Al igual que la excelsa periodista Nuria Piera ha desenmascarado falsos médicos, ingenieros y personas usurpando títulos y calidades que no poseen, en República Dominicana también se enfrenta un fenómeno preocupante en el ámbito de la seguridad y defensa, individuos que se atribuyen expertis y grados en seguridad, geopolítica y otras áreas, sin realmente poseer las credenciales ni la formación necesaria. Este engaño afecta la toma de decisiones y la formación de futuros profesionales en áreas vitales para la nación.
Estos individuos crean una apariencia de credibilidad al formar opiniones públicas basadas en ideas ajenas, obtenidas mediante el uso de inteligencia artificial, buscadores en internet y la reutilización de información. Sin embargo, se autodenominan expertos o se atribuyen grados académicos hasta de nivel superior, aunque sus títulos no estén registrados en el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt) ni en ninguna otra institución reconocida.
Estos comportamientos tienen un penoso impacto en las Políticas Públicas y la Seguridad Nacional, ya que el daño causado por estos falsos expertos es significativo y multifacético. En el ámbito de la seguridad y defensa, muchos de ellos han logrado infiltrarse en la toma de decisiones, asesorando sin la formación adecuada ni los conocimientos necesarios. Esto ha llevado a la implementación de políticas mal informadas y, en algunos casos, perjudiciales para la seguridad nacional.
En el ámbito educativo, el impacto es igualmente grave. Estos falsos docentes imparten clases en academias militares y centros de formación en seguridad, afectando la calidad de la educación y formando a estudiantes con conocimientos incorrectos y desactualizados. La presencia de estos farsantes expertos desacredita a las instituciones educativas y compromete el futuro de los profesionales de la seguridad y defensa.
Pese a su falta de cualificaciones genuinas, los falsos expertos han encontrado en el engaño un medio lucrativo de vida. Sus ingresos provienen de sueldos de instituciones académicas y militares, honorarios por consultorías y, en algunos casos, del acceso a fondos públicos para proyectos de investigación inexistentes. Paradójicamente, mientras estos falsos expertos prosperan económicamente, los verdaderos profesionales son ninguneados y no tomados en cuenta, a pesar de su formación y competencia.
Al igual que en los programas de periodismo de investigación que han desenmascarado falsos médicos y otros profesionales fraudulentos, en República Dominicana, en el observatorio de seguridad y defensa también se han descubierto casos notables de falsos expertos en seguridad y defensa. Por ejemplo, se ha encontrado a individuos que aseguran tener títulos de doctorado que no están registrados en el MESCYT, otros que son geopolitólogos y un controversial personaje que hasta director de áreas sensitivas y asesor de diferente espacio de decisiones ha sido y según el órgano regulador ni tiene grado universitario y en su descripción en redes sociales se atribuye maestrías entre otras cosas, al igual que otra persona de los medios que dice tener maestrías y doctorados, que le han llevado a ser una figura de los medios, pero allí donde se legalizan y registran los títulos solo cuenta con profesionalización local de grado y un postgrado muy ajeno a sus discursos y cátedras , por lo que me pregunto dónde están esos postgrados de maestrías y doctorados . Estos individuos han logrado engañar a la sociedad y ocupar puestos de influencia y responsabilidad.
Para combatir este fenómeno, es crucial implementar mecanismos de verificación más rigurosos para la validación de títulos académicos y acreditaciones profesionales. Las universidades, academias militares y el MESCYT deben trabajar conjuntamente para crear una base de datos accesible y fiable que permita verificar la autenticidad de los títulos y acreditaciones.
Además, es necesario establecer sanciones severas para aquellos que perpetúan estos fraudes, tanto a nivel legal como institucional, para disuadir a otros de seguir sus pasos. Las instituciones de formación en seguridad y defensa también deben reforzar sus procesos de contratación, asegurándose de que solo los verdaderos profesionales, con la debida formación y competencia, ocupen posiciones de docencia e influencia en la política pública.
Es imperativo que el MESCYT realice auditorías académicas exhaustivas a los docentes para verificar que cumplen con el perfil requerido. Además, es crucial que se revisen los programas de doctorado para asegurar que solo ingresen personas que cumplen con los requisitos académicos, como tener una maestría previa. Además de no permitir que los docentes no tengan un grado académico acorde al programa que están.
El fenómeno de los falsos expertos y profesionales en seguridad, geopolítica, defensa y políticas públicas en República Dominicana pone en evidencia la necesidad de reforzar los sistemas de validación académica y profesional. Solo a través de medidas preventivas y correctivas se podrá asegurar que los verdaderos profesionales sean quienes lideren en la formación y la toma de decisiones en estas áreas críticas, garantizando así la seguridad y el desarrollo justo y equitativo para toda la sociedad.
El autor es abogado, magister en Seguridad y Defensa Nacional, especialista en Derechos Humanos y Derecho Internacional humanitario, doctorando en derecho Administrativo iberoamericano, coordinador del Observatorio de Seguridad y Defensa-RD.
j.morelperez@gmail.com
Twitter @juanmanuelsoyyo
Por: Juan Manuel Morel Pérez.
