Muchos ciudadanos precienten que esta larga etapa de «austeridad» o reestructuración económica puede destruir el modelo clásico de sociedad del bienestar que les daba seguridad. El neoliberalismo viene para quedarse, impulsado por la troika, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y Estados Unidos. En muchos países europeos, la clase media desaparece a marchas forzadas, agrandando las diferencias entre ricos y pobres.
En general, la población europea percibe que la situación económica no mejorará a corto plazo, que se ha malgastado el dinero salvando a bancos, que las desigualdades aumentan, que bajan los sueldos y que disminuye la capacidad adquisitiva.
A «grosso modo», ganó la derecha europea, pero su retroceso, al igual que el de los socialistas, invita a la reflexión. El aumento de los extremistas indica que algo no funciona en Europa. El mensaje de Marine Le Pen, de Wilders y de Farrage es muy similar. Salir de la Unión Europea y cerrar las puertas a los inmigrantes.
En Francia, todavía permanecen los viejos rencores hacia Alemania, el país que lleva en la actualiadad el timón de la Unión Europea. En Italia, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo promete convocar un referéndum sobre la pertenencia a la Unión. En el Reino Unido, el ganador fue el UKIP, un partido partidario de abandonar la Unión Europea y cerrar fronteras. Nigel Farage dio un buen susto a Tories y Labour. Todo esto, a pasar de que este partido no tiene un programa económico, ni social definido. En Holanda, el partido de Geert Wilders, el PVV, se quedó a las puertas de la sorpresa en las elecciones. En Alemania y en Francia, los grandes partidos, para recuperar votantes descontentos, están endureciendo su discurso sobre inmigración desde fuera de la Unión Europea, pero también desde dentro de los 28 miembros. Con un mensaje sencillo y populista, en Francia el Frente Nacional obtuvo el 25% de los votos.
El primer ministro italiano, Mateo Renzi, uno de los pocos en salvarse de la quema, pide un cambio en la politica económica, ya que solo con recortes no se saldrá de la crisis. En Grecia, el más votado, Syriza pretende renegociar las condiciones de pertenencia a la UE. A nivel global, el avance de estos partidos disminuye la fortaleza del Euro.
La abstención en España y en otros países secundarios de la Unión, era previsible que fuera más alta, ya que muchos ciudadanos perciben que las decisiones en el Parlamento europeo la toman los grandes, y España es un país de segunda dentro de este club. Si los partidos críticos con el «stablishment» aprietan, los dos grandes españoles apostarán por una coalición PP-PSOE, en clave patriótica, para salvar el pais. Si se suman los votos de Izquierda Unida, Podemos y otros grupos de izquierda, superan al PSOE. Sin contar la alta abstención.
La politica económica actual europea no está basada en el crecimiento y en la reducción del gasto público. Está previsto que durante los próximos años el crecimiento no llegue al 2% anual. Las pasadas elecciones europeas indican que el antieuropeismo crece cuando las cosas van mal. Es muy difícil crear un proyecto común europeo cuando existe muy poco margen entre elección y elección para implementar los programas electorales. El Neoliberalismo se está imponiendo aprovechando la crisis económica. Por el camino, la clase media desaparece. El pasado febrero, los suizos votaron a favor de regular la libre circulación de personas en su territorio. Un aviso a navegantes para los que forman el espacio Schengen.
Un ciudadano medio, en España, paga 46 veces más impuestos que las empresas. Personas físicas, de hecho, pagaron en el 2011 casi el 92% de la recaudación total del Estado, a través del IVA, IRPF e impuestos especiales, mientras que el sector empresarial contribuyó con el 8% restante. En otras palabras, el sistema fiscal español, favorece a las grandes fortunas y perjudica a la clase media y baja. Este hecho, favorece sin duda la economía sumergida.
Desde las altas esferas se lanzan mensajes a las clases medias, británica y francesa, para que comiencen a entender que se avecina una reducción de su calidad de vida. El auge del Frente Nacional en Francia y del UKIP en el Reino Unido son un claro aviso de que muchos ciudadanos se resisten a renunciar a sus privilegios y buscarán un chivo expiatorio en forma de inmigración, Unión Europea, Troika, Merkel, etc, etc, etc.
Las tensiones entre Francia y Alemania aumentarán a raíz del rechazo francés para imponer reformas que reduzcan el déficit público. La reforma territorial impulsada por el partido socialista francés parece una maniobra de distracción para no aplicar las necesarias reformas. La victoria del Frente Nacional en las pasadas elecciones complican todavía más el panorama en la V República.
Diversos expertos aconsejan bajar el euro, ya que lo consideran sobrevalorado, algo que perjudica las exportaciones y la competitividad de las empresas europeas. Al mismo tiempo, un euro bajo relanzaría el consumo interno. Japón ha devaluado el yen cuando le ha interzado.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, avisa de los riesgos de deflación si la austeridad continúa. Caen los precios, los ingresos, la producción y el empleo, provocando un laberinto del cual es difícil salir. Es necesario dar créditos a las pequeñas y medianas empresas, pero también a particulares. Las pymes representan el 80% del empleo de la zona euro. Será difícil hacer cambiar la política económica del Banco Central Europeo (BCE), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Comisión Europea. Ha sido difícil explicar a la opinión pública que era necesaria una reestructuración del sistema bancario sin alimentar los populismos.
Como afirma el sociólogo francés, Michel Wieviorka, durante las épocas de crisis las personas se vuelven más conservadoras y egoístas. Este es el motivo por el que aumenta el rechazo a la inmigración y aumenta el nacionalismo. «Los nuestros primero» como dicen en Grecia los neonazis de Aurora Dorada. El ascenso de la ultraderecha en toda Europa indica que la idea sobre la que se creó la Unión Europea, el Estado-nación es todavía muy importante. Durante las pasadas elecciones europeas no pasó desapercibido que cada partido realizaba una campaña en clave interna o nacional. Este hecho hace evidente la debilidad de la identidad europea. La Europa rica del norte se resiste a pagar la mala gestión de sus socios del Sur, a los que considera vagos y derrochadores.
Gracias a la aparición de Internet y la diversificación de los medios, el poder de los medios clásicos de comunicación es menor, y esto dificulta que se manipule a la opinión pública. A nadie se le escapa que los grandes medios no son imparciales.
El nacionalismo extremo ha sido una ideología peligrosa a lo largo de la historia. Todos sabemos como acabó la Alemania nazi de Adolph Hitler.
Alcides Pimentel Paulino




