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29 de diciembre 2025
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OpiniónPablo ValdezPablo Valdez

En RD, la crónica de una muerte anunciada: pan nuestro de cada día

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* Porque la universidad es otra cosa

 

Cuando recibí la noticia que involucró a los jóvenes Chantal Jiménez Vargas (la victima) y Jensy Graciano (victimario), mi indignación, no fue únicamente con este joven, que dio, previo al desgraciado hecho, connotaciones fehacientes, de acuerdo con las informaciones recogidas a través de los diferentes medios de comunicación, de un descontrol conductual, que debió ser tratado con mayor aceleración y delicadeza de parte de quienes deberían por deber y obligación, prever para evitar remediar lo irremediable, como es el asesinato de un inofensivo ser humano y el suicidio personal, como muestra de impotencia.

Los casos en que han resultado víctimas de reacciones sentimentales adversas al normal comportamiento de parejas, ha hecho de la Sociedad Dominicana, el prototipo de la incapacidad judicial preventiva, que evite el enlutamiento de familiares, amigos y relacionados comunitarios.

Lo peor de la situación de la justicia dominicana, es que la displicencia de autoridad, ha creado en cada dominicano y cada dominicana, una constante prevención y animadversión, que no son justificativas en una sociedad civilizada.

Si además de la confabulación permanente, que lleva a la protección social de lo malsano, sigue en un “incrementun” permanente la actitud asumida de sálvese quien pueda, el éxodo de dominicanos y dominicanas, continuará, no como hasta ahora, en la búsqueda de la subsistencia económica, sino de supervivencia física y mental, que es hacia dónde la incapacidad nos está llevando.

Entonces la acción conductual que ha expresado el “toy’jalto”, no será únicamente, por el mal uso de los bienes del Estado en las gestiones públicas, sino por el hecho de la incapacidad en la aplicabilidad oportuna de la ley y un efectivo régimen de consecuencias.

Ciertamente, estamos cansados de hechos como el que ha involucrado a estos dos jóvenes y mucho más por la incapacidad que tenemos para la pertinente corrección que debe permear en una sociedad civilizada.

 

POR EL DR. PABLO VALDEZ

 

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