La carta pastoral que publicaron los obispos dominicanos el pasado 21 de enero comenta otra carta: la Apostólica Patris Corde del papa Francisco, quien atribuye a San José facultades que no establecen las Sagradas Escrituras.
Los obispos dominicanos informaron que hace 150 años que San José fue proclamado Patrono de la Iglesia Universal. Si eso fue establecido así ¿Quién despenaba esa función anteriormente?
Olvidan que las Sagradas Escrituras establecen a Jesucristo como único fundador, guía, dueño, señor, protector y cabeza de la Iglesia Universal.
También revelaron que el Papa Francisco los invitó a dirigir su mirada hacia San José y no a Jesucristo, que es a quien la Biblia reconoce como ”autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreció el oprobio y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2)
Asimismo, los obispos dominicanos informan que el Papa Francisco califica a San José como un “eficaz intercesor”.
Sin embargo, de quien la Biblia da testimonio es de Jesucristo Hombre y afirma que es intercesor entre Dios y los hombres, ya que solo él se dio a si mismo para rescatarnos del pecado (1Timoteo 2:5-6)
Los obispos dominicanos señalaron, además, que han surgido diversas corrientes de espiritualidad dentro de la Iglesia católica, inspiradas por San José, pero de esa manera no puede circular ” en las venas de la humanidad actual la virtud perenne, vital y divina del Evangelio” que proclamó el Concilio Vaticano II.
La espiritualidad verdadera y las “corrientes de de agua viva” no las inspira ni las hace brotar San José. Eso lo hace el Espíritu Santo ( Juan 7:38)
De igual modo, se promueve “una nueva evangelización en su ardor, en sus métodos y en su expresión” a través de “San José, el silencioso maestro, que fascina, atrae y enseña con el resplandeciente testimonio de sus virtudes y de su firme sencillez”.
Se trata de una teología carente de la dirección, instrucción, enseñanza y revelación del Espíritu Santo, que no toma en cuenta lo que dice el Señor: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos. El que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5)
También sostienen que “El Hijo de Dios estuvo en la escuela de su padre José y a su sombra creció el niño Jesús “en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2.52)
La sabiduría que mostró Jesús durante sus vida terrenal la recibió del Espíritu Santo y por eso se interesó en los negocios de su Padre Celestial y no en el taller de carpintería que tuvo José.
La sabiduría, estatura espiritual y gracia que mostró Jesús delante de Dios y de los hombres la recibió de lo alto. Por eso, es necesario reconocer que lo nacido del Espíritu es lo más importante (2 Corintios 4:18)
Otra proclama que hicieron los obispos dominicanos el pasado 21 de enero es que “lo mismo que hizo José con Jesús, lo hará con nosotros: él nos enseñará a transmitir la fe cristiana fielmente a las siguientes generaciones”.
Basta leer Eclesiastés 9: 5-6 para darse cuenta que “los que viven saben que han de morir, pero los muertos nada saben, ni tienen más paga, porque su memoria, su amor, su odio y su envidia fenecieron y fueron puestos en olvido y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol”.
Por eso, no se debe afirmar que “José cuidará y enseñará a transmitir la fe cristiana fielmente a las siguientes generaciones”. Hace más de 2,000 años que murió. Por tanto, no puede participar en la evangelización del mundo.
Esa tarea debe ser realizada por las personas que nos arrepentimos de nuestros pecados y recibimos el Espíritu Santo, debido a que los muertos no pueden ganar almas para Cristo (Hechos1:8)
De igual modo, los obispos dominicanos sostienen que José “continúa siendo el protector fiel de la Iglesia, de la familia cristiana y un modelo de vida para solteros y casados y por eso fijar la mirada y retomar la figura de San José es trascendental”.
Por último, los obispos dominicanos se quejaron de que “ es poco lo que las Escrituras y la Iglesia Primitiva dicen sobre José y que el hecho de que los evangelistas no reseñen ninguna de sus palabras, no significa que desempeñe un papel secundario en la obra de la Salvación”.
Y por eso, el Papa Francisco y los obispos dominicanos entienden que es necesario ampliar lo “poco” que las Escrituras y la Iglesia Primitiva dicen sobre José, pretensión que choca frontalmente con la advertencia que hace Apocalipsis 22:18-19: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro. Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro”.
Estamos frente a una teología que pretende establecer una nueva Trinidad. Quiere reemplazar la intercepción del Espíritu Santo por la que atribuye a la Virgen María. Al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por la protección de San José y quieren hacer dependiente al Hijo de Dios de un padre y una madre que fueron terrenales.
No les busquen otra pata al gato. Obedezcan lo que enseñan las Sagradas Escrituras.
La Iglesia cristiana que fundó nuestro Señor Jesucristo no debe permanecer indiferente frente a los vientos de doctrinas apóstatas que soplan actualmente. Debe mantener a Jesucristo como su fundador, guía, dueño, señor y protector para que siga siendo luz y sal de la tierra(Mateo 5:13-16)
Iglesia del Señor, levanta tu voz de protesta contra los que tergiversan la verdad del Evangelio y evita que tu silencio te hagas cómplice.
Por: Enrique Aquino Acosta