fraude y de sabotajes, o desordenes: si no funcionan los equipos, y además recordando la última experiencia que trajo como consecuencia el sabotaje de esas elecciones del 2020, y hasta el apresamiento y posterior condena de quien hoy es premiado, como actual jefe de la policía nacional.

En el día de ayer y de hoy ya iniciando el proceso, se habían anunciado desordenes en algunas mesas electorales. Tiroteos contra algunos dirigentes políticos, algunos heridos.

Pero acusar a determinadas clases sociales de una abstención previsible, abstención que es totalmente merecida por el fraude de la partidocracia, no ofrece objetividad en la apreciación y el supuesto pragmatismo político.

Pues se olvida, que ante la inexistencia de discursos por parte de los candidatos, se plantea realmente de fondo, una falta de credibilidad institucional, de los partidos, sus más altos dirigentes, los políticos y además, la inexistente motivación acertada por parte  de los candidatos concursantes, que salvo algunas excepciones representan alguna esperanza para los munícipes.

Pretender tapar el sol con un dedo, para justificar una derrota electoral, aduciendo a compra de cedulas, cuando el pragmatismo político y la falta de ética y escrúpulos es la norma compartida, sino no se usaría la expresión: desde la gradas; y habiendo recibido todos los partidos políticos millones de pesos de la JCE dos días antes de las elecciones, alegar que la abstención en la elección municipal se debe a fraude, no cobrara mucho significado.

Todos tienen en sus manos la herramienta básica para hacer lo mismo: comprar cedulas, conciencias y delegados. Al fin y al cabo, su pragmatismo y cultura saboreada en la victoria y llorada en la derrota es la misma: las elecciones de ganan en las mesas electorales.

Sin embargo, las elecciones presidenciales y congresuales harán la diferencia. Y desde las gradas pero ejerciendo mi derecho al voto y a fijar posición respeto a cualquier cosa en el acontecer nacional, indico vehementemente, que las maquinarias políticas sacaran el mayor provecho en las elecciones municipales.

Y como siempre, el reto grande los tendrán los partidos minoritarios para lograr aunque sea un regidor, para seguir con vida en el sistema de partidos vigente.

Por Julián Padilla

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