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28 de diciembre 2025
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Entrevista final: “Nací lesbiana”

Tercera y última entrega./END.-
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EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- Su fisonomía aparenta ser la de un hombre. Tanto su ‘tumbao’ al caminar, al que coloquialmente se le denomina de “tíguere”, como el vocabulario sin freno en su boca, son masculinos, pero la joven delata su feminidad, dejando escapar una sonrisa.

La protagonista de esta historia dice que nació lesbiana, a pesar de que destaca la actitud de su padrastro al “sobarla” cuando tenía más o menos 13 años, a quien su madre dejó de inmediato al enterarse de ese atrevimiento.

“Milagros Tapia”, nombre ficticio de la mujer, es la mayor de tres hermanos y la única hembra. Cuenta que desde pequeña se sintió atraída por las mujeres y le resultaba inevitable besarse con algunas primitas o vecinas. Para ella era algo normal.

“Siempre jugaba al papá y la mamá, pero yo era la que llevaba el mando, o sea el papá. Te cuento que yo veía a los hombres y me asqueaba cuando me enamoraban, sin embargo, no pensé que con el pasar del tiempo, este sentimiento iba a ser más notorio”, dice.

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Añade que cuando cumplió 15 años conoció al amor de su vida, pero con el pasar del tiempo las cosas fueron fluyendo y ambas tuvieron más exigencias en cuanto a dirigir la relación. La razón es que “yo llevo un macho por dentro y es imposible que me controlen, creo que mi forma es definitivamente de hombre, por eso se me hace difícil congeniar y ser duradera en las relaciones, aunque tengo una suerte para que se enamoren de mí”.

“Lo mío no es que yo me hice o me frustré, simplemente nací lesbiana, mira que es duro reconocerlo por el peso social que eso conlleva; la gente cree que es fácil y que somos unas sinvergüenzas; yo no sonsaco a nadie y tampoco el lesbianismo se pega, simplemente son preferencias”.

Narra el momento en que tuvo que enfrentarse a su familia por su preferencia, a pesar de que se llenó de valentía y pudo gritar a los cuatro vientos que era lesbiana, tras lo cual se quitó un peso de encima y pudo superar el murmullo de la gente.

“Me decían el machito de la esquina, me daba igual, al final terminas viviendo con la habladera de la familia y el barrio”.

Aunque resalta que su familia no la juzgó, no era lo que querían para ella. “Uno quiere que su hija sea heterosexual, pero al final voy en consonancia con lo que la haga feliz, esas fueron las palabras de mi mamá, que me ha apoyado desde el día uno y nunca me ha reclamado por lo que soy”.

La joven, que actualmente tiene 34 años, expresa que no importa cuál sea la preferencia sexual de una persona: siempre hay que respetar las decisiones, no se debe juzgar, ponerse en el zapato del otro debe ser el norte de la humanidad.-