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27 de diciembre 2025
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OpiniónTomás D. Guzmán HernándezTomás D. Guzmán Hernández

Envejecimiento poblacional y sus consecuencias fiscales

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Una realidad cada vez más patente y notoria que se observa en la composición etaria de la población nuestra a raíz del último censo celebrado en el país en 2022 (X Censo Nacional de Población y Vivienda) es el proceso progresivo de envejecimiento de sus ciudadanos, producto de una mayor calidad de vida relativa y acumulada.

En efecto según los resultados del Censo Nacional de la República Dominicana 2022, la población está experimentando un envejecimiento, con un 13.2% de personas mayores de 60 años y una proporción ligeramente mayor de mujeres (13.9%) que de hombres (12.6%) en este grupo etario. La población total de la República Dominicana en el Censo 2022 fue de 10,760,028 habitantes. Si multiplicamos este porcentaje nos da 1,420,323 en este rango.

“El crecimiento de la población envejeciente ejerce una presión considerable sobre los sistemas de pensiones y seguridad social, demandando reformas estructurales que garanticen su sostenibilidad financiera y promuevan una calidad de vida digna para este segmento de la población.

“En el ámbito familiar y comunitario, el aumento de adultos mayores plantea desafíos adicionales para las familias encargadas de su cuidado, subrayando la necesidad de fortalecer la participación comunitaria y el apoyo social”. Extraído de Adultos Mayores en República Dominicana: un breve análisis ONE.

Como se observa desde hace décadas la caída de la tasa de fecundidad en el mundo se traduce en una disminución general de la población. Según las proyecciones de Naciones Unidas la población alcanzará su máximo hacia 2100 y comenzará a disminuir poco después.

En la actualidad, ocurre un incremento gradual de la proporción mayores/jóvenes. El descenso y envejecimiento combinado de la población augura amplias y crecientes cargas fiscales en todos los países. Por lo cual es necesario adoptar medidas para mejorar la calidad de vida de los envejecientes. Se requiere consignar en el presupuesto el equivalente a 0.25 del PIB anualmente para cumplir con una función social aceptable.

Las presiones sobre el gasto son considerables a largo plazo debido al efecto combinado de envejecimiento y disminución de la población sobre los programas de pensiones y salud.

En un estudio de más de 100 países hecho en base a proyecciones que capten todos los efectos de esta transición demográfica plantea enormes retos fiscales. Porque lógicamente, el envejecimiento incrementa el gasto público porque suele traducirse en una mayor proporción de la población que recibe pensiones públicas y un mayor uso de los servicios de salud.

Se utilizan modelos de las prestaciones jubilatorias según la legislación vigente en donde la Seguridad Social nuestra no responde a la evolución luego de su implementación exitosa por la Ley 87-01 que hay que reformar urgentemente en el Congreso Nacional. No responde a las necesidades actuales. El gasto sanitario de varios grupos de edad y sus proyecciones requiere de mayor presupuesto en el área de la salud pública.

El gasto en pensiones (muy necesarios y bien comprendido por el presidente) se mantiene relativamente moderado, pero con una reforma del sistema podría aliviarse su carga, unido a partidas producto de una reforma fiscal que le dé el sitial que le corresponde.

“En países menos desarrollados se prevé que el gasto pase del actual 5.5% del PIB a 16% aunque variará de un país a otro. En China por ejemplo se prevé que el gasto por envejecimiento aumente 13 puntos porcentuales del PIB hasta llegar a un 20%. En cambio, en África, el incremento será menor debido a que la población es más joven”. Documento del personal Técnico del FMI 2015 titulado “The Fiscal Consequences of Shrinking Population de Benedict Clement, Kamil Dybczak, Vitor Gaspar, Sanjeev Gupta y Mauricio Soto.

“Es bastante probable que el gasto aumente todavía más si la evolución demográfica es menos favorable de lo que indican las proyecciones de las Naciones Unidas, que son relativas. Estas proyecciones deben interpretarse con cautela: La fecundidad, la mortalidad, y las migraciones futuras suelen ser muy distintas y la opinión de los expertos no es unánime” Ibi

Las reformas políticas prevén que los retos serán crecientes. Por lo que se va a requerir un enfoque multidimensional. Por ejemplo, el incremento en gasto en salud, es una prioridad continua. Veremos mayor competencia entre las aseguradoras y proveedores de servicios. Hay que prestar mayor atención a la salud primaria y preventiva y utilizar mayores niveles de tecnología.

La constante emigración como sucede en los países como el nuestro hacia países más desarrollados alivia la presión sobre el gasto dado que ese segmento es muy proclive a los accidentes de tránsito que vemos diariamente a través de los medios de comunicación.

En materia fiscal, la reforma a la que estamos abocados en el corto plazo debe contemplarse mayores partidas para cubrir nuestra salud cuyo gasto creciente es muy necesario.


El autor es economista

Por Tomás D. Guzmán Hernández

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