Cada vez se hace más evidente el gran enredo institucional en que se desenvuelve la República Dominicana. Es tanto, que por lo regular impide que el propio Gobierno pueda cumplir con sus deseos e iniciativas para que la gente progrese. En otras palabras, impide que el Estado sea moderno y eficaz.
El presidente Danilo Medina Sánchez ha tenido, desde su campaña como candidato presidencial, la promesa de titular las propiedades de los parceleros de la reforma agraria y de las casas de familias en zonas urbanas y que son terrenos del Estado.
La motivación ha sido clara, hacer que quienes poseen esos terrenos sean dueños reales de plenos derechos y con todas las consecuencias positivas que eso conlleva para la economía particular y del país.
El mandatario se ha encontrado, sin embargo, con la realidad del enredo institucional que le ha impedido en gran medida cumplir con ese gran propósito. Apenas este jueves ha podido entregar unos 510 títulos definitivos.
Es necesario que emprendamos una real reingeniería del Estado dominicano para hacer posible el desarrollo nacional, mientras tanto estamos agarrados por el cuello.




