La muerte de la joven Franchesca Lugo, el pasado viernes, en el sector El Cacique del Distrito Nacional, es un hecho vergonzoso, lamentable e indigno. Una estudiante de unos 18 años, cuyos principales responsables resultaron ser dos miembros de la Policía Nacional y otro ex miembro de esa institución, tratando de cometer un atraco.
La situación además de preocupante es muy reveladora del nivel de deterioro en que se encuentra la principal entidad encargada de la seguridad ciudadana. Agentes constituidos en delincuentes bajo el amparo de la autoridad.
Es para reaccionar de manera decidida frente a este problema que implica la seguridad ciudadana y el rol de la Policía Nacional. Actos como éste dejan una sensación de inseguridad que resulta difícil de curar ante la percepción pública. La ciudadanía tiene sobradas razones para dudar de la integridad de los agentes policiales, aún de aquellos que pudieran actuar de manera correcta en su delicado rol de mantener la seguridad. Con criminales como esos, no hay forma de distinguir entre buenos y malos policías.
Y cada vez es más urgente el tema de la seguridad.




