La justicia no está para satisfacer la ira colectiva, tiene la responsabilidad de juzgar los hechos y establecer las sanciones correspondientes. Ni más ni menos.
Y falla cuando no hace ni una cosa ni la otra. Por eso, la labor de juzgar requiere de seres con alma y mente especiales. Saber colocarse en el rol de juez.
La amonestación al juez que conoció las medidas de coerción del caso Senasa ha de ser parte de la vigilancia que el Poder Judicial debe tener sobre los jueces para cuando se comportan fuera de las normas de la legislación.
Esa es la fuente de respeto del sistema judicial. Y necesitamos un Poder Judicial fortalecido para sancionar el crimen, incluyendo la corrupción.
Evitemos el pan y circo.
