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26 de abril 2024
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«Érase una vez un genio»: fantasía sin hechizos

«Érase una vez un genio»: fantasía sin hechizos
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EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO. – En “Érase una vez un genio”, el realizador australiano George Miller, luego de un largo y merecido descanso tras la increíble Mad Max: furia en el camino, abandona los demonios de las autopistas distópicas para adentrarse de nuevo en el territorio fantástico con señas de realismo mágico. Se trata de una adaptación ligera de la colección de cuentos titulada ‘The Djinn in the Nightingale’s Eye’, de la novelista inglesa A.S. Byatt.

Tanto el texto original de Byatt como el guión escrito por Miller junto con su coguionista Augusta Gore están fuertemente influenciados por “Las mil y una noches” cuando relatan episodios históricos del mundo árabe y, sobre todo, la figura de los djinn, mejor conocido por estos lados como genios.

Estos djinn o genios son criaturas sobrenaturales que adornan el folclore árabe desde tiempos preislámicos y, según el contexto, son considerados responsables de la desgracia y de la fortuna de las personas con las que interactúan por medio de la posesión, a pesar de su aparente benevolencia y su naturaleza embaucadora con la que suele cambiar de aspecto por voluntad propia.

Sin embargo, aquí el mito del djinn es empleado por Miller para hablar sobre otras cosas.

En general, esta película de Miller, que he podido ver aprovechando recientemente su estreno en las salas de cine y en ciertas plataformas de streaming, se distancia de sus anteriores trabajos porque, ante todo, se edifica como una fantasía épica de carácter romántico que transfigura la mitología para ofrecer lecturas sobre los límites de los deseos humanos y el poder de contar historias como una forma de amor trascendental.

Pero, lejos de los apuntes visuales de tono fantástico, su chispa nunca consigue cautivar mis ojos y a ratos tengo la sensación de que el mágico devaneo se desvanece con cada anécdota que narra, como aquel humo de la lámpara que indica la partida del genio, sin tener ni siquiera la amabilidad de sentarse a cuestionar lo que son los personajes más allá de las descripciones superfluas que ocupan centímetros del guión para describir acciones prescindibles.

El argumento se desarrolla en la actualidad y la protagonista es Alithea Binnie (Tilda Swinton), una erudita británica que ocasionalmente es perturbada por extrañas alucinaciones de seres demoníacos y que, en uno de sus viajes a Estambul para dar una conferencia, compra una botella antigua de la que accidentalmente libera a un Djinn (Idris Elba) que ha estado atrapado en el interior durante miles de años.

Su estructura se ensambla a través de un largo coloquio entre Alithea y el Djinn, cuando este último le ofrece la oportunidad de concederle tres deseos respetando reglas específicas y la sinceridad que salga de su corazón.

El caso es que ninguno de los tres relatos logra engancharme y sospecho que se debe, en parte, a la ausencia de algún golpe de efecto que impulse las acciones redundantes o le añada algo de brío a una narración rutinaria que parece ensamblada de una manera caótica destinada a perderse en el océano del anacronismo, en la que los personajes quedan reducidos a simples figuras acartonadas al servicio de la exposición de los diálogos a puertas cerradas con la única finalidad, supongo, de esquematizar parábolas sobre el deseo, la soledad y el amor entendido como el arte de contar historias de ficción.

Encima de que no logro observar ninguna química entre Idris Elba y Tilda Swinton, esta película me parece como si fuera una versión psicodélica de Miller sobre la fábula de Aladino, en la que reduce de manera inane tres mil noches a un solo día de conversaciones banales entre la ama alucinógena y el genio ficticio que desean vivir felices para siempre hasta que finalicen los créditos. El arranque, eso sí, es prometedor. Sin embargo, no pasa ni media hora cuando me asalta el creciente tedio que se prolonga con cada leyenda arabesca que se cuenta sin ritmo, sin impulso emocional, sin ninguna revelación que me haga saltar del asiento, donde lo único que deseo es que el genio se calle y vuelva a su botella. Me temo que es, sin lugar a dudas, una de las mediocres de su filmografía.

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Ficha técnica
Título original: Three Thousand Years of Longing
Año: 2022
Duración: 1 hr 48 min
País: Australia
Director: George Miller
Guión: George Miller, Augusta Gore
Música: Junkie XL
Fotografía: John Seale
Reparto: Idris Elba, Tilda Swinton
Calificación: 5/10

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