Siempre escuchaba a los viejos decir, “a palabras necias, oídos sordos”, era como decirme, no escuches esas tonterías sin sentido, son palabras de personas que lo que desean es molestarte.
Sin embargo la contrapartida de este consejo radica en no menospreciar de forma automática aquello que nos molesta catalogándolo de necedad, podría formar parte de una verdad que de no tomarla en cuenta podría hacernos mucho daño.
A veces utilizamos la etiqueta de necedad para auto engañarnos y con anteojeras puestas no escuchar el grito a voces que pudiera estar produciéndose para que hagamos un alto o para que cambiemos el rumbo que llevamos. Es evidentemente una trampa el auto engañarse y a la larga la verdad resplandecerá, porque saldrá a flote.
A veces los gobiernos se vuelven necios y catalogan de necios al pueblo que le eligió y eligen no escucharles cometiendo un error que casi siempre es irreparable y dañino.
Por eso es importante escuchar, luego valorar, evitando las racionalizaciones, los absolutismos y los tremendismos, tratando de optar por una interpretación correcta y realista de lo que escuchamos.
Está claro que las personas necias, siempre estarán neceando, como se dice en lenguaje popular. Y es evidente que alejarnos de estas personas resulta con muchísima frecuencia sano para poder mantener nuestra paz y seguir nuestra ruta de acuerdo a nuestros planes.
Desde otra óptica con el tiempo me di cuenta que también había un proverbio bíblico que hablaba de lo mismo pero con un enfoque inverso, pues este proverbio te invita a no perder el tiempo hablándole a un necio que no va a hacer caso de tu consejo, aunque sea el mejor consejo posible que se pueda dar.
Proverbios 23:9 No hables a oídos del necio, porque despreciará la sabiduría de tus palabras. No hables a oídos del necio, porque despreciará la sabiduría de tus palabras. No hables a oídos del necio, Porque despreciará la sabiduría de tus palabras.
Vi en las noticias que se promulgó una ley que reconoce el lenguaje por señas que se utiliza para comunicarse con las personas que no gozan del sentido de la escucha y me vino a la mente esta reflexión.
Una reflexión que podría utilizarse para etiquetar a un pueblo que elige o no sabe como dejar de ser ignorante, o que por el contrario del proverbio, vive contaminado y siendo creyente de las necedades cotidianas que se promueven sin sentido y sin verdad.
Pero también aplicable tanto el dicho como el proverbio para situar a un gobierno que elige ser necio, por no escuchar la voz sagrada del pueblo, en este caso del pueblo dominicano.
Pero con la diferencia, de que el pueblo no deja ni dejara de decirle a los que deberían ser buenos mayordomos, que eso son, mayordomos, con puestos provisionales no eternos y que fueron seleccionados para hacerle bien a la familia y al país y no para terminar de destruirla o de hipotecarla.
Parece una ironía, escuchar al sordo y es que por aquello del ahora me toca a mí, vivimos engañándonos a nosotros mismos y cada vez más nos gastamos el lujo de gobiernos que son el paradigma del contrasentido nacional y de la felicidad del pueblo dominicano.
Parecería que el pueblo dominicano se ha hecho experto en elegir depredadores de la voluntad y felicidad popular y del alma de la dominicanidad.
Expertos en irritarles a más no poder, expertos en hacerles cada vez mas ignorantes, pobres, mendigos frente a lo que les pertenece, abusados y como contra partida, con una oportunidad jamás desaprovechada por los que gobiernan: enriquecerse con el tráfico de influencias, lavado, corrupción de todo tipo, el uso incorrecto de los recursos públicos y la realización de contratos onerosos que luego se convierten en nuevas operaciones anti corrupción, con nombres de aves y especies marinas.
Escuchar al sordo, porque ese sordo se ha cansado, aún sin comprender la razón de su sordera, una sordera inducida y manipulada estratégicamente por un esfuerzo comunicacional malicioso y que logra poner a una a una población hundida en su carencia de juicio crítico, para elegir el camino correcto y por eso sigue la corriente y repite las mentiras que esa manipulación comunicacional ha convertido en una verdad cuasi irrefutable.
Se ha hecho un gran daño a la nación. El pueblo dominicano sea hecho sordo a la verdad, a lo correcto, a lo ético, a lo moral. El pueblo dominicano se ha dejado envolver en lo que solo da resultados a cortísimo plazo y solo es lograble, con un manto de impunidad que luce venirse abajo con la gestión firme de la procuraduría general y el ministerio público.
Escuchar al sordo es el lema que debe guiar el accionar político a cortísimo plazo, languidece la nación y lucen asomarse nuevos abusos donde la clase media nueva vez será más que maltratada.
La clase media aunque sorda y cómplice también del beneficiarse (los compañeritos) de la misma cultura del ahora me toca a mí, alzara su voz sin comprender aun las razones de los males que le aquejan.
El lenguaje de los sordos fue aprobado, reconocido oficialmente. Escuchar al sordo es la contrapartida socio política de un insight, que debería servir de brújula para ser realmente buenos mayordomos, buenos administradores y dignos funcionarios y magistrados de la república.
Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver, pero me parece que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y como dice la palabra: “el que pueda oír que oiga”.
Por Julián Padilla
